lunes, 4 de enero de 2021

JChM. La cifra

 


Foto Pedro Chacón

La cifra

 

 

 

 

Por Jesús Chávez Marín

 

 

 

 

Luna de abril,

nuestro tiempo secreto

ha florecido.

 

 

 

 

Por el camino

que con tus manos dibujaste

fuimos juntos de regreso.

 

 

 

 

En el follaje

resplandecen tus ojos

de jadeluz.


 

 

Pasa la sierra,

vuelan pinos y abismos

en tu automóvil, mujer.

 

 

 

 

Lúdico viento

viajamos a tu pueblo,

fuimos dos niños.

 

 

 

 

La vida tiene

el olor de tu pelo,

señal profunda.

 

 

 

 

La granadina

en tierra de infancia

hirió tus manos.

 

 

 

 

El arco iris

prematuro de abril

encandiló tu casa.

 

 

 

 

En tus historias

aprendí los misterios

de un junio intenso.

 

 

 

 

Flor delicada:

Bien comprendí la fuerza

de tu perfume.

 

 

 

 

No tengas miedo

al mar de la pasión.

Navegaremos.

 

 

 

 

Luz en tu rostro,

se derrama en cascada

la lluvia de tu ingenio.

 

 

 

 

Desde el pasado,

en un vaso de vino

se oían los ecos.

 

 

 

 

Marcó mi vida

el arco de tus pies,

mujer de niebla.

 

 

 

 

La roja tierra

sedienta de mi vida

graba tus huellas.

 

 

 

 

Después de ti,

el silencio. La nieve.

Cámara oscura.

 

 

 

 

Tren fantasma

en medio de la nieve:

tu silueta.

 

 

 

 

Suenan tus pasos

en el espacio secreto

de mi sueño.

 

 

 

 

Árbol de sombras,

vaso de luz que estalla

en el insomnio.

 

 

 

 

Cámara oscura.

Un vaso de relámpagos

la madrugada.

 

 

 

 

Un cuervo brilla,

de sus plumas agita

polvo de sol.

 

 

 

 

Noche sentida,

el mar de la memoria

cifra mi sueño.

 

 

 

 

Sutil desierto.

En tu noche el silencio,

la claridad.

 

 

 

 

Noche agitada:

Miré cuando la guerra

fundió las naves.

 

 

 

 

Tu pelo suave

afina mis sentidos

mejor que el vino.

 

 

 

 

Ancha llanura

en espacios de arena:

rojo silvestre.

 

 

 

 

Tierna raíz:

El fondo de un misterio

en el azul.

 

 

 

 

Luz. Quemadura.

Territorio de sombra

centrifugaz.

 

 

 

 

Voz amorosa

la de mi madre, su consuelo.

Carmen Marín.

 

 

 

 

Es la locura

vaso de luz intensa

y vagas sombras.

 

 

 

 

Tu despedida:

un jardín de rosales

rasgó mi pecho.

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