Octubre cien años
Por Raúl Sánchez Trillo
Viva la URSS, solía gritar mi
amigo Fernando Betancourt en actitud irreverente, tapándose la boca, muy a la
sorda, a la hora de los aplausos en cuanta reunión o mitin izquierdista que
tuviese lugar a finales de los años setenta. Yo todavía no puedo resistirme a
hacerlo, aunque sea cada vez menos mi asistencia a ese tipo de reuniones. Era
una buena guasa, pues por aquellos años suscribirse a las ideas socialistas
generalmente implicaba una relación con la URSS, conocimiento de su historia,
de la revolución de octubre y sus próceres, Lenin sobre todo.
También del heroico pueblo
soviético y sus sacrificios para vencer al nazismo. Y hete aquí que nos
suscribíamos, vía solicitud a la embajada Rusa, al Boletín de la URSS, una revista muy bien impresa, a todo color, en
la cual se mostraban los grandes logros del socialismo, el éxito de los planes
quinquenales en la producción de cereales y la construcción de siderúrgicas. La
revista llegaba puntualmente cada mes, por el milagro del correo mexicano,
gratis. Rubias mujeres campesinas y atléticos obreros soviéticos como si las
esculturas del realismo socialista cobrasen vida.
Había otra revista Sputnik, selecciones de la prensa soviética,
copia del Selecciones gabacho. El
frente propagandístico era amplio e incluía la editorial MIR, de cuyas prensas
salían a todo el mundo los textos del marxismo leninismo. El Manifiesto Comunista, las obras de Marx y Engels, completas o
escogidas. Las de Lenin eran un chingal de tomos, la recopilación de artículos
sobre temas coyunturales que podían extrapolarse hasta para ganar una asamblea
estudiantil, porque pos si, se citaba mucho a Lenin como argumento de
autoridad.
Dudo que alguien las hubiera leído
todas, creo que más bien se compraban por fetichismo, muy caras no eran. Yo,
diletante como siempre, compré las obras escogidas de Marx y Engels en dos
tomos. Me llegaron por correo certificado. En la sucursal que me correspondía
me entregaba los libros, como con cierta complicidad, un empleado de apellido
Tuñón, del cual supe despues se decía era informante.
Circulaban obras de divulgación
como la Economía política de Nikitin
o las lecciones de filosofía marxista de Politzer. Los clásicos literariós La madre, Así se templó el acero y La
joven guardia, oh cómo olvidarla si era el himno de las juventudes
comunistas. Había también la solidaridad con los pueblos que luchaban por su
liberación, como bien dictan los principios del internacionalismo proletario.
Moscú era un faro, la dirección
hacía la cual todo revolucionario deseaba marchar. La URSS era la
materialización de las ideas del "socialismo científico" de Marx y
Engels, gracias a Lenin, quien había logrado un modelo de vanguardia, el Partido
Comunista, capaz de conducir la revolución e instaurar la dictadura del
proletariado. Por eso los revolucionarios se auto llamaban marxistas
leninistas.
En los setentas el
"socialismo real" mostraba grandes fisuras. La invasión de
Checoslovaquia en plena rebelión juvenil puso sobre la mesa todo lo que se
sabía sobre el régimen soviético, pero que se mantenía bajo control con la
propaganda y la coptación de muchos intelectuales. Pocas voces críticas se
alzaban y más allá de los crímenes de Stalin, reconocidos por el propio PCUS;
se manifestó la función de los campos de trabajo forzado como una política del
Estado para la explotación esclavista, no solo de disidentes sino también de la
población.
Muchos dijeron que era producto
de las desviaciones de Stalin y que era coyuntural, otros abundaron en que
también Lenin tendría responsabilidad. No faltó quien dijera que esa era la
naturaleza del marxismo, ¿acaso no se los decía Bakunin? "Es absurdo
pensar que de una dictadura, aunque sea del proletariado, emergerá la
libertad".
La revolución rusa no llegó ni a
los 100 años, hizo agua con la caída del muro de Berlín. Seguramente a eso se
debe que en este centenario se hablé tan poco o no se quiera hablar de la
revolución de octubre.
Raúl Sánchez Trillo estudió la maestría en artes
visuales en la ENAP/UNAM. Escribe crónicas y es profesional de la fotografía de
arte. Es director de Extensión y Difusión Cultural de la Universidad Autónoma
de Chihuahua.
miércoles, 15 de noviembre de 2017
lunes, 13 de noviembre de 2017
JChM. Zangoloteo social. El show profesional de los escritores
Zangoloteo social. El show profesional de los escritores
Por Jesús Chávez Marín
Chihuahua, mayo1992. Como nos dijeron que la revista Oserí
cierra con llavecita dorada su edición de junio el meritito 18 de mayo, para
salir tan puntual como ella sola, el equipo de Zangoloteo social decidió
pedirle prestado su carro del tiempo al viejo ese que tiene ojos de toro loco, el
chifladito que sale en las películas de Volver al futuro I, II y III, para
mandar de enviada especial a nuestra astuta reportera Rosario Sansores Mares a que
cubriera con sus notas, sus poemas y sus besos al famoso foro literario que
organizó el capitán Mario Lugo en el Salón de Cedro de Palacio, el pasado
viernes 5 de junio de 1992.
A su regreso del túnel del tiempo, Rosario colocó en nuestra coqueta
mesa de redacción estas páginas, un viernes en la tardecita:
La cálida y sensual atmósfera de aquella noche de junio, que además era
viernes social, sábado sexual, domingo familiar, elevé mis gráciles pasos sobre la escalinata de Palacio: llegué
puntualita como siempre a las ocho y media de la noche, hora marcada y troquelada
en la invitación que mi gran amiga Cristina Matamoros me entregó en mayo,
cuando desayunamos juntas en el café El Real de San Felipe.
Como les iba diciendo: llegue a Palacio y encaminé mis pasos hacia el
Salón Rojo.
Ya había llegado varia gente fume y fume a las afueras del recinto de
maderas labradas, entre ellas nuestro Quique Cortazar, ¡cuerísimo!, como toda
la vida, con su look londinense de entre Dostoievsky combinado con Gustavo
Adolfo Bécquer, quien le daba vuelo a su pipa con la elegancia casual que lo caracteriza.
Quique conversaba animadamente con una galana de Juaritos que yo apenas
esta noche conocí, muy guapa ella: la típica 90/60/90, te lo juro. Ya somos las
grandes amigas.
También andaba la Sandoval, como siempre repartiendo tarjetitas de
presentación de Las Barrancas.
Más tarde llegó Manolo Fernández con una camisa di-vi-na que se compró
en Marruecos el mes pasado, cuando se dio una vueltecita a visitar a unas
amigas.
También se vinieron Óscar Robles desde Nueva York y Héctor Contreras
desde El Gran Silencio, Texas, Víctor Hugo Rascón Banda desde Santa Rosa de
Lima y el tal Esteban Medina, de aquí de Mápula.
“Bueno, ya, tercera llamada, comenzamos”.
En la mesa pusieron un arreglo
lin-dí-si-mo de flores y jardinería para las dos bellas damas de aquel foro
literario: mi amiguérrima Lupita Salas, la escritora con más clase en este
pueblo de vaqueros fulanos quienes lo único que saben es pistear en La Hacienda
y en el Chihuahua Charlie’s. Y también estaba allí sentada muy modosita esa güera guapa Estela Fernández, la gurú del Cedart, feminista famosa, filósofa
inteligente y aguerrida.
El primer rollo del mar muerto para la sociedad de los poetas vivos lo
dictó uno que, según esto, es escritor del municipio de El Charco. Yo no sé a
quién carajos se le ocurrió traer a este escribidorcito que se parece tanto a
su paisano Lalo González. Yo a ese ni lo leo. Aunque esa noche me cayó en
gracia: habló muy bonito de mi primo Pepe.
Luego vino el discurso de Lupita, ay, Salas preciosa ella: se vistió de luxe, queridas lectoras, con una minifalda roja super sexi que le quedaba lindísima, unos collares de plata y aretes de
aro, leves como su personalidad encantadora. Además a ella todo le luce, porque
no le sobra ni un gramo de cintura, curviadita, girita y elegante. ¿Cómo le
haces, maestra? Mándanos la recete por fax: el suyo es el cuerpo femenino más
sutil entre los que adornan nuestras vidas ciudadanas.
Enseguida habló Alfredo Espinosa, el único escritor de aquí que sabe
vestirse con el estilo clásico, guapo y limpiecito siempre, no como sus colegas
de mezclilla que se ponen camisetas feas feas aún cuando ya todos son casi
cuarentones, oye, como que ya no les va el jipiteca
fashion.
Ya para cerrar de lujo habló el apuesto capitán de este equipo de
críticos literarios y literales, el señor Mario Lugo, ni más ni menos que la autoridad en lo que a todo tipo de crítica literaria se refiere.
Y bueno, todos ellos hablaron de un tema muy actual, muy oportuno para
todas nosotras las escritoras, como lo son mis lindas amigas de las Letras y algo más, quienes también asistieron a este show profesional, al
mando de mi comadre Minerva Ramírez, la directora que todas queremos porque
ella es muy linda: nos publica en sus páginas poemas y cariñitos de todas nosotras
y también, ¿por qué no? de alguno que otro escritor dela pelusa.
Lo que siguió después ya se sabe: las miles de preguntas, los saludos de
pero válgame cómo has engordado desde la penúltima vez que nos vimos la semana
pasada, queridita; el cóctel con vino blanco que ya basta, oye, deberían poner
coñac de vez en cuando o, mínimo, etiqueta negra, ¿por qué no se les ocurre? Ya
estamos fas-ti-dia-dí-si-mas del vino de mesa hasta altas horas de la noches de
todos los viernes. Mejor ya vámonos a casa de mi comadre Luly Carrillo a seguir
platicando otro ratito.
jueves, 9 de noviembre de 2017
Carmen Julia Holguín Chaparro. Se busca
Se busca
Por Carmen Julia Holguín Chaparro
No a ti
que me miras y me hablas
con cuchillos,
no a tu cuerpo
en pie de guerra,
no a tus puños cerrados
en golpes contenidos.
No a ti,
vestido de odio
con traje de enemigo.
No,
no a ti
ausente,
desmemoriado,
desconocido.
José Manuel García
Cinco micro poemas
Por José Manuel García
Para Adriana
1
de pronto,
el silencio
da rostro
a la tarde.
2
en mi mano
el vino
arrulla
su cristal
de uvas.
3
sin duda
fue
el silencio
rojo
de la luna.
4
dos veces
ha comido
la muerte
en mi mano.
5
se abre
a mis ojos
la caricia
tibia.
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