lunes, 22 de octubre de 2018

Heriberto Ramírez Luján. Su cuento El paletero

El paletero

Por Heriberto Ramírez Luján

Jugábamos en la parte de atrás de la capilla, cuando oímos una voz que llamaba.
—Niños vengan, ayúdenme.
Cuando acudimos al llamado vimos a un paletero con su carrito queriendo subir la pendiente del arroyo para llegar a El Tecolote. La entrada al pueblo era por el viejo camino entre dos lomas, a un lado estaba la capilla y del otro el camposanto. El sudoroso paletero empujaba con cara de cansancio su carrito, enmedio de un caluroso día de verano musicalizado con el pertinaz zumbido de las chicharras.
Había hecho un largo recorrido por un camino de tierra, salvando tramos arenosos a base de empujar duro, con eventuales avances de aventón en alguna troca. Era, de cualquier manera, una figura inusual y sorpresiva en aquellos desolados lugares.
Conseguimos un mecate y lo jalamos pendiente arriba. Al llegar nos ofreció media paleta a cambio de un huevo. Una paleta rica y fría en pleno sol era de lo más atractivo, así que corrimos en busca de nidales de gallina entre los mezquites para saborear las delicias de una paleta fría; en un entorno abrasador era como tocar las puertas el cielo.

(Este cuento de Heriberto Ramírez Luján es parte de su libro Relatos en celular, inédito).








Heriberto Ramírez filósofo mexicano redacta la lógica con precisión de cirujano. En sus ensayos y libros de filosofía y también en sus textos literarios. Sobrio y elegante profesor, el estoicismo es divisa de su estética. Y de su gran estilo.

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