Un tesoro: libros de Borges
Por Daniel Salinas Basave
¿Cuál es tu autor favorito? La pregunta me la
han hecho muchas veces y la realidad es que no tengo ni quisiera nunca tener
una respuesta contundente. Mi fiel promiscuidad como lector hace imposible el
monoteísmo literario. Sin embargo, si la pregunta fuera cuál es el autor con
mayor presencia en mi biblioteca y al que de una u otra forma siempre estoy
releyendo en riguroso y divino desorden, la respuesta es: Jorge Luis Borges.
Mi primer contacto con Borges, lo recuerdo
muy bien, se dio en la infancia cuando mi madre me leyó el cuento Dos reyes
y dos laberintos. Ella me habló de un señor ciego que estaba obsesionado
con los espejos y los laberintos. Recuerdo su foto en el tomo 5 de la Enciclopedia
de los 12 mil Grandes, todavía sin fecha de defunción. Poco después, en la
temprana adolescencia, leí El Aleph en una edición que tenía mi madre en
pasta dura en Editorial Aguilar. La sensación fue extraña, pues por primera vez
sentía que los cuentos me trasmitían o me decían algo que no estaba escrito.
También recuerdo vagamente la noticia de su
muerte en pleno Mundial 86, pocos días antes del Argentina vs Inglaterra.
Cuando retornamos a vivir a Monterrey en
1992, fui a la Biblioteca Alfonsina a ver a Carlos Fuentes impartir una
conferencia sobre Borges (no estoy seguro si se titulaba La plata del río)
y por primera vez dimensioné la versatilidad y la universalidad del autor.
Fuentes habló del Borges filósofo, el Borges poeta, Borges creador de mundos
fantásticos. Para entonces yo solo había leído El Aleph y Ficciones.
En la extinta y efímera librería Brontë de
San Pedro compré el tomo final de sus Obras completas y entonces
descubrí El libro de arena, La memoria de Shakespeare, Siete
noches, Nueve ensayos dantescos. Fue también mi primer contacto con
sus poemas (Recuerdo particularmente Islandia, pues yo estaba
obsesionado con ese país en aquel entonces).
Desde entonces me dado a la tarea de pepenar
todo lo que encuentro relacionado con él. Si mi biblioteca fuera un congreso,
Borges es el autor con más escaños, no solo por libros de su autoría, sino por
ensayos sobre su obra.
No soy ni aspiro a ser un estudioso borgeano,
ni tengo las tablas para escribir un ensayo que diga algo nuevo sobre él (como
si hiciera falta). Soy solo su caótico y fiel lector tlacuache y hedonista.
Tampoco soy un coleccionista que pueda
presumir rarezas y extravagancias. Mi ejemplar más antiguo es su ensayo sobre
Leopoldo Lugones en Ediciones Troquel de 1955 y Literaturas germánicas
medievales, en coautoría con María Esther Vázquez en una edición de 1966
que pepené en Parque Rivadavia. Los ejemplares más nuevos son las compilaciones
de clases y conferencias que ha editado Lumen. El monumental Borges de
Bioy Casares solo lo tengo en Kindle, y eso es algo que me hiere.
En fin colegas, hoy Georgie cumple 126 años.
Tiempo de celebrarlo con la enésima relectura que para el caso será siempre
como la primera.
Daniel Salinas Basave es licenciado en derecho, periodista y escritor. Ha colaborado en Esquire, Gatopardo, Milenio y Replicante, entre otras publicaciones. Trabajó como reportero en El Norte de Monterrey y en Frontera, de Tijuana. Actualmente tiene espacios editoriales semanales en Semanario InfoBaja, Suplemento Cultural Palabra, Síntesis tv y San Diego Red. Es Premio Estatal de Literatura Baja California 2010 por Réquiem por Gutenberg. Premio Bellas Artes de Ensayo Literario Malcolm Lowry 2014 por Cartografías de Nostromo. Relatos de espías, embajadores y embusteros. Premio Gilberto Owen de Literatura 2015, en la categoría de cuento, por Días de whisky malo. Premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas 2015 por El lobo en su hora. La frontera narrativa de Federico Campbell. Ganador del Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2015, en el género de ensayo, por el trabajo titulado Bajo la luz de una estrella muerta.
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