16 textos de Gaspar
Gumaro Orozco
♣
Jardín
El
cielo moja
en
el arcoíris
un
colibrí...
pincel
del viento
Jardín
♣
Por amor tendrás que volver sobre tu huella
desafiar
los vendavales y las emboscadas.
Por
ese amor que a las aves empuja a trasvolar
cordilleras
y mares
y
abrir en los cielos invisibles caminos.
Por
ese mismo amor el clavel despierta a un
grito
inaudible de la primavera
y
las ramas horadan pujantes verdes cavernas en el
azul.
Volverás
cuando hayas cruzado los trópicos y los
meridianos
y
visitado el lado oscuro de la vida:
ahí
donde el alconcillo y el lobezno ensayan
–siendo
frutos del amor primaveral– las crueles
argucias
de la cacería.
Donde
el moscardón carroñero y la abeja esclava
tienen
por
igual su ruta de amor y muerte en el cielo.
Ahí
buscarás el mismo árbol, el mismo cielo
y
los recuerdos amados.
Amor
y muerte.
Encrucijada
de todos los caminos.
Moneda
al vuelo cara-cruz aventada.
Dado
maestro que rueda por todo el haz de la tierra.
Azar
que sin dejar de serlo se repite
mientras
exista en el viento
una
briznita de hierba.
♣
Ondeó el manto en los hombros
de
aquella que trajo a mí
la
tarde.
Un
viento helado tendió el arco
del
obscuro ciprés
y
la flecha envenenada del adiós
se
clavó vibrante en mi carne.
♣
Este mi país es gris
hostil
y vengativo
tornadizo
emponzoñado
cruel
inhumano.
Libre
pero
bajo la ley del sol y de la sed.
Fatigoso
insano
alucinante
ardiente
como el amor aplazado de por años
y
frío
como
del traidor la mano.
Tenebroso
a plena luz y tan confiable
como
la fe jurada del azor a la rata de los llanos.
Van
de la mano por él
la
paz de la iguana y su piedra
y
el terror
¡vaina
de acacia
agitada
en la sangre!
que
la serpiente –cortejo fúnebre reptante–
levanta
fulminante desde el polvo
la
muerte en un rayo ocre
que
un caramillo espeluznante atrás
va
denunciando.
♣
He bebido dulcemente en el corazón de mi
bárbara
estirpe
y
arrojando mi copa a las llamas he visto surgir
las
sombras de mis muertos.
Mi río
de
su río es un afluente
sus
huesos
jalones
en mi desierto
sus
llantos
los
mares de mi regreso
sus
vidas
mi
libro blanco
mi
libro negro.
Y mientras aúlla mi soledad y las horas me
matan
espero
ante la hoguera consumida
en
el borde de las sombras
la
llamada de mis muertos.
♣
“Este mismo
camino que empiezo a recorrer
con
mis treinta años a cuestas
es
el mismo que cargado de sueños indefinidos
iba
y venía cuando niño...
Y el mismo estremecimiento al ver
cómo
poco a poco el sol se acerca hasta el borde
dentado
de la sierra
me
asalta ahora
esperando
el estallido que nunca escuché
del
dorado globo hiriéndose en el borde..
Todo me hermana igual
y
lloro igual silenciosamente por todo.
Quizá
separe más concretamente piense
que
son los recuerdos del silencio opresor
los
que hoy me duelen.
Solo el dolor y la decisión violenta
de
arrancarse las espinas
queda
de
entonces y ahora
igual.
Y esperar
no
queriendo esperar el estallido y ayudando
no
queriendo ayudar que se produzca”.
♣
“Distancia
que el marino hace ruta
y el vagabundo pretexto
para reanudar
la canción de la rosa de los vientos
sin principio tiene un fin cierto.
Los pasos del vagabundo
retoman la canción.
Y el sol ha muerto”.
♣
“Una
mano estigmatizada por el clavo de la
miseria
se extiende más acá de un rostro malicento
y unos ojos brillantes de desesperación.
Y escucho a los picapiedreros
en paredes
herrumbosas esculpir
a cincelazos de hambre
rostros
manos
ojos
quejas
pura desesperación.
Miseria y más miseria e
injusticia retratadas
en los pórticos
de los palacios y de las catedrales
y de la llanura fértil
del remanso donde sobrenadan mis últimos
ideales de fraternidad
donde plácido se estancaba el miope arroyuelo de
mi conformidad
huyen hacia las cumbres aterradas las gacelas
por el grito de un caído en las garras del león”.
♣
Escucha
aunque te hagan daño tienes que aprender
sufriendo
a hacer historia
Si tú detestabas el despotismo
esas olas de verdes hombres
de hombres grises
máquinas bípedas azules verdes
de altas botas, polainas blancas
y de brillantes botonaduras en la barriga
profesionales de la miseria institucional.
Si tú detestas la opresión
organizada. No les
creas.
No creas nada de lo que graznan
los Grandes
Buitres de las cancillerías.
Cuando te dicen ¡mata! ¡mata!
¡tu deber es agrandar los límites de nuestro
cementerio!
¡tu obligación –ciudadano– es exprimir las lágrimas
de los demás!
No les creas ni aunque juren en nombre de la patria
o de su dios ("in God we trust") mercenario.
No les creas
que ellos "acuñaron" esas monedas y juntaron la
fuerza
de sus garras en una "asociación limitada" a su
"interés".
van a comprarte y a venderte
porque son banqueros y agiotistas disfrazados
de salvadores
condotieros del estado
y nada más.
Cruel e insensible el niño
bestial sobrealimentado
despluma en vida una blanca paloma de Picasso
–¡sueño alado de amor que destila sangre roja real!–
y sonríe el "strong man"
quiere jugar y sabe que se asan igual
a fuego lento de leña verde las lagartijas en las
prisiones.
Tú lo sabes también, pero el
César te compra tus
sentimientos humanitarios.
y te hipoteca –remero en perpetua deuda con el
patrón fenicio– tu compasión.
Si tú quieres podrías ser un
halcón cebado
en la pitanza
que nosotros los pueblos perseguidos ofrecemos
carne magra,
¿qué importa para quien tiene los
dientes afilados?
a los hombres organizados en jaurías
que pulen –con polvo de oro– sus instrumentos
sus garrotes
sus jaulas
sus estrados
sus
cajas de caudales.
Con ellos te hacen la llaga en
la conciencia
y te arrojan a las moscas
¡que se ahonde la herida! ¡Que se pudra el amor!
en la carroña está el banquete y el deleite
servido por gorilas lacayos en las fauces
del monstruo de hormigón.
¡No cejar! ¡No abandonar el
empeño de la dignidad
comprometida!
porque empieza a soplar el viento
empieza a subir la marea
y las olas rabiosas que cabalgamos
van a carcomer los cimientos de la pirámide de huesos
que a nuestro llamado revivirán
y de pie retarán la noche
y los jueces
los fiscales
carceleros
verdugos
y
guardianes
se hundirán
cuando arriemos su bandera y alcemos nuestro pendón
y bajo él nos cobijemos
sin miedo
sin engaño
sin patria
sin nación
bajo la ley que nosotros nos demos
florecerá la vida
nos llamaremos hermanos
y aspiraremos a ser
hombres
nada
más.
♣
La luz es el hueco en la sombra
¿Y qué ha quedado de todas aquellas
esquirlas de
razón que soportamos?
Nace la mariposa en el
atardecer
y endereza su vuelo hacia el sol poniente
persiguiéndolo.
Y la luz más y más lejana e
inmóvil siempre.
Y no llegará.
Le esperan horas siglos de fatiga inútil.
Y siempre el cancel cerrado.
Rauda la noche se abatirá sobre
ella.
La noche halcón. Instinto puro en un mar
de luz. Vacío donde un mundo azulado se escombra.
♣
Alma mía
que vas de resplandor en resplandor
de una hoguera a otra de los días.
Al fondo del tiempo
encontrarás la brasa moribunda
y su mirada fría.
Ni hoguera
ni viento
Vagabunda
suspirarás recuerdos
y ceniza.
Alma mía.
♣
La vida tiene una fuente
y en su borde van creciendo
pensativos dos cipreses.
Venablos sostenidos en el
viento
ciego y sordo encubridor
del dolor y de la muerte.
♣
La pavesa se consume y doblan
a duelo las campanas
por la muerte del día.
De las ramas desnudas pende
la noche que bebe la luz
del poniente hasta la última gota.
Y la sombra veloz enlaza
las crines del corcel en que galopa.
♣
El viento gris hostiga las
nubes
hay lepra de nieve en las colinas
y mi corazón se empeña en el talud lodoso...
remonta el tiempo mi corazón enfermo.
He aquí la llegada del
invierno.
♣
Mañana
sobre las altas almenas
asomará la flor llameante
y las heridas
por las que incontenible me escapo
–cardos salvajes en el talud–
se
irán
abriendo.
♣
Ella vendrá por el camino
y una noche silbará sobre nosotros la guadaña.
Ella vendrá punteando en el
viento
el bordón de su caballo.
Sus crines volarán sobre el
trigal.
Con las mieses a punto vendrá
la Segadora a cosechar
el grano
dejando la paja a merced de la tierra
el viento
y
los gusanos. ♣