sábado, 10 de enero de 2015

Dolores Gómez Antillón. Pastel de chocolate


Pastel de chocolate



Por Dolores Gómez Antillón



En día de tu cumpleaños, te invité a nuestra habitación. Te daría una sorpresa. Preparé pastel de chocolate, te gusta mi rey. Bocadillos ricos, una botella de vino blanco fresco.

Me vestí de blanco transparente, zapatillas plateadas. Ese día sería tuya. Como siempre soy.     

Llegaste hermoso, pantalón blanco, camisa lila y saco oscuro. Tu pelo largo y tu cara barbada, sonriendo feliz.

Nos abrazamos y nos besamos con intensidad; luego el consabido saludo: ¿cómo estás, mi amor? Feliz cumpleaños.

Tomamos una copa calmadamente, me dijiste hermosa. Un cálido viento me levantó la falda; supiste que no traía ropa interior. Te volviste a excitar, los cuerpos iniciaron el ritual.

Prendí una vela roja, tomaste otras dos copas, el vino, prendí la vela del pastel, brindamos gozosos.

Pusiste en tu lap top música para bailar. Tabaco, chanel. Te enlacé mis brazos en el cuello, me tomaste por la cintura y empezamos la danza.

Nos besamos tiernamente la cara cada uno, la boca. Volvimos a unir los cuerpos. Al ritmo de Santana subió un calor delicioso calosbfrío de una piel a otra, intermitente.

Me tomaste en los brazos y me llevaste a la cama. Nuestro lecho de madreselvas nos esperaba. Los cuerpos saben el camino, iniciaron la aventura de la entrega.

Nos unimos como el tallo y la flor que adornaban la cama, entregados al placer; sin decir palabra brotaron de pronto chispitas de líquido que manaban de la fuente de los deseos que bañaban por entero nuestras ganas, un instante en que con manos mágicas recorrimos nuestros cuerpos y vino un largo silencio. Nuestras piernas entrelazadas y fuertemente unidos, el climax nos llevó a terrenos inescrutables, maravillosos. Ambos retuvimos la respiración y después gritamos de placer. Nos besamos largamente y desee que tus futuros cumpleaños fueran tan plenos, Nos humedecimos deliciosos, con manos encantadas recorrimos espaldas, piernas, vientres.

A pesar de Santana vino un silencio sagrado. Piernas entrelazadas, manos que volaban; el clímax  nos llevó a terrenos conocidos y otros no tanto. Respiración agitada y luego serena. Tiritábamos de placer.

Nos besamos otra vez. Muchas, todas. Reímos con una mirada de complicidad alegre y luego otro beso.

Feliz cumpleaños, mi vida.








Dolores Gómez Antillón es licenciada en letras españolas con maestría en educación por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua, de la que después llegó a ser directora. Ha publicado los libros Rocío de historias cuentistas de Filosofía y Letras, Apuntes para la Historia del Hospital Central Universitario y Voces de viajeros.

1 comentario:

  1. Cuando tu amor cumple años, no se vale quedarse indiferente. La protagonista de este cuento de Dolores Gómez Antillón es tooda una fiesta.

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