martes, 23 de diciembre de 2025

La a veces tan canalla amistad

 


La columna de Bety

La a veces tan canalla amistad

 

Por Beatriz Aldana

 

Bueno, aquí voy. Tengo unos días meditando, recordando, haciendo introspección. Indudablemente que es por la víspera navideña. Lo que más ha asaltado mi mente son aquellas frases, o bien, recomendaciones que mi madre me hacía cuando tomaba mi manita al ir al Templo, o simplemente al ir al Centro para hacer alguna compra. Ella me decía así:

Beatricita, siempre recuerda esto: Dos son compañía y Tres es una multitud.

Y otra:

Más vale sola que mal a acompañada.

Y ciertamente. Hace poco me quedé muy sorprendida de que es cierto lo que mi mami me decía, pues con gran ilusión me acompañaron dos personitas  para disfrutar de un alegre periplo de compras navideñas, pero por desgracia tuve que escuchar algo que de una u otra manera fue altamente ofensivo, y no se me dijo a mí, sino a la otra interlocutora, pero en mi presencia, y, lo más desagradable, disfrutando yo de una suculenta comida.

Aquí va lo que una de dijo a la otra, delante de mí:

Bety no es persona confiable, porque a todo le dice a una que sí, nunca es capaz de llevar la contraria a nadie, y, pues eso es permisivo para ser abusivos con ella.

Y aquí va otras expresiones aún más ofensivas:

―Ella es quien lo busca a él, y más temprano que tarde el tipo conocerá a otra con más dinero que Bety, y claro que la va a dejar. Y es que la soledad le gana y acepta lo que venga.

¡Híjole! yo siempre he procurado quererme mucho porque fui huérfana de madre. Hoy es su aniversario luctuoso, púes mi mami murió el 22 de diciembre de aquel fatídico 1969, cuando yo era apenas una adolescente, y mi madre cerró sus ojitos para siempre, Siempre he procurado quererme mucho, pues difícilmente los hermanos sustituyen al amor y las enseñanzas de una madre, así que, tempranamente aprendí a hacerme siempre feliz y tomar de la vida lo mejor que pudiera brindarme. Y por fortuna lo he logrado.

No me siento desafortunada en lo más mínimo. A mis 72 años tengo una muy valiosa y agradable compañía masculina, él, y gozo de una buena estabilidad, cuento con solidarias amistades. Además, tengo una fe inquebrantable y un gran amor y entrega a mi religión.

Tengo la certeza de que alguien en algún lugar, tal vez en el cielo, cuida a cada minuto de los pasos que doy en este camino de Dios.

No le guardo ningún resquemor a esa amiga querida por los desafortunados comentarios, tan absolutamente equívocos sobre mí y mi comportamiento en la vida, pues a mi particular y personal percepción es respetable la opinión de quien tal vez no ha conocido lo que significan estas dos palabras: amor y respeto a las amistades, a la amistad.

 


Beatriz Aldana es contadora y siempre ha trabajado en la industria y en corporativos comerciales. Gran lectora, escribe y produce crónicas de video en sus dos blogs de Facebook, además de La columna de Bety en Estilo Mápula.

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