domingo, 19 de octubre de 2014

Poema de Víctor Córdova


Fuiste mi sueño eres: La memoria


Por Víctor Córdova


I
En un rincón de la tarde
se desliza el fantasma de las horas.
Un recuerdo serpentea entre las ruinas del invierno,
imagen que se aferra a mi memoria.

Mis ojos te nombran en silencio,
mis labios te invocan sin nombrarte.
Un nuevo lenguaje he creado para tenerte
en esta ubicación sin latitudes.

Como un demiurgo de la soledad estoy creando el universo,
gravitan mundos en torno de tu ausencia.
He de aferrarme al flujo
de la vida que es pensarte.





II
Al margen de los sueños
tu recuerdo convive con mi fantasma.
Soy vestigio de ayer.

Cada instante me acojo a la sombra de tu ausencia,
anochece en el umbral donde el olvido se alza,
germina y florece.

Yo aferrado al mástil que se erige en el vacío
–vacío de ti, de la oquedad, de tu ausencia–,
persisto en la memoria

catedral de lo imposible, donde rindo pleitesía
a tu imagen del presente, inasible presente
que es tu rostro.

Persisto en ti, evocación silenciosa
de mis ansias.




III
En el resquicio del recuerdo
se evapora el instante.
La humedad del tiempo favorece,
abandono toda lógica.

Allí entre voces extraviada
ráfagas de la memoria
florecen la nostalgia y los fantasmas
 de arena. Sueños de luz.
Luciérnagas.

Inicio un recorrido,
campo sembrado de palabras y silencios,
de ausencias y presencias. De distancias.

 La evocación de tu nombre
te trae de vuelta.
Existes más allá de tu existencia

Advocación de cuerpo en aire y polvo.

Repaso el devenir de nuestros pasos juntos.
Esfumo la distancia,
lleno la oquedad que aquí dejaste.

Invoco la lluvia de los tiempos.
 espejo de sonidos. Eco de imágenes.
Torrente de reminiscencias.

Nombrarte es germinarte en mis sentidos.





IV
En el regazo de los días reposo entre tu sombra,
en la lenta ubicación de los cuerpos
en perspectiva, la imaginación es una trampa
donde suelo arrinconarme en tu silueta.

La oquedad nocturna en que te pienso
no es el sueño, no es tampoco
la insomne recurrencia de tu nombre en mis labios.

Es laberinto onírico sin sueño.

Mar de ecos que te invocan
en el hastío de la espera.

Hoy me acojo a la distancia
que te inventa en posibles realidades compartidas.
Como quien vive la añoranza permanente
de un paraíso perdido.

Origen incierto, sugerido,
germinando entre la fe de antiguos testamentos.
Le dejo a la ficción la tarea
de arroparme con tus brazos.

La piel de la noche se convierte en la entrada
al inframundo de esperarte.




Víctor Manuel Córdova Pereyra cursó la licenciatura en artes escénicas, opción teatro, en el Instituto de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Es actor, director de teatro y dramaturgo. De 1999 a 2005 fue profesor de teatro en la preparatoria del Tecnológico de Monterrey, campus Chihuahua Fundó y dirigió el grupo de teatro independiente Galileo, que después se llamó Génesis, hoy desaparecido. Es autor de las obras Los milagros de los santos olvidados, Se equivocó la paloma o la vida por venir, El ángel de la miseria, Paseo Bolívar 401 y Aquí no pasa nada y Seres de frontera. Es director del grupo de teatro Enrique Macín, de la Facultad de Filosofía y Letras.

5 comentarios:

  1. Refranes dicen que recordar es vivir, y los poemas le dan cuerpo y realidad concreta de palabras a las que se fueron y que ahora viven el homenaje de su evocación.

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  3. Excelente Víctor, un deleite leerte.

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