domingo, 2 de noviembre de 2025

La firma diaria


 

La firma diaria

 

Por Carlos Gallegos

 

a los médicos de Delicias

a mi hijo Ricky

a mi sobrino Chentito

al vecino Elko Floriano

a todos los espejos

del doctor Luis Casas Batis

 

Es una visión irreal

una más de las visiones

irreales que se fraguan

en los aires arenosos

de los febreros

arenosos del Delicias

en sus primeros años

está usted viendo

a un fantasma amable

delgado

 vestido de traje negro

camisa blanca, corbata negra

que sostiene un botiquín

de cuero negro

en su mano izquierda

lo ve caminando

de barrio en barrio

tanto en tiempo de intenso calor

de achicharrante

sol

como en los súbitos chaparrones

que cubren de agua

el horizonte

que al otro día

cubrirán de nubes de moyotes

el cielo turquesa

del Delicias viejo

de cortante frío

que congela

calles de tierra

que hiere la piel

que hiere los pies

descalzos de tantos

chamacos descalzos

que al amanecer

caminan

descalzos

hacia la escuela

del Campamento

la única escuela

de ese pueblo congelado

de borrascas

que ladean la

figura delgada

elegante

invencible

de ese fantasma

elegante e invencible

que lo obliga

caminar

sosteniendo el sombrero

borsalino

con la mano derecha

para que no vuele

al ser alcanzado por esa bruja

rodadora

y espinosa que rueda

tras él por las calles

de Dios

de ese pueblo habitado por tantos

habitantes nómadas

que han llegado

en busca de una vida sedentaria

que han recalado

en tren

en carromatos jalados

por flacas mulas

a lomos

de caballos y de mulas flacas y

matreras

que han recalado a pie

que han recalado desde

tantas partes

de Oaxaca a Colorado

habitar

ese mundo

de aire

polvo

calor

chaparrones súbitos

e instantáneos

de fríos polares

de calores

de sudor

que chupan y enflacan

esa bruja espinosa

esa planta seca

de ramas espinosas

secas

arrastrada por el aire

que a su

rodar vertiginoso

hecha bola

rodará

 hasta repecharse

ante la tapia vieja

del Hotel California

del árabe Elías Awed

que levanta

su mole de adobe viejo ante

la solitaria esquina

de Avenidas Río

Conchos y Agricultura Norte

no detenga usted al fantasma

del botiquín y el sombrero borsalino

no lo detenga

porque no se detendrá

hasta que

al pardear

la tarde

visite

a su último paciente de un día más

es el doctor

Luis Gonzaga Casas Batis

que cumple

su rutina diaria

su visita domiciliaria

diaria

tocando

 puertas de madera tosca

donde viven y lo esperan

sus pacientes

seguros de que

acudirá puntal

a mitigarles dolores

a curar los males

a llevar su suave

mensaje de esperanza

a rechazar

con gesto suave

su oferta de pagar la visita

porque sabe que al pagarle

le habrían pagado

con el único centavo

que les queda para

el raquítico

sustento diario

déjelo usted que con su

visita

solidaria

su medicina milagrosa

sus inyecciones

con su palabra amable 

reafirme

su firma diaria

de letra invisible

en el papel invisible de

su juramento

hipocrático

puntual e inalterable

 


Carlos Gallegos Pérez es licenciado en comunicación por la UNAM, licenciado en periodismo por la UACH. Fue coordinador de comunicación social de la UACH, así como también fue coordinador de comunicación social en Gobierno del Estado, ganador del Premio Chihuahua de Literatura y del Premio Nacional INBA Novela de Testimonio. Autor de varios libros, actualmente es cronista de la ciudad en Ciudad Delicias.

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