sábado, 6 de septiembre de 2025

El padrino chiquito


 

La columna de Bety

El padrino chiquito

 

Por Beatriz Aldana

 

29 diciembre 2024. Bueno, aquí voy. Cuando padecimos esa fatídica pandemia que nos asolo y se llevó a personas muy queridas, yo escuchaba, e incluso yo misma decía: esta pandemia nos ha hecho mejores personas. Pues no.

Ayer en plena Navidad contemplé un evento absolutamente deleznable: Se trataba de una fiesta, en la cual se estaba preparando lo que se le llama un trompo, este trompo es de carne de cerdo, y lo que se prepara son taquitos al pastor. Pues bien, una de las invitadas, previendo esta situación, tuvo la precaución de llevar su propio guiso a consumir. Lo traía en una pequeña hielera, y solicitó al joven que preparaba el trompo le permitiera calentar su guiso, cuando de pronto se le acerca uno de los anfitriones, que, por cierto, no es integrante de la familia, y con voz autoritaria y altanera le dijo a la invitada:

Señora: ¿Y esa hielera? Yo pagué los tacos, y no se permite que usted se lleve absolutamente nada de lo que se está preparando.

La señora, toda avergonzada por el reproche, le respondió al joven:

―Disculpe, es que yo no puedo comer carne de cerdo y tuve la precaución de traer mi propia comida para acompañarles.

Y aun así, el joven miró el pequeño Tupperware que contenía el guiso, con agresivas dudas de que eso fuera cierto.

Me dio una gran tristeza que se le hubiese increpado a la mujer de esa absurda, codiciosa y miserable manera. El tipo ostentó que él había pagado los tacos de la fiesta, y como la señora era invitada de uno de los familiares de la fiesta, optó por tragarse la vergüenza y, como dice el dicho, aguantar vara para no echar a perder el evento.

Ojalá esta señora tenga la humildad, o más bien, el orgullo, de jamás aceptar una invitación a dónde acuda el grosero joven que hizo notar casi a gritos que él había pagado los tacos.

Lo bueno es que la mujer tuvo a bien ir a darle un ejemplo de vida, de educación y buenos modales al pseudopadrino, más bien, a mi criterio, un verdadero patán exhibicionista misógino, irrespetuoso ante una señora adulta mayor, y peor aún, compañera de uno de los verdaderos anfitriones de la fiesta.

En fin, admiré profundamente la entereza de la dama en mención, de quien pude contemplar que tuvo su buen rato de lágrimas, incluso la observé con temblor en sus manos de la tremenda irritación que la acongojaba. Verdaderamente la vi con deseos de abandonar la referida fiesta, pero una cuarteta de vehículos le impedían la salida de su automóvil en el estacionamiento del lugar.

Así que, mi admiración, Señora, porque yo la observé que disfrutó en grande el resto de la tarde, y aún de la noche. Bravooo, eso es tener… de esos.

 


Beatriz Aldana es contadora y siempre ha trabajado en la industria y en corporativos comerciales. Gran lectora, escribe y produce crónicas de video en sus dos blogs de Facebook, además de La columna de Bety en Estilo Mápula.

viernes, 5 de septiembre de 2025

Veneno de salva

 


La columna de Bety

Veneno de salva

 

Por Beatriz Aldana

 

Bueno, aquí voy. Qué extraña es la reacción de algunas personas, no todas gracias a Dios. Resulta que al ser un tanto conocida yo en Chihuahua, pues he radicado por más de 72 añitos en esta bellísima Ciudad, pues es natural que le conozcan a una. Y no nada más eso, sino todos los procesos inherentes a la existencia misma, como es casamiento, maternidad, viudez, etcétera.

A lo que voy: Resulta que hace aproximadamente año y medio las personas me han ubicado con una personita también muy conocida en Chihuahua. Algunas se han alegrado mucho y me lo manifiestan, pero, por desgracia otras le quitan valía, o más bien, reflejan cierta intención malévola. Lo digo por esta razón, ya que usualmente me hacen estos comentarios: "No, no diré nada, mejor que se lo diga alguien más". (Soterradamente, como que vieron algo por ahí). "¿No tiene vehículo el señor?". (Dando a entender que yo soy la de los traslados). "Y por qué nada más los fines de semana?” (Como si fuese yo el pasatiempo de fin de semana). Y el colmo: "Hoy toca, verdad?”.  (Por ser viernes o sábado).

Hoy me permití aclararle a una de esas personas, que destilan más veneno que palabras, que el hecho de hacer comentarios tan fuera de lugar es violencia. Violencia en su máxima expresión. Porque por fortuna mi compañía no es de cierto lugar en una casa, es muchísimo más que eso.

Solo es cuestión de preguntarle a mi caballero, quien no repara en elogios a mi persona, como, por ejemplo: "Escribes atm”. “Tu estilo es diáfano y de una audaz franqueza” Tienes muchos lectores en mi Revista, sobrepasas en números a otros autores”. “Eres buena modelo, fotogénica a más no poder” Tienes una notable destreza mental para resolver cualquier situación” “En fin, y en resumidas palabras, eres mi princesa, mi reina, mi colega",

Ahora bien, con tantos calificativos, ¿creen ustedes que los comentarios malintencionados me afectan? Pues definitivamente: no. Lo triste y lamentable es la paupérrima visión que esas personas ven a través de su cristal, que a mí parecer es solamente un espejo, o sea: se ven a sí mismos.

 


Beatriz Aldana es contadora y siempre ha trabajado en la industria y en corporativos comerciales. Gran lectora, escribe y produce crónicas de video en sus dos blogs de Facebook, además de La columna de Bety en Estilo Mápula.

jueves, 4 de septiembre de 2025

Péndulo

 


Péndulo

 

Por Sergio Torres

 

La vida que pasa, veces me regala tu presencia. Otras veces una ausencia de ti que no se apaga.

Hay horas en que la cascada de rizos dorados cae sobre mi rostro, bajo la luz de tu sonrisa. Y otras en las que mis manos vacías se duelen de no tocar la tersura de tus senos turgentes.

Igual la vida pasa. No descuenta latidos, no detiene el tiempo, no compensa con dicha los momentos que sentimos de dolor.

La vida se expande, incierta pero constante, como una flama de vela en un entorno hostil, de viento y lluvia, con toda la esperanza, con toda la fragilidad.

La vida se expresa. Y tu boca en mi boca, tu mirada en mis ojos y tus sonrisas en mi sonrisa me atan con hilos de telaraña a este plano de la existencia.

Poco a poco la oscuridad me invade y me lleva de la mano más allá. Detrás del umbral hay otros inicios, otros mundos, otros gozos.

 


Sergio Torres. Licenciado en Artes, músico desde la infancia, dibujante y compositor de canciones. Maestro de música por vocación.

miércoles, 3 de septiembre de 2025

A libros abiertos episodio 31, temporada II. Jesús Roberto Piñón Estrada

 


Una conversación con Jesús Roberto Piñón Estrada en A libros abiertos, episodio 31, temporada II. Producción: Editores UACH Dirección de Extensión y Difusión Cultural de la Universidad Autónoma de Chihuahua.


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Viniste en el sueño y en el rocío


 

Viniste en el sueño y en el rocío

 

Por Anabel Caro

 

A veces como ser mundano no logro comprender la muerte. Grito tu nombre y escucho el eco de mi voz. Regresan mis palabras. Platico contigo en mis pensamientos y te reclamo el por qué no asististe a la cita en la que quedamos para reunirnos, donde ya no nos separaríamos más.

Solo en mis sueños te veo, te toco, te abrazo y duermo aferrada a ti sintiendo el tierno amor que me profesabas.

Despierto y ya te has ido, me dejaste los brazos vacíos.

Sigo sintiendo el calor y el cariño que tu cuerpo en ese sueño me entregó. Te sumergirte en aquel mar profundo de aguas violentas; partiste sin tener respuesta a tus preguntas, las cuales guardo celosamente entre mi corazón y el mar.

Sabes: Después de tantos años despierto percibiendo la fragancia de nosotros juntos. Pero la realidad me sacude al recordar que tu cuerpo yace en las profundidades de Puerto Vallarta.

 


Anabel Caro Rascón. Exposiciones colectivas consecutivas del año 2001 al 2013 con fotografía. Participación en obras de teatro del género cómico escritas y dirigidas por una ella. Elenco: maestros, alumnos y trabajadores administrativos, de 2002 a 2012. Sede: Facultad de Odontología de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Formó parte del grupo de fotógrafos de la Facultad de Artes. Ha publicado su obra en Diario de Chihuahua.

Escribir en el sueño

 

Foto: Pedro Chacón

Escribir en el sueño

 

Por Daniel Salinas Basave

 

Dos imprescindibles rituales del amanecer: beber el primer café del día (siempre más negro que mi alma) y escribir a mano lo que soñé, si es que algún pez queda en la red de la duermevela. Para convertir lo onírico en palabra escrita es preciso hacerlo recién despiertos. Si dejas pasar demasiados minutos, todo irremediablemente se esfumará.

El cerebro es como una playa que por la noche es cubierta por el océano inabarcable del subconsciente. Al alba, la marea baja y nuestro tejido neuronal es una playa mojada condenada a secarse.  Si quieres de verdad extraer néctar onírico es preciso escribir cuando el telar encantado aún está húmedo.

Antes escribía a mano los hechos del día, pero desde hace ya bastantes años que en mis diarios solo hay sueños. No busco interpretarlos ni comprenderlos, solamente narrarlos. Los más recurrentes son estuarios en el Pacífico, colas de cetáceos, la casa de mis abuelos al anochecer e interminables laberintos aeroportuarios. Cuando duermo siempre estoy de viaje, aunque a veces también leo y escribo.

En la antología Poder del sueño, Roger Callois recopila relatos antiquísimos y modernos inspirados por el misterio de lo onírico. Una buena dosis de mitología china e india, pero también relatos de Poe, Gautier, Borges.

En la literatura fantástica y en el psicoanálisis la obsesión es recurrente: alguien sueña con soñar el sueño de otro.

El sueño, emanación del subconsciente, es en sí mismo otredad, pues revela esos deseos y temores de nuestro ser que a menudo nosotros mismos desconocemos. Al enfrentar al subconsciente, de una o de otra forma enfrentamos al otro. Eso es lo que hicieron Tabucchi y Borges en Sueños de sueños y Libros de sueños: imaginar el mundo onírico de filósofos, poetas y pensadores.

Me gusta particularmente el libro de Tabucchi.

Y es que resulta de lo más atractivo imaginar qué pudieron soñar pintores como Francisco de Goya, o Tolousse Lautrec, o poetas como Arthur Rimbaud, Fernando Pessoa o Federico García Lorca por mencionar solo algunos. El primer sueño narrado es el de Dédalo, un personaje de la mitología griega padre de Ícaro y aeronauta por vocación y concluye, vaya paradoja, con el intérprete de sueños Sigmund Freud, en lo que es por cierto una de las mejores narraciones del libro.

Rodolfo Fogwill, en cambio, hizo lo que ahora hago yo: anotar los propios sueños, aunque el resultado sea una escritura por momentos caótica e incoherente. Por fortuna, en los territorios de la literatura y el sueño, no hay reglas que valgan. Todo, absolutamente todo, es posible. En mi caso esos cuadernos no son escritos con afán de publicación, y ni siquiera me ha dado por pasarlos en limpio.  ¿Para qué limitarse entonces?

Posdata. Últimas palabras tras recorrer la absurda cartografía de Daxdalia:  Desde entonces hay una certeza que no me abandona: tú, al igual que yo, estás soñando este instante, pero no nos basta con despertar. Somos el sueño de otro. Alguien más nos sueña, pero ese alguien ya no despierta.

 


Daniel Salinas Basave es licenciado en derecho, periodista y escritor. Ha colaborado en EsquireGatopardoMilenio Replicante, entre otras publicaciones. Trabajó como reportero en El Norte de Monterrey y en Frontera, de Tijuana. Actualmente tiene espacios editoriales semanales en Semanario InfoBajaSuplemento Cultural PalabraSíntesis tv y San Diego Red. Es Premio Estatal de Literatura Baja California 2010 por Réquiem por Gutenberg. Premio Bellas Artes de Ensayo Literario Malcolm Lowry 2014 por Cartografías de Nostromo. Relatos de espías, embajadores y embusteros. Premio Gilberto Owen de Literatura 2015, en la categoría de cuento, por Días de whisky malo. Premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas 2015 por El lobo en su horaLa frontera narrativa de Federico Campbell. Ganador del Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2015, en el género de ensayo, por el trabajo titulado Bajo la luz de una estrella muerta.

Orfebrería


 

Orfebrería

 

Por Águeda Caballero

 

Uno de los museos que me encanta visitar en Ciudad de México es el Museo Nacional de Antropología, entre otros muchos. Durante tres semanas he estado estudiando, viendo, buscando imágenes, técnicas, períodos, materiales, simbología; y un largo etcétera.

En mi seminario 3 de orfebrería contemplo toda esta parte histórica, para luego comenzar con la técnica de la filigrana, en la que ya andamos trabajando varias clases.

Es inconmensurable todo lo que hay de información sobre las diferentes culturas que dedicaron su vida al oficio de la artesanía. Hoy por hoy, para mi eran y siguen siendo artistas, especies de seres humanos con mucha sabiduría y conocimiento extremo de las herramientas y los materiales, a pesar de la carencia de herramientas que hoy sí conocemos y tenemos a la mano dependiendo de los espacios y lugares en los que trabajamos.

Es imposible condensar tanta información en tres semanas, pero lo he hecho, a mi manera. Creo que en mi próxima visita al Museo de Antropología, observaré y sentiré las piezas de una forma diferente.

Siempre leía las cédulas o fichas técnicas y reconocía el procedimiento o elaboración de la pieza, materiales, herramienta rudimentaria; y nunca me dejaron de maravillar, pero en mi pronta visita estoy segura va a ser diferente.

También sucederá si viajo a Perú, a Colombia, Argentina, Egipto. Fabuloso todo lo que he leído y visto, pero quiero presenciarlo y vivirlo en tan diferentes y hermosas culturas, pisando y sintiendo el suelo de sus tierras.

Estoy muy contenta por estar dedicando bastante tiempo a conocer, leer y entender mejor diferentes culturas, pero hay algo que me dice que todas se originaron en una misma fragua, en un mismo yunque, con un cincel, con calor. La diferencia se origina en el contexto geográfico, la tierra, la naturaleza, el clima. Pues muy buenas noches, me queda mucho que aprender.

 


Águeda Caballero Almécija, Barcelona 1980. Escuela de Artes y Oficios de la Llotja en Barcelona. Escuela de artes y oficios en Murcia. Licenciatura y maestría en la Universidad Politécnica de Valencia. Actualmente profesora en la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Pintora, orfebre y pensadora.