Cuando ya Mario es un clásico de Chihuahua/
Presentación del libro Fantasmas de rock voces en la ciudad
Por Jesús Chávez Marín
El maestro Heriberto Ramírez me presentó a
Mario Rascón una mañana de octubre de 2001, cuando íbamos por unos burritos a
Burritos Tere, un restaurante que está por el rumbo de la casa donde vive
Mario. En aquel entonces Mario trabajaba en no me acuerdo cual oficina donde
organizaban el desarrollo sustentable de tampoco me acuerdo qué acciones y
proyectos.
Ese mismo día me dijo que andaba escribiendo
la historia del rock en Chihuahua, ya que de joven él formó parte de un grupo
de excelentes músicos que como artistas anduvieron muy al día con el mundo de
ese entonces.
Para mi buena suerte, Mario y yo hicimos gran
amistad: su inteligencia taciturna y exacta, él hombre sensato y de pocas
palabras, se armonizaron, extrañamente, con la propagandería que me
caracteriza.
Meses después me contrató como Corrector de
textos, y fue una delicia trabajar en el que sería su primer libro Fantasmas
de rock, por cierto, uno muy distinto, pero igualmente divertido, que este
otro que hoy presentamos: Fantasmas de rock voces en el umbral.
La estructura de este su cuarto libro (con
los tres anteriores: Fantasmas de rock, La canción de rock y Johnny
Hitter), fue para mí una gratísima sorpresa: Un monumental coro griego en
pleno siglo 21 que nos cuenta con lujo de detalles, de lugares, de nombres de
lo que es, ha sido, y sigue siento una de las venas más vivas y estéticas de
Chihuahua: el rock, a quien el escritor José Agustín, en una de sus frases afortunadas,
bautizó como “la nueva música clásica”.
Como en los buenos libros que me ha tocado la
fortuna de leer, en Fantasmas de rock voces en el umbral hallé el tesoro
monumental de una cascada de historias, en algunas de las cuales me tocó ser
algún personaje de ambiente; lugares donde entré en el viaje de la música, y de
varios otros ingredientes, en un concierto en mi propia ciudad; bailar en El
Paraje de los Indios, en el STIC (Sindicato de la Industria Cinematográfica)
que estaba en la Colonia Obrera, y los nombres de tantos conocidos que son
ahora leyenda, algunos por su vida iluminada de artistas del rock, y otros,
como yo mismo, por el simple hacho de estar ya muy rucos.
Caudaloso río de historias. Como esta que
aquí va: En una de las páginas de este libro tan resplandeciente se cuenta la
historia del grupo MLP, el grupo de rock que cuando yo estaba en secundaria
formaron algunos de los que ya estaban en bachillerato en el Instituto Regional
de Chihuahua: Coco Muller en el bajo, Yeyo Ramos en la batería, Buguy García en
la voz, Zito Velarde en la guitarra, Foco Márquez en la otra guitarra y Porky
Arévalo en los teclados. Ese grupo de nuestra escuela, que al inicio fue estudiantil
y escolar, llegó a ser famoso en bailes y conciertos en varias ciudades de
nuestra región. Iniciaron en 1967 y se separaron en 1970. Le pusieron ese
nombre a su grupo musical porque por lo pronto no hallaron otro que los
convenciera, y le pusieron así, MLP, las siglas de la frase “mientras lo
pensamos”.
De manera semejante me fui hallando de joven
en otras historias más, en distintas páginas que con tanta precisión escribió
Mario para nosotros, sus amigos, y también para nuestra historia colectiva, la
de nuestra generación.
Estoy bien seguro que muchos lectores hallaran
aquí el recuerdo y los nombres de amigos cercanos y lejanos, algunos que ya se
murieron, y algotros que aquí seguimos, navegando.
Muchas gracias por su atención.
Octubre 2025
JChM es editor de Estilo Mápula revista de literatura

No hay comentarios:
Publicar un comentario