viernes, 13 de febrero de 2015

Víctor Córdova. Tres poemas

Tres variaciones



Por Víctor Córdova



I


Inasible


La mañana se ha filtrado en mis ojos.
Tu nombre es fantasma que gravita,
despacio en el bullicio permanente.
El pensamiento.


La danza del insomnio sucede;
ritual constante que te invoca,
llena la oquedad con tu imagen.
Me deslizo en el deseo.
Fuerza de la sangre se desborda,
aumenta hace aumentar el pulso en mi cuerpo


isla desierta de ti, de tu presencia,


y estalla en la erupción violenta de mi sexo.
Ya no respira el cuerpo, solo siente,


te siente.


Rozado por tu ausencia y el anhelo,
evoca presiente tu calor, lo reinventa,
en laberintos del pasado,
construye la memoria.
Donde aún permaneces, inasible,
y en la exacta dimensión de mi deseo.


El silencio es escudo que protege. A veces.
Espirales de sombra derrama en su llegada
Se gesta en florescencias de mutismo.
 La quietud que va creciendo de tus labios.
Una vez que se han cerrado, se han abierto.
En ellos va ascendiendo una vorágine,
una imparable maleza de indiferencia.

Tu indiferencia que me envuelve.
Haces de luz asoman de sus grietas.
Ahí habrá de nacer, de renacer, el tiempo de las voces.
De tu voz. Vibra en mis oídos;
el sueño de la piel que imprime besos y caricias

el paso de tu cuerpo por el mío,

en ondulado andar tu sombra va tejiendo
anhelos. Suspiros.








II



Ruptura



Y tu nombre rompió el silencio.
La ola nocturna se erigía imbatible,
estrellas su espuma, anegaba el vacío.


Hoy naufragan mis ansias. Un mar de recuerdos.
Un mutismo va envolviendo tu imagen.
Pide tregua el sigilo y la noche responde
con murmullos que envenenan.






III


A veces tu nombre


A veces tu nombre se desliza.
En mis labios encuentra un entorno seguro.
Letra por letra construyo tu íntimo santuario;
allí oficio un ritual permanente.

Voces y silencios; voy tejiendo el lenguaje
que gravita y se mueve en torno a tu recuerdo.


A veces tu presencia suplía mis palabras.
Bastaba solamente que estuvieras
entre estas paredes. Nuestra casa.


Un mutismo apacible florecía en el aire.


Ahora tu nombre es un sueño de mármol.
Petrifica el momento en que fuiste el temblor,
imparable que anidaba y fluía
en la breve oquedad que mis brazos bordeaban.


Tu nombre se me oculta entre objetos:
vasos, minutos, sonrisas, autobuses.

Suvenires, monedas, ladridos y ventanas;

Luego fluye de nuevo, como fluye la vida,
inevitablemente, como un sueño.






Víctor Manuel Córdova Pereyra es licenciado en artes escénicas por la Facultad de Artes de la UACH, cursó maestría en humanidades, con especialidad en filosofía de la Cultura en la FFyL. Profesor del área de literatura en el CEDART David Alfaro Siqueiros, director del Grupo de Teatro Enrique Macín desde 2006. Ha publicado las obras de teatro Los milagros de los santos olvidados, además de la trilogía Seres de frontera, que incluye las piezas de dramaturgia Los dioses de piedra, Esperanza y los culpables y Tiro de gracia. Además ha publicado artículos y ensayos sobre cine, teatro, poesía y filosofía de la cultura en El Universitario, Synthesis, El Diario de Chihuahua y Metamorfosis. De 2001 a 2005 fue director de teatro de la preparatoria del Tec de Monterrey, Campus Chihuahua. Actualmente se desempeña como profesor en la FFyL y como jefe de unidad de Gestión Cultural y Patrimonio Histórico y Artístico.

2 comentarios:

  1. Todos hemos perdido un amor; a veces hasta por el gusto de la libertad. Queda en el recuerdo como tumba o relicario. Muy pocos han escrito con tanta luz el memorial, como el poeta de Chihuahua Víctor Córdova.

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  2. Si tan solo tuviera un nombre, pero ni eso, aquí no se desliza. Me abofetea lo inasible, preciso, contudente; sólo espejismo tras la máscara. Eso nos van dejando esas noches, que parecen sueños en los que la realidad no llega de golpe, sino que se va disolviendo.

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