Después de la tormenta
Por Elvira Caralina Gutiérrez
Una tormenta arrasa con lo que hay en
mí.
¿Tanta desesperación será posible soportar?
La angustia gobierna.
La tristeza sin fin.
Si sobrevivo
seré un roble;
nada peor pudiera pasarme.
El mundo enorme será una canica,
La vista nublada
cargo en los hombros, el dolor de
tantas.
El corazón en cada latido revienta.
¡Cómo te amo!
Me impresiona cómo puedo amarte tanto,
Tanto, tanto, tan exagerado.
Mi pequeño, mi alma grande
tu mamá te extraña mucho.
Te desea tanto.
Quisiera multiplicarme y que una yo se
quedará a tu lado.
Quisiera tener muchos pares de brazos,
unos para ti.
¡Solo tengo un triste par de brazos!
Llueve. Quiero llorar.
Tanta lluvia y llanto son mis lágrimas.
Suplico.
No sé si todavía tendrías que estar
conmigo,
la tragedia no debió llegar
¿Me escuchas, amor?
Dónde está lo divino que cargó mi vientre;
murió un mundo mío contigo.
Tú y yo renacemos ave fénix
¿Cuántos renacimientos faltan?
Cuando alguien se va. Cuando alguien muere. El alma grita en otra dimensión donde es campana dolorosa. Más: una madre.
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