domingo, 17 de junio de 2018

Reyna Armendáriz González. Visita a la casa derruida

Visita a la casa derruida

Por Reyna Armendáriz González

Cuando regresé buscaba entre lo viejo los andrajos de la memoria. Ya no tenía la lengua la saliva. Iban las astillas lentas de la vida. Llevaba aliento como humo. Ceniza de lo íntimo de la madera.

No sabía otra palabra que nostalgia, y a la puerta, todo mi equipaje gastado por el reloj.

La casa no se movió.  De la ventana una cubeta de silencio me hizo suspirar como a quien pasa sin que de veras nadie lo conozca.

Pero apenas irme brotaron las presencias. Barullo para el desterrado.

A mis espaldas pude oír correr a todas las palabras que años antes, en el alféizar de otro mundo ya dicho, de otra alma, habían quedado polvo, vivas y olvidadas. Antes allí soplaba el aire. Antes allí hasta la muerte era blanda como el pan.

Dije adiós sin volver la cabeza. Me traje un hondo corazón de casa vieja y dos o tres palabras fieles cuyos ladridos me alcanzaron.




Reyna Armendáriz González es licenciada en letras españolas y maestra en educación superior. Ha dirigido durante años columnas de poesía en El Heraldo de Chihuahua y en otros periódicos de Chihuahua. Sus textos están publicados en antologías y revistas literarias y en sus dos libros de poemas: Estuario: remotas estancias y Yace partido el puente de la niebla. Es profesora de literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua.

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