lunes, 14 de julio de 2025

Escribir

 


La columna de Bety

Escribir

 

Por Beatriz Aldana

 

Bueno, aquí voy. Un poco de tristeza hoy. Con mucho gusto y entusiasmo inicié mi actividad de compartir con el público mis vivencias, por supuesto las más agradables, las desagradables muy de vez en cuando. Y digo tristeza, porque ayer que pasé por un susto tremendo y sentí la necesidad de externarlo, por el riesgo que ni siquiera sospechaba al caer de pronto una tremenda tormenta tipo tromba y me atrapó exactamente en la vialidad adjunta al Río Chuvíscar.

Una experiencia que jamás en toda mi vida había vivido, pues estaba totalmente segura de que sería arrastrada por los remolinos de agua que caían con fuerza hacia la Vialidad, y por ende hacia el Río.

Estuve un tanto renuente de hacer público el video, porque lo había salido en especial para encontrarme con una persona con la que había hecho un compromiso a las tres de la tarde y atestiguarle que mi tardanza se debía a esa tremenda situación que se dio sin previo aviso del cielo.

Entonces comenté ya cuando llegue a mi destino toda temblorosa y con llanto que había hecho ese vídeo, instándome esa persona a publicarlo, y con renuencia lo hice, pero surgió un comentario que ya lo he escuchado y percibido en otras ocasiones, algo así como que mis publicaciones son un tanto "diferentes" o "raras", que en definitiva tiene otro contexto, o sea son parientes de... así, un tanto poquitín ofensivo por supuesto-

Recuerdo muy bien a mi hermana Amanda que me insistía hace años de que yo escribiese para algún periódico de alta circulación, ya que me argumentaba bien escribir.

Claro, eso fue antes de que existiese esta carretera digital, y yo me negaba, argumentando que estaría expuesta a la crítica, incluso a las habladurías.

Por desgracia hay una tendencia brutal a ver el lado opuesto y no el que se pretende compartir, y aquí expongo los comentarios que se me han hecho:

―¿No te da miedo publicar?

―¿No te da miedo escribir?

―A veces no te entiendo tus palabras domingueras.

―¡Ayyy, Bety! qué locuras las tuyas.

Solo recuerdo en estos momentos un halago hermoso que me hizo un personaje de todo mi respeto, don Joaquín Pocurull, de Monterrey. Es tan bonito y tan caballeroso que por ética prefiero no comentarlo, amén de que el halago fue por comentarios de su señora esposa.

A veces o no me explico bien, o no se entiende el idioma español, pero en ocasiones se tergiversa por completo lo que publico o lo que escribo. Y aclaro lo siguiente: Yo heredé el amor por las letras, la palabra, la redacción, la escritura, de mi señor padre, quien no estudió letras, pero fue un gran periodista, de esos que ya pocos existen.

A quienes nos gusta escribir, relatar, compartir, es muy difícil reservar todo ello para uno mismo. Pero me viene la tristeza porque indirectamente se me dijo algo que me hirió profundamente, porque, como me lo dijo alguna vez una muy querida amiga, Lety:

Mire Bety: usted es muy inteligente, solo que quien es muy inteligente le queda un hilito muy delgado para otra cosa... que no me atrevo a mencionar por lo hiriente.

Pensaré muy concienzudamente en atreverme a volver a escribir,  compartir videos o expresar mis sentires por esta maravillosa vía digital.

Agradezco muchísimo a quienes se toman su tiempo para leer y ver mis publicaciones, que jamás van con el fin de ser reconocida. Es el amor infinito que le tengo a la vida y me gusta compartirlo, no quedármelo.

Muchas gracias a todas y a todos. Incluso he venido notando que he perdido poco a poco a muchas personas que eran fieles seguidoras y seguidores. Lo atribuyo totalmente a que lo repetitivo logra cansar hasta al más tolerante.

 


Beatriz Aldana es contadora y siempre ha trabajado en la industria y en corporativos comerciales. Gran lectora, escribe y produce crónicas de video en sus dos blogs de Facebook, además de La columna de Bety en Estilo Mápula.

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