lunes, 20 de octubre de 2014

Reyna Armendáriz González. Las brujas que no existen


Foto de Jesselle Flores Chávez



Las brujas que no existen



Por Reyna Armendáriz González



Nadie les ha dicho que ese espejo dulce y obediente es solo una antigua forma de emparedarse. Una cueva de Sablinski para un cuerpo escurridizo que intenta refugiarse de los propios ojos, de las medias elásticas.

Cada espejo más espejo. Más vorágine de lo lejos hacia adentro. Más espada que corta el oxígeno hacia adentro. Vidrio que se lleva al ser como un río de piel inútil y desaparece en la hondonada más interna del entresijo.

Desde allá solo regresa la invocación sustituta.

“Espejito, espejito, accidente de vacío en las paredes, que nos devuelves la mirada desde el fondo del frío, la carne y el secreto: ¿quién está en ese ataúd de hielo? ¿quién en ese féretro de plata?”

La respuesta del espejo siempre se refiere a otra, a otro, al que perseguimos empecinadamente hasta la muerte.




Reyna Armendáriz González es licenciada en letras españolas y maestra en educación superior. Ha dirigido durante años columnas de poesía en periódicos de Chihuahua. Sus textos aparecen en antologías y revistas literarias; también tiene publicados dos libros de poemas: Estuario: remotas estancias y Yace partido el puente de la niebla. Es profesora de literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua.

4 comentarios:

  1. Los espejos no son tan amigos de las mujeres como podría pensarse, a veces parecieran hielo incrustado en medio de la habitación angustiosa.

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  3. ¿mujeres? a mi se me hace que esa historia se la contó tu espejo XD XD XD XD

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  4. ...pero quien sabe, ya ven que como dice el dicho "frenopáticos vemos, escritores ya sabemos" y ahí nomás hay colchones angustiantes, los espejos los esconden por seguridad.

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