sábado, 13 de septiembre de 2014

guso



La invención


Por Gustavo Macedo Pérez


—Son muy primitivos.
—Somos, entonces.
—Son.
—Somos lo mismo.
—Fuimos lo mismo. Ahora nosotros ya no somos.
—¿Y ellos?
—Ellos sí son.
—Pero en realidad ellos ya ni siquiera son.
—Fueron, entonces. Y haberlo sido es serlo.
—De acuerdo, pues. Así, con más razón.
—No van a saber qué hacer con esto.
—Ya supieron.
—Sí, pero eso fue antes, en la otra historia. En esta no van a saber.
—Si lo supieron una vez, lo sabrán de nuevo.
—No puede usted saberlo.
—Tampoco usted.
—Si considera que el saberlo es apenas una de millones de posibilidades, es más probable que no lo sepan a que lo sepan.
—Ah, entonces ahora sí vale la ciencia.
—La ciencia siempre ha valido.
—Ahorita dijo que no.
—No dije tal cosa. Usted lo interpretó así.
—Pues se lo vamos a llevar. Ya lo habíamos acordado.
—Considere, ¿qué van a hacer con esto?
—Lo que puedan, que será mucho, que será suficiente o hasta demasiado.
—Les tiene mucha fe.
—No es fe: es ciencia.
—No son cosas excluyentes.
—Suba, entonces. Y tráigalo.
—Lo hago, pero que conste que no estoy de acuerdo.
—Les va a servir a ellos, lo cual quiere decir que nos va a servir a nosotros.
—En esto sí podemos estar de acuerdo.
—Finalmente.
—Lo van a estropear de nuevo.
—Es usted un pesimista.
—Soy realista.
—No lo arruinarán.
—Verá cómo sí: primero todo va a ser bueno y el conocimiento va a pasar de generación en generación y el arte de decir las cosas y dejarlas por años o hasta por siglos e incluso milenios va a florecer y entonces van a encontrar que el saber es poder y que el que puede domina y sucederá todo de nuevo.
—Técnicamente, sucedería por primera vez.
—Sucedería por primera vez por segunda vez.
—Suba y comprobémoslo.
—¿A qué año vamos?
—Mil cuatrocientos treinta y ocho.
—¿Qué no fue en mil cuatrocientos cuarenta?
—Así es, pero démosle dos años para que finja el desarrollo, la invención.
—De nuevo estamos de acuerdo en algo. Vayamos.
—Vaya. Esto fue rápido.
—Eso debería saberlo.
—Pues no lo sabía.
—Ahí está el hombre que buscamos. Hable usted con él. Usted es el de la fe. Dele el invento y explíquele qué hacer.
—De acuerdo. ¡Señor Gutenberg! ¿Me permite un momento?





Gustavo Macedo Pérez es psicólogo, trabaja en un museo, hace el programa de radio Breviarios, pasea en bicicleta y escribe. Tiene escrito el libro Introspecciones, de relatos que está por salir en un e book. Si se le ve con el teléfono aferrado, seguramente está publicando algo en el twitter @gusoescribe.

1 comentario:

  1. Mirándolo trabajar tan serio en un museo de Chihuahua nadie se explicaría cómo este cuentista hace estos relatos que conectan con regiones inexploradas y extravagantes. O tal vez sea por eso, porque trabaja en un museo y porque además es un psicólogo muy bien informado.

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