El taxista Juan
Cereceres
Por Alberto Heredia Castillo
En dos ocasiones
diferentes tuve necesidad de viajar a la ciudad de Cuauhtémoc, y casi siempre
me fijaba en una placa frente al Rancho de Prieto, una loma con arroyo donde se
encontró el cuerpo de un taxista asesinado a mediados de los años cincuenta.
Fue señalando como responsable al entonces gobernador del estado, Oscar Soto
Máynez.
El caso fue muy
famoso y movió miles de personas en Chihuahua, en Parral y en Juárez, pues el
movimiento contra el gobernador tenía ya tiempo y el expediente era grueso.
Al final el
gobernador fue depuesto, pero el asesinato quedó sin ser esclarecido.
Yo estaba en la
primaria José María Mari número 138 y también sufrimos porque nuestra escuela
fue vendida. Nos mandaron a un nuevo plantel, a donde ya no ingresé al sexto
grado, pues me matricularon en el naciente Colegio Patria.
Recuerdo que
años antes, en mi barrio había un comité de Mejoras materiales que presidía mi
papá y que casi todos los sábados realizaba bailes en la escuela José Dolores
Palomino (la antigua, no la que conocemos). Yo duraba despierto, jugando en el
patio de mi casa haciendo carreteras hasta que mi mamá me llamaba para dormir.
Según escuchaba platicar a los grandes, el gobernador asistía a casi todos los
bailes y cooperaba en un ánfora donde cooperaban todos los que querían un
distintivo para poder bailar y dedicar canciones. Decían que en el barrio tuvo
dos novias, las más bonitas adolescentes que asistían a los bailes, así tenía
en cada barrio donde había comité de mejoras, comentaban.
Soto Máynez
tomaba mucho, según se decía en las
pláticas de los mayores, y luego invitaba a los comités a banquetes donde
departía con los representantes de colonias y barrios. Era muy popular. Ya de
adulto leí que el gobernador fue muy corrupto y que presumía de su amistad con
Miguel Alemán, con quien compartió estudios en la ciudad de México. Por eso el
gran movimiento en su contra, encabezado por Lázaro Villarreal, máximo
dirigente de la masonería en el estado y exitoso empresario.
Sobre el taxista
Juan Cereceres se han contado dos versiones diferentes: una dice que murió por
salvar a la mesera de un café cuando un pistolero la maltrataba. La otra cuenta
que fue contratado por uno de los guaruras del gobernador para recoger una o
dos veces por semana a una hermosa mujer para llevarla hasta donde su enamorado
la esperaba. Al parecer la mujer se enamoró del taxista, y eso causó su desaparición
y su muerte.
Cuando Soto
Máynez fue obligado a renunciar, le sustituyó un general llamado Jesús Lozoya
Solís y de él se decía que era igual que el anterior, y por eso vendió nuestra
escuela, que le recortó el presupuesto a la universidad y que tenía negocios
turbios con el manejo de medicinas, pues era médico militar, abuelo de Emilio
Lozoya Austin, el acusado de recibir millones de la constructora Odebretch
cuando fue director de Pemex.
Hay una trama en
la historia del estado y del país que ocupa muchos libros y ríos de tinta, esta
de Cereceres y soto Máynez es apenas una de ellas.
Alberto Heredia Castillo nació en Chihuahua el 2 de julio de 1945. Escuela José Ma
Mari 138 y Colegio Patria, la primaria, Benemérita Escuela Normal del Estado,
Normal Superior José E Medrano. CCHEP. PCM. PSUM. PRD. Morena. Jubilado.
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