lunes, 5 de enero de 2015

Larizza Arvizo en la resolana

En la resolana conyugal




Por Larizza Arvizo




Calor ardiente y ni el desnudo me salva. Las tres de la tarde y siento la espera  agónica de tu presencia matándome, y no porque quiera verte. Es porque ya  no quiero verte. Me ahogo en tu presencia, es difícil mirarte: los años te han sentado mal; cada hora y segundo que pasan por tu cuerpo se quedan. Y no como delicadas experiencias, sino como señales de podrida amargura.

Te sientes con la obligación de vivir, aunque ya no disfrutas la vida; tus  negativas, tus gestos, tu mal humor. Tu espantoso aroma no nos deja  respirar. El saludo te sacude, la mosca te marea, el perro te da asco y le das asco al perro. Eres incondicionalmente amigable con la amargura.

Tu infidelidad de hace dos años fue con Rosaura, estoy casi segura. Nadie más se atrevería siquiera a mirarte. Solo yo que tengo la degradante obligación de hacerlo.

A veces trato de sonreírte, pero es tan difícil. Y no es por tu fealdad, es por el asco. En las noches tus espeluznantes ronquidos, que en el inicio eran flamantes arrullos de un ser enamorado, se han convertido en estruendos que alimentan mi insomnio. Tu vientre se ha tornado en el contenedor de gases que envenenan mi olfato.

Lo he decidido. O te vas tú, o me iré yo. Mejor aún: por qué no nos  haces un favor a todos y te tomas una taza de arsénico; te vas a visitar a tu madrecita, ya que tanto la extrañas. En el infierno se van a ver muy bien juntos.

No te encamino por el temor de encontrármela en ese lugar; dicen que es infinito y créeme que no tengo la disposición ni mucho menos el deseo de   seguir a tu lado por toda la eternidad, qué horror.

No me suicido porque la biblia dice que es pecado y que de una u otra manera nos veríamos con el diablo.

Día con día le pido a Dios por ti, para que te lleve con él; pero eres tan  indeseable que no me ha escuchado; a lo mejor ni él te quiere cerca.  ¿O será porque practico el ateísmo y él solo escucha sus hijos? Pero  bueno, para el caso es lo mismo.

He pensado algunas cosas: como tenemos propiedades y dinero en común, y tú y yo sabemos que la avaricia es como tu segunda madre, podríamos llegar a un acuerdo. Quédate con todo. No tendrás que esperar la  suerte de que me muera antes; podrás fingir que eso ya sucedió y quedarte con todo. Hasta con mi ropa, total con este pinche calor ni falta me hace.

De esa manera podré irme feliz, quiero conocer Cuba, dicen  que  la  gente es feliz ahí. Tal vez son tan felices como yo antes de conocerte. Estando allá sin  ropa podré fingir que nunca te vi; aunque a mi edad, con mis  dolencias, es algo  difícil.

Si pudiera tener una máquina del tiempo, y volver  atrás, daría prioridad a  alguien que no  fueras tú. Pero como no tengo dinero, porque te lo voy a dejar, y como la máquina del tiempo no existe, seguiré mal de  salud y sin poder moverme. Tengo 75, no podré ir a Cuba ni ser feliz. Solo me queda pedirte que tomes nuestro dinero y todo lo que juntos  hicimos, te lo guardes en el culo, y chingues a tu puta madre.





Larizza Arvizo nació en Matachic en 1988. A los cuatro años se trasladó a la ciudad de Chihuahua, donde realizó sus estudios. Es egresada de la licenciatura en teatro por la Facultad de Artes de la UACH. Ha actuado en 25 montajes y es ganadora del premio a mejor actriz, y actriz revelación, en la Muestra Municipal de Teatro 2009.

1 comentario:

  1. Larizza Arvizo, escritora de Chihuahua, cuenta algo de la cotidiana lumbre: alguno que otro infiernito conyugal.

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