Siete noches en la isla del
olvido, de Abdul S. Machi
Por María Merced Nájera Migoni
Siete noches en la isla del
olvido es un poemario en que el poeta Abdul S. Machi nos recrea y dispone su
travesía poética en un viaje hacia la región del desamor. A través de
metáforas, la voz poética transmite el profundo, hermoso y revelador
sentimiento. Todos los temas tangibles, sensuales, épicos del amor, los
han escrito poetas en libros como Ítaca de Cavafis, Nocturno a osario
de Manuel Acuña, Qué es poesía de Gustavo Adolfo Béquer, Tú me
quieres alba de Alfonsina Storni, y 100 sonetos de amor de Pablo
Neruda, por citar algunos. Temas universales como el viaje de la vida, la
desolación de un amor y la búsqueda de los significados de esos temas.
En este libro, el número 7 alude al título que le da el nombre
al libro Siete noches en la isla del olvido. El número 7[1] ha sido un intérprete
importante. Es indudable que el número 7 tiene un peso transcendental en
nuestra actualidad y a lo largo de la historia de la humanidad. Como ejemplos los
siete pecados capitales, el septenario que procede de los siete planetas y de
los siete metales conocidos de los antiguos, o también citar las siete notas;
que forman la gama de la armonía universal. Los siete pisos cúbicos a la torre
de Babel, los siete escalones de los templos, los siete días de la semana. Según
la Biblia, Dios creó el mundo en seis días y descansó el séptimo,
convirtiéndolo en un día sagrado. Será acaso que el 7 es un número mágico que
intriga y fascina. Y es aquí donde enlazo estas referencias, ya que se adivina
en el mencionado título la desolación y la agonía del viaje que, a lo largo de
la lectura de los versos, el ritmo, las enumeraciones y algunos recursos
retóricos que el autor va dando forma, nos van dibujando la visión de que el
poemario es el canto amoroso llevado en vaivén hacia ese viaje interminable del
desolado amor perdido. El autor logra incorporar a su noción del desamor el
símil entre el deseo de volver a contemplar a su amada y al mismo tiempo
saberse, sentirse prisionero de su propia locura, habitando prolongadamente en
la prisión de sus delirios amorosos. Y que quizás se prolongó más allá de las 7
noches. 7 noches interminables, quizás el símbolo de una tormenta inacabable
formada en el corazón del propio poemario, que late a ritmo de mil tambores, o
quizás sea tanto el dolor que el mimetismo del estilete del dolor, que
finalmente termine en un abismo. Cito: Pagina 12, Canto VIII
Y recuento el viaje, como despedida. / Noche primera: te busco / Noche
segunda: te encuentro en un sueño / Noche tercera: despierto / Noche cuarta:
lloro / Noche quinta: veo a la muerte a los ojos / Noche sexta: bajo la mirada
/ Noche séptima: aún temo al olvido eterno. / Te amo de nuevo, todo comienza… /
El viaje terminó, el dolor continúa.
Es este un poemario que nos lleva inmersos en ese vaivén del sufrimiento
y el abandono, la tristeza, desolación, coraje, autoconvencimiento.
En el deleite de la lectura veremos cómo el autor utiliza en cada canto
una constante alegoría de la vida misma, donde el periplo simboliza el proceso
del desahogo por la añoranza de su amada y la búsqueda de sentido de su vida
sin ese amor. El poemario es un canto desgarrador que conmueve por su
sinceridad y su profunda carga emocional. Metáforas creadas con tinta emotiva
que le van dando forma al sufrimiento y la tristeza en la que el corazón es
atravesado por las dagas impetuosas de la ruptura amorosa. Edificándose línea a
línea los ángulos álgidos del dolor y la añoranza. Mostrando así en cada verso la universalidad
de un sentimiento tan humano como el daño del alejamiento.
Otro ejemplo es el poema Canto X en el que el poeta añade en sus versos,
una cierta tensión de tristeza y desamor y el contexto de abandono en el que
surge la voz inacabable de un lamento que se prolonga a lo largo del desarrollo
del poemario, y que cabe mencionar que uno de sus versos da título al libro, de
la página 14 Cito:
No soy / quien se conforma con tus sobras, / el que en silencio llora /
porque ha perdido su voluntad. / Yo solo veo / a ese hombre, extraño, perdido,
/ que me mira en el espejo / y suplica amarte / aunque en ello vaya de dejar de
existir / y se vuelva tan sólo / un recuerdo infinito/ de siete noches en la
isla del olvido.
Y así
viajando en sus palabras, nos hundimos en los versos, en esa
profunda exploración del desamor. En ellos captura espléndidamente el
sufrimiento, la añoranza y la congoja que conduce a la separación de dos
amantes, donde la melancolía y la desesperanza se entretejen en cada verso,
instaurando una atmósfera de dolor y vacío que van metiendo en su laberinto de
desamor al lector y vamos llenando nuestra piel de ese impostergable camino al
adiós. Cito: pagina 5 Canto I
Hoy parto a la isla del olvido; / juro, corazón, que mato / entre nubes
y agua, / el dolor salvaje / que me deja el más reciente adiós.
La ambigüedad del amor que el poeta logra sostener en sus versos es un
infinito diálogo imaginario con su desolado "yo hombre" lacerado,
enceguecido por las trampas del deseo que lo han engañado, porque el ser
idolatrado creado por su confuso impulso de poseer un talismán divino. Un ser
ficticio creado por su imaginación. "Deseamos las formas que
imaginamos". Y que sucede al final, El abismo se agiganta y el viaje
interminable hacia la búsqueda de ese ser que nuestro deseo creo, dibujó,
imaginó. No existe más que en nuestra Psique y esa imagen inexistente se vuelve
inalcanzable y te abisma en el amor inaccesible, finalmente ficticio.
En Siete noches en la isla del olvido entrevemos que el amor es
deseo de posesión, es un espejismo, es la creación de un ser de otro mundo, que
la misma enajenación y desvarió lo hace inaccesible, impenetrable. Pues es tan
grande la pasión, que se crea a un ser irreal. Pero al mismo tiempo se idealiza
a una esencia que emana un aroma, un cuerpo, un continente, una isla. Y aquí
cito el siguiente poema: Pagina 11, Canto VII
La isla del olvido, no lo da / a quien no lo quiere; / he vuelto ya / a
la tierra tuya y mía, / y no hay vida, aún, sin ti.
Otro ejemplo donde el dolor se ve desbordado por múltiples metáforas, y
el poeta alcanza la cúspide de la aceptación de su desolada realidad amorosa y
se aglutinan las imágenes para gritarnos el canto casi final del poema
desarrollado en 10 cantos. Cito:
No creo en la tentación, / es mentira / que vivo pegado a ti. / No soy
el que cada día, / con su noche, / se somete a tu mirada, / el que esclavo de
tu vientre, / sube cuesta arriba de tu seno. / No soy, en definitiva, / ni tu
isla, ni tu olvido, ni el insomne / que mendiga un trozo de tu cuerpo; / ni el
que roba el olor de tu cabello.
Para terminar, hablaré sobre el Erotema[2] titulado Interrogantes
del recuerdo. (pág. 15-26). En el desarrollo de este poema vemos las
interrogantes, las reflexiones que el autor enlaza al poemario. Diálogos
que contestan y dictaminan el final del final, utilizando las metáforas que
aluden a la determinación de un adiós amoroso confinado a vagar entre el anhelo
y el dolor, aquello que se ansía y aquello que sólo puede ser posible en una
fantasía. Y como al mismo tiempo es inexplicable para el corazón. ¿Cómo
ordenarle al corazón? ¿Cómo decirle que cese ya de trastocarlo con los
estiletes del agobio, el abandono, la soledad? Pagina 19 Canto V. Cito:
¿No te duele como a mí, / no te mata la nostalgia / de lo que apenas se
va; / ver cómo te vas, / cómo me voy? / ¿Recuerdas que te dije / que no te
fueras, / porque el cielo se haría triste / como mis ojos / y nuestra piel se
alejaría / para nunca más volverse a sentir?
Así es como el autor nos ha subido a la nave imaginaria donde el viaje
aparece a lo largo de todo el poemario, en un mapa de bellas metáforas cuyo
ritmo refiere a varios recursos retóricos. Versos con alta temperatura emocional
que nos atrapan mediante el uso de un lenguaje intimista, con imágenes que
acaban por desatar nuestra imaginación, por medio de metáforas bien
estructuradas logrando evocar el viaje en el que se encuentra inmerso el poeta,
y nosotros mismos como lectores.
Abdul S. Machi el poeta, logra seducir con sus versos perenes y con
ese óleo de imágenes alude todo sobre a su amada, bien dispuesta por la
realidad y la imaginación. La creación de la utopía hecha mujer amada.
Ciudad de México, 26 febrero 2025