sábado, 4 de julio de 2020

Alberto Carlos. Don Fidel y el Plan de Campeche

Arte de Alberto Carlos

Don Fidel y el Plan de Campeche

Por Alberto Carlos

Don Fidel Velázquez está muy enojado porque en Chihuahua los bateadores de derecha del PAN le pegaron un cuadrangular al PRI con las bases llenas, y algunos toleteros zurdos le pegaron de hit y lograron algunas bases por bola. Como un Júpiter no muy tonante o un Zapata de escritorio, don Fidel inauguró un nuevo estilo revolucionario: micrófono de por medio en Campeche entonó una especie híbrida de canción de protesta, arenga, berriche y proclama, llamando a un futuro levantamiento armado, esta vez con obreros en lugar de campesinos.
La originalidad de don Fidel va más allá del surrealismo al anunciar con años de anticipación, en vivo y a todo color, lo que pasará a los libros de texto gratuitos como el Plan de Campeche. Solamente Nostradamus se anticipa tanto. Me imagino que nuestro caudillo incluirá entre sus huestes a los burócratas, aunque no logro imaginarme a estos dejando el escritorio para cruzarse en el pecho unas cananas y agarrar las agrestes serranías de Chihuahua (pues aquí será la bronca ¡otra vez!), acompañados de sus oficinistas soldaderas para que les preparen el rancho a base de hotdogs, licuados y cafecito express.
En fin, don Fidel sabe su cuento y no sería remoto verlo, dentro de algunos años, montado en briosa silla de ruedas empujada por un asistente, como general en jefe del neo ejército libertador, al grito de ¡no elecciones!, para darle vuelta a la tortilla.
Es una lástima que don Fidel no haya hecho sus declaraciones en algún lugar más folkórico para agregar a la historia de México un plan más cotorro y menos campechano. Si lo hubiera hecho encaramado sobe una roca en algún viejo cerro de por ahí, tendríamos ¡pero ya! el Plan de Cerro Viejo con más probabilidades de enriquecer la historia patria, junto con el de la Noria, el de Agua Prieta y otros muchos que dan colorido a nuestras cívica existencia.
Es más: si a lo anterior agregáramos la presencia del caudillo don Fidel ataviado con un buen traje de charro, que le sentaría de perlas, y una cachucha de ferrocarrilero en lugar del galoneado sombrero ancho, acompañado de su estado mayor con Mar de la Rosa de lugarteniente, ya nada más era cuestión de llamar a Casasola para la foto de rigor y ¡vámonos a la bola! mis charros obreros, mis burócratas campiranos!
Hay que cuidar la imagen ¡qué caray! y tener sentido de la historia, ¡no hay que ser!
Agosto 1983




Alberto Carlos. Artista nacido en Fresnillo, Zacatecas, avecindado en Chihuahua desde la infancia. Con medio siglo de trayectoria, su vasta obra mural, escultórica y de caballete abarcó una diversidad de técnicas y temáticas. Su natural inquietud y amplia cultura lo llevó a incursionar en la literatura y el periodismo, en géneros como la poesía, el cuento, el ensayo, la calavera, el epigrama y la columna, los cuales publicaba en periódicos como el suplemento Tragaluz de Novedades de Chihuahua, El Heraldo de Chihuahua, y en las revistas Tarahumara y Solar.

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