Historia de
la cara
Por Reyna
Armendáriz González
en la
superficie
la labor de
lo frágil
la cosmética
impar
narrando.
sopla sobre
su dedo
y el aire
dentado malgasta a su vez
el único
silencio.
dejen que
los hombres
cierren
todas las salidas del cuerpo
para que el
húmedo asco
me
desembarque en un sitio hondo
donde
no pueda verlos más:
debe ser el
fondo de una rabia sensata
que no
pretenda latir de nubes blancas conmigo
y menos
enamorarse
bajo esa
gran ubre de distancia.
debe ser
una cuerda.
la hoz para
una limpia tragedia
donde pause
mi corazón
profusamente
y ni así me
acabe la muerte.
Reina Armendáriz, poeta de Chihuahua, reflexiona en versos acerca de las antiguas posibilidades de La Cara.
ResponderEliminar