martes, 23 de diciembre de 2025

Sagitario


 

Sagitario

 

Por Karly S. Aguirre

 

A Elda Val Green

 

Capricornio
Fecha: 22 de diciembre – 19 de enero
Elemento: Tierra
Planeta regente: Saturno
Piedra: Granate rojo
Día: Sábado
Etapa: La consolidación vital (de los 36 a los 42 años), un periodo marcado por la responsabilidad asumida con conciencia, la construcción de una identidad sólida, la madurez emocional y la materialización de los esfuerzos de vida.

Capricornio es el décimo signo del Zodiaco y el segundo del elemento Tierra. Si Tauro preserva y Virgo ordena, Capricornio edifica. Representa la energía que asciende paso a paso, que entiende el valor del tiempo y que sabe que todo logro verdadero requiere constancia, disciplina y compromiso. Regido por Saturno, planeta del límite, la estructura y la madurez, Capricornio aprende que la libertad real nace de la responsabilidad asumida con honestidad.

Su temporada inicia con el solsticio de invierno, cuando la luz es escasa y la naturaleza parece detenida. Este momento simbólico habla de silencio, resistencia y fortaleza interior. Capricornio encarna ese espíritu: avanzar incluso cuando el camino es duro, sostenerse cuando otros se rinden, confiar en que bajo la superficie algo firme se está construyendo. Mientras el mundo se repliega, Capricornio trabaja, planea y cimenta.

Como signo cardinal de tierra, Capricornio no espera a que las cosas sucedan: las organiza, las dirige y las vuelve realidad. Su energía es sobria, contenida, pero profundamente poderosa. No busca brillar de inmediato, sino perdurar. Su fuerza radica en la paciencia, en la visión a largo plazo y en la capacidad de renunciar a lo inmediato por un objetivo mayor. Capricornio no corre: avanza con paso seguro.

Saturno le otorga una relación especial con el tiempo. Capricornio comprende que cada etapa tiene su momento y que la madurez no se improvisa. Aprende a través de la experiencia, de las caídas y de las responsabilidades asumidas demasiado pronto. Por ello suele parecer serio o reservado, pero en su interior existe una profunda sensibilidad que se protege tras la estructura. Capricornio siente intensamente, pero no se permite sentir sin sentido.

La etapa vital que representa la consolidación entre los 36 y 42 años es el momento de cosechar lo sembrado. Aquí se definen proyectos duraderos, se asumen roles de liderazgo y se confrontan las propias sombras: miedos, ambiciones, culpas y deseos reprimidos. El arcano del diablo no habla de maldad, sino de conciencia: de reconocer las cadenas internas para decidir, por fin, cuáles romper y cuáles sostener.

En el amor y los vínculos, Capricornio es leal, profundo y constante. No promete a la ligera ni se entrega sin bases firmes. Valora la estabilidad, el respeto mutuo y los proyectos compartidos. Puede parecer distante, pero cuando confía, lo hace con todo. Ama con hechos más que con palabras, y su presencia es un refugio sólido en medio del caos.

Capricornio nos enseña que la vida no solo se sueña: se construye. Que el deseo necesita forma, que la ambición puede ser ética y que el verdadero poder nace del autocontrol y la coherencia. Nos recuerda que subir la montaña exige esfuerzo, pero que desde la cima la visión es clara, amplia y profundamente merecida.

 


Karla Ivonne Sánchez Aguirre estudió en el bachillerato de artes y humanidades Cedart David Alfaro Siqueiros, donde estuvo en el especifico de literatura. En agosto 2025 se graduó de la licenciatura en letras españolas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UACH. Escribe relatos y crónicas en redes sociales.

Futbol llanero

 


Antes/ 10

Futbol llanero

Archivo Raúl Herrera

La a veces tan canalla amistad

 


La columna de Bety

La a veces tan canalla amistad

 

Por Beatriz Aldana

 

Bueno, aquí voy. Tengo unos días meditando, recordando, haciendo introspección. Indudablemente que es por la víspera navideña. Lo que más ha asaltado mi mente son aquellas frases, o bien, recomendaciones que mi madre me hacía cuando tomaba mi manita al ir al Templo, o simplemente al ir al Centro para hacer alguna compra. Ella me decía así:

Beatricita, siempre recuerda esto: Dos son compañía y Tres es una multitud.

Y otra:

Más vale sola que mal a acompañada.

Y ciertamente. Hace poco me quedé muy sorprendida de que es cierto lo que mi mami me decía, pues con gran ilusión me acompañaron dos personitas  para disfrutar de un alegre periplo de compras navideñas, pero por desgracia tuve que escuchar algo que de una u otra manera fue altamente ofensivo, y no se me dijo a mí, sino a la otra interlocutora, pero en mi presencia, y, lo más desagradable, disfrutando yo de una suculenta comida.

Aquí va lo que una de dijo a la otra, delante de mí:

Bety no es persona confiable, porque a todo le dice a una que sí, nunca es capaz de llevar la contraria a nadie, y, pues eso es permisivo para ser abusivos con ella.

Y aquí va otras expresiones aún más ofensivas:

―Ella es quien lo busca a él, y más temprano que tarde el tipo conocerá a otra con más dinero que Bety, y claro que la va a dejar. Y es que la soledad le gana y acepta lo que venga.

¡Híjole! yo siempre he procurado quererme mucho porque fui huérfana de madre. Hoy es su aniversario luctuoso, púes mi mami murió el 22 de diciembre de aquel fatídico 1969, cuando yo era apenas una adolescente, y mi madre cerró sus ojitos para siempre, Siempre he procurado quererme mucho, pues difícilmente los hermanos sustituyen al amor y las enseñanzas de una madre, así que, tempranamente aprendí a hacerme siempre feliz y tomar de la vida lo mejor que pudiera brindarme. Y por fortuna lo he logrado.

No me siento desafortunada en lo más mínimo. A mis 72 años tengo una muy valiosa y agradable compañía masculina, él, y gozo de una buena estabilidad, cuento con solidarias amistades. Además, tengo una fe inquebrantable y un gran amor y entrega a mi religión.

Tengo la certeza de que alguien en algún lugar, tal vez en el cielo, cuida a cada minuto de los pasos que doy en este camino de Dios.

No le guardo ningún resquemor a esa amiga querida por los desafortunados comentarios, tan absolutamente equívocos sobre mí y mi comportamiento en la vida, pues a mi particular y personal percepción es respetable la opinión de quien tal vez no ha conocido lo que significan estas dos palabras: amor y respeto a las amistades, a la amistad.

 


Beatriz Aldana es contadora y siempre ha trabajado en la industria y en corporativos comerciales. Gran lectora, escribe y produce crónicas de video en sus dos blogs de Facebook, además de La columna de Bety en Estilo Mápula.

domingo, 21 de diciembre de 2025

Al margen de la almohada

 


Al margen de la almohada

 

Por Alejandra Hernández Figueroa

 

Mi noche se tiñe de silencio

y un haz de sombras

puebla el insomnio

de mi piel deshabitada.

 

La misma noche me padece y tiembla

cuando mis pasos regresan

por la callada región de la memoria

y las mismas sombras abren la ventana

derramando la impiedad del viento

en mi aterida soledad.

 

Ruedan lamentos

a la zaga de tu nombre escrito en la vigilia

de un invierno lento y frío.

 


Alejandra Hernández Figueroa estudió en el Colegio Palmore y en Community College. Escribió y publicó los libros Tiempos de viento y humo cuentos, Hojasén poemas e Hilvanando cuentos. Publica habitualmente en revistas jurídicas y literarias.

Penumbra y música

 


Penumbra y música

 

Por Marco Benavides

 

Nada hacía presagiar que esa noche, entre volutas de humo de cigarrillo, efluvios de sudor y cerveza, música estridente y gritos, en una taberna de un puerto del norte de Inglaterra, apenas dos décadas después de que las bombas alemanas dejaran sus cicatrices, las personas y la circunstancia habrían de conspirar para dar a luz el fenómeno que sacudiría los cimientos de la juventud y transformaría la historia del espectáculo. Fue allí, en ese recinto húmedo cuyas paredes destilaban historias de sensualidad y desesperanza, donde Brian descendió por los peldaños sin sospechar que se aproximaba al umbral que partiría su vida en dos mitades.

Dicen que la noche posee una manera peculiar de revelar aquello que el día encubre celosamente. Lo experimentó Epstein cuando empujó la puerta y la marea sonora lo embistió con la violencia de una confesión largamente postergada. Jamás había presenciado algo tan desaliñado y feroz, tan semejante a un secreto que la ciudad se empeñaba en custodiar. Frente a él, sobre un tablado, cuatro muchachos tocaban como si nadie les hubiera advertido de sus limitaciones, como si el mundo entero dependiera de ese compás preciso, casi insolente, que arrancaba sonrisas a desconocidos. Una apretada multitud de adolescentes aplaudía y vociferaba en scouse, ese dialecto del inglés propio de Liverpool, con su cadencia musical y sus giros idiomáticos intraducibles.

Epstein observó a John Lennon con la fascinación reservada a los animales salvajes que, aun conscientes de la mirada ajena, se resisten a toda domesticación. Paul McCartney parecía moverse con una naturalidad que desmentía su juventud. George Harrison, concentrado, apenas alzaba la vista, pero su guitarra hablaba por él con áspera elocuencia. Y al fondo, marcando el pulso, la batería elemental de Ringo Starr convertía la humedad del sótano en una especie de rito primigenio, con su estruendo hipnótico y ritual.

A Epstein no lo conmovió únicamente la música, sino esa energía, la certeza de estar presenciando algo que apenas empezaba a tomar forma, como el destello que anuncia el incendio. Había cuerpos apretados, vasos golpeando mesas, risas estridentes, miradas que se cruzaban sin nombre ni memoria. Todo era caótico, imperfecto, hasta vulgar. Pero bajo el desorden vibraba una promesa. Una intuición apenas audible que le susurraba que esos muchachos podían trascender el estatus de grupo de bar; podían convertirse en un idioma universal, en una gramática compartida por generaciones.

Aquella noche o lo que restaba de noche cuando Epstein emergió nuevamente a la calle empapada en Liverpool parecía haber cambiado la temperatura. El puerto seguía ahí, con su olor férreo, salado, y sus sombras inmortales, pero en el aire flotaba un presentimiento de amanecer. Era el inicio silencioso de una de las historias más apasionantes del espectáculo: el punto exacto donde un hombre correcto y cuatro jóvenes desbordados sellaron, sin saberlo, una alianza que torcería el rumbo de la música popular.

Con el improbable nombre The Beatles, los cuatro jóvenes irrumpieron como fuerza telúrica en la triste y plomiza realidad de principios de década, inyectándole una alegría de la que el público andaba hambriento. Y quizá por eso, aquella noche cada acorde resonó como un pequeño acto de liberación colectiva. Nadie lo sabía aún, pero ese impulso inicial frágil, eléctrico, irrepetible empezaba a tejer una complicidad que cambiaría radicalmente la forma en que el mundo escucharía, sentiría y viviría la música.

"Tengo que mostrar esto al mundo", pensó Epstein, extático.

Y lo hizo.

 

Dr. Marco Benavides, 3 diciembre 2025

 


Marco Vinicio Benavides Sánchez es médico cirujano y partero por la Universidad Autónoma de Chihuahua; título en cirugía general por la Universidad Autónoma de Coahuila; entrenamiento clínico en servicio en trasplante de órganos y tejidos en la Universität Innsbruck, el Hospital Universitario en Austria, y en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Ha trabajado en el Instituto Mexicano del Seguro Social como médico general, cirujano general y cirujano de trasplante, y también fue jefe del Departamento de Cirugía General, coordinador clínico y subdirector médico. Actualmente jubilado por años de servicio. Autor y coautor de artículos médicos en trasplante renal e inmunosupresión. Experiencia académica como profesor de cirugía en la Universidad Autónoma de Chihuahua; profesor de anatomía y fisiología en la Universidad de Durango. Actualmente, investiga sobre inteligencia artificial en medicina. Es autor y editor de la revista web Med Multilingua.