martes, 31 de diciembre de 2024

Donas

 

Donas

 

Por Sergio Torres

 

Si ves una caja de cartón cortada a la mitad, con papel para envolver tortillas y con un poco más de una docena de donas, te pido que te acuerdes de mí, compres un par de ellas, vayas a casa, prepares café y compartas este manjar con alguien que ames.

Cuando niño, la costumbre local era estar pendiente de los gritos del hombre que traía la parrilla trasera de su bicicleta llena de estos deliciosos frutos de la panadería, vestidos en diamantina azucarada y con el calor propio de haber sido sometido a altas temperaturas. Era un correr detrás del hombre mi hermana Lourdes, mientras alguno otro de mis hermanos, Nacho o Julio, era enviado a por el monedero de Chuyita, mi mamá, quien, mientras tanto, caminaba con la parsimonia percibida de alguien que va haciendo cuentas de cuánto dinero hay en el monedero y cuántas donas necesita para alimentar a la legión de plebes que tiene por hijos. Mientras tanto, yo jugaba en el piso con algún trozo de madera que hacía de carrito.

 


Sergio Torres. Licenciado en Artes, músico desde la infancia, dibujante y compositor de canciones. Maestro de música por vocación.

31 de diciembre

 

31 de diciembre

 

Por José Lucero

 

Hola, grupo. Estos días finales de año y principios del siguiente, en muchos hogares hacemos uno de los rituales más significativos. Es terminar/ empezar ciclos en base a reflexiones alejadas un poco del jolgorio casi obligado. Busquemos un espacio de silencio y hagamos un balance de lo vivido. Así veremos que la vida, esencialmente, ha estado en contra o a nuestro favor. Hay teorías con las que se puede analizar esto. La estoica es una: Apartarnos de: soy feliz porque me va bien. O soy infeliz por mi mala suerte. El estoicismo nos guía a que la vida es tu compañera para ser feliz, o bien, tu maestra para hallar lecciones que aún necesitas aprender. Por tanto, y en ambos casos, dar gracias por ello a Dios. Al destino. O al equilibrio universal. Y si esto se diera así, nuestra opción sería agradecer. Empezando por agradecer la vida, ya que nada tendríamos que reclamar. Ni pedir. Ni exigir. Resumiendo: El que mucho agradece, poco tiempo le queda para reclamar. Esto es un buen inicio. También de año. Para buscar esa felicidad que solo vive dentro de nosotros.

 


José Lucero, pintor y gran maestro de artistas.

lunes, 30 de diciembre de 2024

Cuando creamos una burbuja de fantasía para no ver la realidad

 

La columna de Bety

Cuando creamos una burbuja de fantasía para no ver la realidad

 

Por Beatriz Aldana

 

Desde que tengo uso de razón me di cuenta de que mi llegada al mundo había sido un mero accidente, un descuido, y siempre, continuamente, alguien me lo señalaba.

A raíz de esa situación, mi empeño siempre fue ser vista, ¿en qué sentido? En ser agradable, bulliciosa, cantarina, bailadora, compositora, oradora, ¡ufff, tantas cosas! Esto fue y ha sido una empresa difícil hasta el sol de hoy. Una cadena de situaciones forzadas, incluyendo mi matrimonio, mi dificultad para embarazarme, mi poco éxito para ganar un lugar en la empatía de mi familia política, que a resumidas cuentas terminó por desbaratar mi vida matrimonial.

No conforme con todo eso, dejé pasar un larguísimo tiempo para dizque rehacer mi vida. Y no. La vida no se rehace,  se continúa. Y si el sino constante es el fracaso, la fantasía de rehacer es una empresa imposible.

Cuando hago introspección me percato de que aún soy como aquella niña buscando atención, y mi propio yo me dice: no busques más lo que no es, ni ha sido, ni será para ti. Mírate, mírate bien, observa y verás que todo el tiempo eres tú quien llama, eres tú quien busca, eres tú quien acaricia, eres tú quien tomas las manos, las mejillas, el cabello.

¿Cuándo, en qué momento eres tú quien escuchas el ring ring o la melodía de llamada de tu teléfono? Nunca. A menos de que sea lo que ahora suele llamarse una llamada de Spam.

Como te dijese no una sino en varias ocasiones tu Confesor, cuando le has comentado tu deseo de irte de este despiadado y cruel mundo que te ha tocado enfrentar: No, Bety, usted no se va a ir pronto, porque ama la vida, por injusta que haya sido y siga siendo. ¿Y sabe por qué? Simplemente porque toda usted está hecha de amor, de ese amor que Dios derrama en nosotros y que por fortuna personas como usted, Bety, sabe repartir equitativamente, aún a sabiendas de que no será correspondido, pero a final de cuentas quien sale ganando es usted, porque aunque no lo perciba, cada espacio por el cual transita es absolutamente un halo de luz, y esa luz es la que le cubre y protege de toda la adversidad que día a día tiene que enfrentar Si eso no fuere así, jamás hubiera llegado a la edad que ahora tiene con esa sonrisa cordial, afable, alegre que la distingue de muchísimas personas.

Dios nos dio la vida para ser felices, nos dotó con esa capacidad, la felicidad está en el interior nuestro, no es necesario depender de otros para ser felices. Si esperamos que los otros nos hagan felices, será una faena infructuosa. A veces amamos a quien no le es posible o no le interesa amarnos, pero ahí está la gracia, ahí está esa terquedad de irradiar siempre casi por todos los poros de la piel, amor a la vida misma. Y eso se llama: amor propio.

Gracia, padre, por tan hermosas palabras.

 


Beatriz Aldana es contadora y siempre ha trabajado en la industria y en corporativos comerciales. Gran lectora, escribe y produce crónicas de video en sus dos blogs de Facebook, además de La columna de Bety en Estilo Mápula.

Un año de Bitácora Cocodrilo en Estilo Mápula

 

Cocodrilo Bit

Un año de Bitácora Cocodrilo en Estilo Mápula

 

Por Benito Rosales

 

Con esta entrega cumplo un año escribiendo para Estilo Mápula. He realizado 53 escritos relacionados con reseñas de libros, eventos, anécdotas, opiniones, entre otros temas. En medio de un año difícil, tanto en lo personal como en lo laboral, he logrado mantener el ritmo de un texto por semana. No ha sido fácil.

Cuando, al inicio de este mismo año, el maestro Chávez Marín me invitó a escribir, acepté con cierta inocencia. No sabía lo que significaba comprometerme a entregar un texto semanal. Él me dio la opción de elegir la periodicidad de mis publicaciones, y yo, casi sin pensarlo, decidí escribir una vez cada siete días. Al final, ha valido la pena.

Sé que no hay otro camino para convertirse en escritor que leer y escribir. También sé que ser escritor no implica llegar a un lugar específico, obtener un diploma o recibir un reconocimiento. Ser escritor es un verbo, un presente continuo; es algo que debe estar sucediendo siempre.

Para mí, escribir en Estilo Mapula ha sido un ejercicio para desarrollar y mantener el oficio. Escribir de manera constante y crear textos a partir de experiencias relacionadas con presentaciones de libros, eventos literarios, ferias y micrófonos abiertos mantiene mi mente ocupada y en disposición.

¿Qué sigue? No lo sé. La meta era un año, y en ese sentido, la he cumplido. Habrá que platicar con el maestro para conocer sus intenciones. Por mi parte, me siento satisfecho con lo logrado. Sé que esto debe ir más allá de una satisfacción personal. Seguramente la revista tiene expectativas con los autores que escribimos en ella, aunque las desconozco. Aun así, estoy contento.

Me gustaría decir que me leyeron miles de personas y que recibí cientos de comentarios, pero no es cierto. Recibo más comentarios en mi cuenta personal de Facebook, aunque tampoco son muchos. Quiero pensar que quien se toma el tiempo de leerme lo hace de manera genuina, con un interés auténtico en los libros. Si es así, si son dos o tres quienes leen, creo que es suficiente.

Leer y escribir sigue siendo un reto cada vez mayor. Nuestra atención se ha convertido en parte de la cadena de valor de las grandes compañías relacionadas con el uso y consumo de Internet. Elegir entre un video de siete segundos que te hará reír y un texto de una o dos cuartillas que te hará pensar no es fácil.

Agradezco al maestro Chávez Marín la oportunidad de estar aquí. Quiero expresarle, por este medio, que es una fuente de inspiración. Más que un escritor, lo veo como un hombre amante de las letras. Esto no desmerece su oficio literario, del cual no tengo duda. He leído más de uno de sus libros y tengo clara la calidad de su obra. Sin embargo, más allá de su trabajo, admiro el amor con el que defiende el oficio, la pasión con la que se impone cuando se trata de enaltecer la profesión. Eso es digno de reconocimiento, y creo que esa ha sido la mejor enseñanza que me ha dejado: defender la profesión, enaltecerla, darle su lugar.

También agradezco a las personas que han logrado vencer el algoritmo de Facebook para llegar a esta página, ajena a esa red social. Aunque son mis amigos de Facebook quienes más leen mis escritos, también es cierto que, cuando no se paga publicidad y lo publicado en el muro es un enlace externo, Facebook dificulta que otros lleguen. A ustedes, quienes encontraron la ruta y eventualmente leyeron esta columna, les digo: gracias infinitas. Gracias por darme la oportunidad. Gracias por creer y por leer en este tipo de espacios.


Desde la Colonia Municipal, Monterrey, 29 diciembre 2024

 



Benito Rosales Barrientos nació en Monterrey, ha participado en talleres literarios de su ciudad natal. Es autor de los libros: Sobre la cornisa del laberinto, poemas; Cuando estos cielos caigan como ojos de gato, poemas; Las flores del jardín, cuento, 2017; La niña y la serpiente, cuento, Metimos la pata, entre otros.

sábado, 28 de diciembre de 2024

Sorpresa de Navidad


Sorpresa de Navidad

 

Por Daniel Salinas Basave

 

La biblioteca de mi suegro Francisco Cabello tiene no pocos ases bajo la manga, y de repente algunas serendipias brotan de las profundidades. Husmeando en la pasada Nochebuena, di con la edición original de Esto no es una salida. Postcards de ocio y odio de rafasa@ve.dra (así firmaba). Una edición de Espina dorsal de apenas 300 ejemplares, salida de imprenta en la colonia Aviación en marzo de 1996. Uno de esos 300 ejemplares, es el que tiene mi suegro, dedicado por Rafa en mayo de 1996.

Reparo entonces en que ese libro está por cumplir 30 años. ¡30 años! Me sorprende y me aterra. En este libro (y en realidad en toda su obra) Rafa capturó una esencia, una atmósfera, una manera de sentir y estar en el mundo. El happening de una inconexa charla de antro capturada en la eternidad de un loop, cuando una @ representaba un símbolo de vanguardia propio de unos cuantos adelantados.

En esos años ya se vivía o por lo menos estaban sembradas las semillas de todo un movimiento cultural que marcaría a Baja California (y a México) en los años venideros. Cuando se hable de la movida tijuanense entre milenios y alguien recuerde el surgimiento de Artefakto, Solución Mortal, Nortec, Tijuana No, Julieta, los fanzines y luego los blogs, como quien recuerda la Factory Records manchesteriana y la movida madrileña, tendrá que recurrir a Rafa como la fuente primordial, como el cronista que fue capaz de plasmar el alma de una Tijuana efervescente e irrepetible.

Pienso entonces en la desigualdad del tiempo y su concepción. Por ejemplo, yo leí La tumba de José Agustín a principios de los 90, cuando la novela estaba ya por cumplir 30 años. El ritmo me atrapó y conecté con él de inmediato por su agilidad e irreverencia, pero no perdía de vista que aquello era una época lejana. ¡1964! Faltaban diez años para que yo naciera.

Aquel México a gogó me parecía ancestral.

Hoy el libro de Rafa Saavedra está por cumplir 30 años y en mi concepción del tiempo la época en que nació es algo reciente, aunque los cambios en el espíritu de la época y la diaria cotidianidad han sido mucho más radicales de 1996 a 2024 que de 1964 al 94.

De una forma u otra (y con muchos más kilos) yo sigo siendo el mismo tipo que era en los noventa. Y sí, la noventera fue una década muy chingona por donde se le vea. El espíritu de la época era fantástico. El mejor Zeitgeist posible. Creo que para mi setentera generación, los noventa representaron los cimentos de los que ahora somos.

En los noventa me casé, en los noventa debuté como reportero, en los 90 empecé a acudir a talleres literarios y en los 90 leí la mayoría de los libros que me marcaron el camino. Sigo siendo un producto de los 90, pero 30 años nos separan ya de esa década.

Los morros veinteañeros que lean el libro de Rafa en estos tiempos, verán los 90 con una lejanía y una distancia que a mí me resultan inimaginables, pues de una u otra forma mi Zeitgeist es esencialmente noventero.

Al final, creo que la esencia o la secreta motivación de todo acto creativo, es capturar el tiempo, conjurar un naufragio, retardar el inevitable olvido.

En fin, estas son las meditaciones y desvaríos mentales que genera una serendipia libresca cuando te toma por asalto en una Nochebuena.

 



Daniel Salinas Basave es licenciado en derecho, periodista y escritor. Ha colaborado en EsquireGatopardoMilenio Replicante, entre otras publicaciones. Trabajó como reportero en El Norte de Monterrey y en Frontera, de Tijuana. Actualmente tiene espacios editoriales semanales en Semanario InfoBajaSuplemento Cultural Palabra, Síntesis tv y San Diego Red. Es Premio Estatal de Literatura Baja California 2010 por Réquiem por Gutenberg. Premio Bellas Artes de Ensayo Literario Malcolm Lowry 2014 por Cartografías de Nostromo. Relatos de espías, embajadores y embusteros. Premio Gilberto Owen de Literatura 2015, en la categoría de cuento, por Días de whisky malo. Premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas 2015 por El lobo en su horaLa frontera narrativa de Federico Campbell. Ganador del Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2015, en el género de ensayo, por el trabajo titulado Bajo la luz de una estrella muerta.

viernes, 27 de diciembre de 2024

Eva

 

Eva

 

Por Martha Estela Torres Torres

 

El día primero de noviembre,

día de todos los santos del cielo

hago un recuento memorial

sobre las personas que grabaron versos

e historias en las páginas de mi corazón.

 

La imaginación germina lirios, acuarelas y canciones.

Imborrables recuerdos como el de mi amiga Eva Castro

quien prematuramente se elevó a regiones sublimes

para seguir traduciendo obras clásicas,

escribiendo historias, leyendas en praderas de Rubens.

La última vez que la visité, ya no me reconoció,

pero al ver chocolates, y el libro, sonrió por última vez.

 

Así fue nuestra despedida, con el silencio glamoroso

que no requiere palabras para agradecer amistad sincera

después de convivir tantos años en el Taller,

en casa del Arqui, inventando cuentos y novelas.

 

En este hermoso día en que las puertas del cielo se abren:

elevó una oración, un pensamiento y una flor para mi querida Eva.

 


Martha Estela Torres Torres tiene licenciatura en letras españolas y maestría en humanidades. Entre sus libros publicados están: Hojas de magnolia, La ciudad de los siete puentes, Arrecifes de sal, Cinco damas y un alfilPasión literaria Árboles en mi memoriaSeis lustros de letrasLa cólera del aire, Caleidoscopio y Exilio de sombras. De 2009 a 2018 fue profesora de literatura en la Facultad de Filosofía y Letras y actualmente es editora en la Universidad Autónoma de Chihuahua.

Arriba


 

Arriba

 

Por Sergio Torres

 

Donde me siento, el mundo se empieza a difuminar en la noche. Sale una hermosa luna llena en un cielo inundado de luz eléctrica que opaca las estrellas y hace aparecer la bóveda celeste como un telón oscuro de acero, sin alma, sin latidos.

Arriba, más allá de la luz y las nubes y el aire y el frío y la soledad y la ausencia, vuela mi pensamiento libre, encontrándose en un amoroso abrazo con tu recuerdo, con la dulzura imaginaria de tus labios, con el salado sabor a olvido del sudor en tu cuello con el aroma melancólico de tu cabellera agreste.

Aquí mi respiración pesa porque hay pesos que el cuerpo no carga, que solo el aire entiende porque es precisamente el aliento lo que falta, las palabras y la risa de la que no está, la que vive en el éter, allá donde todas las ideas son perfectas.

En esta dimensión, mi sombra y yo caminamos de la mano, con rumbo a un atardecer que nunca desaparece. El abrazo que me falta está lejos, mañana, tal vez, en otro día, en otra vida.

 


Sergio Torres. Licenciado en Artes, músico desde la infancia, dibujante y compositor de canciones. Maestro de música por vocación.

De regreso

 

De regreso

 

Por Engelbert Grijalva

 

Señora: Despídase ya de su esposo. Y si tiene hijos, que vengan a despedirse. Lo más probable es que ya no viva.

Eso escucho Myrthala del personal del hospital el 21 de diciembre del 2019.

Hoy celebro un año de mi nueva vida, gracias a Dios y a la señora cariñosa y necia que nunca aceptó y nunca se despidió.

Aquí estoy. Gracias Dios. La vida no me cambió.

Aún disfruto a mi familia, a mis amigos.

Gracias por el trabajo y por los momentos de esparcimiento. Gracias porque aún soy en veces aprensivo y renegón; porque puedo trabajar; porque sigo siendo tenaz, responsable y creativo.

Gracias. Porque mi recaída que tuve en el mes de agosto, aunque fue de terror, aun puedo disfrutar toda la comida. Y gracias por darme chanza de andar de nuevo en bicicleta.

Dios: ya solo te pido que no me quites ese cariño que tengo ahora y que sentí de mi familia y de mis amigos cuando iba a morir.

Gracias a esa gente que perdió un día haciendo fila para donar 34 unidades sangre en las dos hospitalizaciones y en las seis operaciones que tuve.

Gracias por escribir mensajes y estar pendiente de mi salud de muchas maneras.

Gracias a todos aquellos que me han ayudado en la rehabilitación.

Gracias a ustedes que me hicieron levantarme de lo que parecía imposible.

Con mucho cariño les mando un abrazo.



Engelbert Grijalva Photographer. ID:17128 Teléfono 614 414 7248. Dirección: Calle Octava 2204, Bolívar Centro, 31020 Chihuahua, Chih. SitioWeb: engelbertfotografo.com

jueves, 26 de diciembre de 2024

Eres un instante de iluminación

 

Foto Pedro Chacón

Eres un instante de iluminación

 

Por Sergio Torres

 

Amo que existas, que me des otra perspectiva del mundo. Yo lo veo como hombre, con todos los privilegios de ser moreno, norteño y artista. Tú lo ves como mujer, con todos los privilegios de serlo, de interpretarlo, de vivirlo. Compartir algunas horas a la semana, intercambiar puntos de vista, darnos cuenta de cuán arraigados tenemos algunos prejuicios y de qué manera hemos sobrevivido nuestras fallas es un instante de iluminación. Tu presencia me ilumina el alma, no solo porque me haga feliz tenerte en mi camino, sino porque todo aquel que interactúa contigo se va de ti transformado, aunque sea en un pensamiento. Me agrada tu físico, el sonido de tu voz, el olor de tu pelo, la sensación de tu mano en la mía y el calor que tu pecho regala al mío cuando me abrazas, cuando me contienes, cuando este mismo abrazo me da la sensación de expandirme más allá de los límites de la carne y toco el infinito en la linde del universo dimensional. Contigo entiendo que aquí todo es infinito.

 


Sergio Torres. Licenciado en Artes, músico desde la infancia, dibujante y compositor de canciones. Maestro de música por vocación.

Quetzalcoatl. Nueva versión de la leyenda de Ce Ácatl Topiltzin. Episodio 8: Lo que había de suceder

 

Foto Pedro Chacón

Quetzalcoatl. Nueva versión de la leyenda de Ce Ácatl Topiltzin. Episodio 8: Lo que había de suceder

 

Por Fructuoso Irigoyen Rascón

 

Unos días después, Topilzin accedió a que los danzantes subieran de nuevo hasta la sala del trono. Y lo hizo porque el vocero del grupo que se había atrevido a subir sin compañía hasta la ventana por la que el príncipe estaba observando de mañana a los cenzontles, y más tarde a los danzantes que se iban congregando en la plaza, le había comunicado que el grupo traía un presente muy especial para él. Y ante el cuestionamiento del gran maestre, ahora Tecpatli, el amigo del príncipe, afirmó que ya no le pedirían al príncipe desistir de su determinación sobre la prohibición de los sacrificios humanos. Ofrecieron también dejar fuera al danzante que se identificaba como tepoca con el espejo de Tezcatlipoca en su tobillo.

            Una vez que los danzantes penetraron en la sala del trono y comenzaron a exhibir sus talentos dancísticos y acrobáticos, una hermosa muchacha que formaba parte del grupo de danzantes, se acercó al príncipe y le habló dulcemente. Le ofrecía algo que llevaba en un pequeño guaje al que había para el efecto removido su tapón de olote de maíz: era el presente del que el primer muchacho le había hablado.

—Tomar uno o dos tragos alegrará tu espíritu. No te hará daño. ¡Vamos, bebe!

            La tentación se hacía cada vez más irrestitible.

Este grupo de danzantes traía muchachas, con los giros de la danza los vestidos dejaban ver atractivas siluetas curvilíneas, senos juveniles que rebotaban y reverberaban llenos de vida. El joven príncipe comenzaba a inquietarse, diría uno de sus poetas, le comenzaba a hervir la sangre.

            Al fin el príncipe no resistió más y probó el pulque. Era aquel un líquido baboso que se pegaba en la lengua, un sabor a agua sucia bastante desagradable... pero después de un par de sorbos quería más. La magia del octli.[1] La muchacha se deleitaba en servirle, el príncipe no dejaba de observar sus redondos senos, visibles por los lados de su tilma. Sentía su virilidad engurgitarse, su cara también se tornó rubicunda, el habla un tanto entorpecida. Sus manos, como actuando por si solas, recorrían el torso firme y sólido de la muchacha y esta intensificaba el ataque repegando sus firmes muslos contra las rodillas del príncipe. Comenzó a besarlo. En aquel momento Tecpatli, decidió intervenir. Había advertido que la situación se tornaba peligrosa.

Se dirigió al guardia mayor y le indicó que removiera discretamente a todos los danzantes del salón del trono. Él mismo tomó a la muchacha por la muñeca y disimulada pero firmemente jalándola la sacó del recinto diciéndole:

—¡Ve a llenar el cántaro! Trae más de ese licor.

Así la despachó mandando un guardia a seguirla y encargarse de mantenerla alejada. Pensó que había llegado justo a tiempo para evitar que el príncipe hiciera algo de lo que seguramente después habría de arrepentirse.

Ce Ácatl protestó tibiamente de que la muchacha que lo había excitado tanto desapareciera de su vista, pero mirando la jicarilla que la doncella había dejado a un lado del trono, la tomó y bebió más. Alguna versión de esta parte de la historia pretende que esta muchacha era uno de los dioses malos transformado en seductora mujer.[2]

Y qué pasaba ahora. Todos podían notar la virilidad excitada del príncipe dios apenas camuflada por su tilma y entre dos placas de escamas de la serpiente emplumada. No dejaba nada a la imaginación. Un ratito después estaba dando órdenes. Nunca visto. Gritaba como loco:

            —Que me traigan a Xochipétatl. Quiero que beba conmigo, quiero que vea que bueno es esto.

—Pero ve lo que dices, amado príncipe. Ella es tu hermana ¿como va a ser? ¿qué pasa?

            —Que la traigan digo. No le voy a hacer nada, solo quiero que beba de esta delicia conmigo.

            Y allá van las criadas y un par de guardias, no hacen un secreto de que van por la princesa, como que todo mundo se da cuenta, la han mandado llamar. Y ya comienzan los tepocas a esparcir rumores:

—La va a emborrachar, luego la poseerá, ¡Ved lo que es el tal Quetzalcóatl!

 

Las viejas que lavaban en el río no se explicaban que era ese terrible rumor, ¿qué estaba pasando? ¿De quién eran las voces que propagaban los rumores acerca de un pecado que todavía no se cometía? ¿Era la voz de Tezcatlipoca acaso? O tal vez era tan solo una creación fantasiosa de los coros toltecas que después de presentar peticiones al príncipe o a los dioses recorrían los barrios contando historias, diciéndoles a todos cómo les había ido en su encuentro con el príncipe.

            Pero no era tan simple esta vez, algo muy serio se gestaba. Y ya vienen con Xochipétatl. Como su nombre lo proclamaba: la doncella era hermosa como un lecho de flores. Vestía una tilma blanca inmaculada con un solecito bordado arribita de la bastilla, una amapola adornaba su negra cabellera. La habían encontrado en la Montaña de la Oración y estaba precisamente haciendo eso, orando. La muchacha se veía perpleja, es casi como si la llevaran arrestada, y todos le sonreían maliciosamente.

Cuando llegaron con ella a la sala del trono, el príncipe dijo:

—Déjenos solos...


[1] Pulque.

[2] Creencia que también se aplicó en otras versiones a Huémac, el ultimo rey tolteca, en cuyo caso tal maniobra era innecesaria pues Huémac no era casto y puro como sí lo era Ce Ácatl hasta este preciso día.




Fructuoso Irigoyen Rascón, autor de Cerocahui, una verdadera épica de la región, es médico con especialidad en psiquiatría, con una vasta y brillante práctica profesional. Es autor, además, de los libros Tarahumara Medicine: Ethnobotany and Healing among the Raramuri of Mexico y Nace Chihuahua, Gabriel Tepórame y Diego Guajardo Fajardo, los forjadores.


miércoles, 25 de diciembre de 2024

Milagros

 

Milagros

 

Por Sergio Torres

 

25 de diciembre. Todos los milagros han sucedido. Somos libres del peso de los pecados. Limpios y purificados como fue en un principio. Ahora es por siempre, y protegidos de toda perturbación, porque esta Mátrix no deja de presentarnos oportunidades para actuar de manera en la que nuestros hechos sean, por lo menos, cuestionables. Todos los milagros ocurren a diario, estamos vivos, somos conscientes, amamos, alguien nos ama, nos reconocemos en una enorme familia. El mundo mantiene sus revoluciones en la órbita, el universo continúa sus conspiraciones. A nosotros nos toca ser felices, es más, ni tanto: nos toca Ser.

 


Sergio Torres. Licenciado en Artes, músico desde la infancia, dibujante y compositor de canciones. Maestro de música por vocación.

El tesoro de la Navidad

 

El tesoro de la Navidad

 

Por Marco Benavides

 

En el silencio de una noche invernal, cuando la brisa helada danza entre las ramas desnudas y las luces cálidas de los hogares titilan como estrellas, surge el espíritu de la Navidad, tan antiguo como la humanidad y tan fresco como el primer copo de nieve. Más allá de las coronas de pino decoradas con esferas relucientes y las velas encendidas que proyectan sombras, más allá de los villancicos que llenan el aire con melodías familiares, hay un significado que no se mide en adornos ni tradiciones.

La Navidad es un recordatorio de que en lo más profundo de nuestra esencia, todos anhelamos lo mismo: paz. No la paz que solo detiene las guerras ni la que aquieta los ruidos exteriores, sino esa paz que nace del entendimiento, del perdón y del deseo sincero de que el prójimo experimente al menos una vez en su vida el calor del amor verdadero y la esperanza inquebrantable.

Es fácil dejarse seducir por las luces y el bullicio. Las calles se llenan de mercados que rebosan dulces y regalos; las familias se reúnen alrededor de mesas adornadas con manjares. Pero el verdadero tesoro de la Navidad no se encuentra bajo el árbol. No está en los paquetes envueltos con lazos dorados ni en los banquetes preparados con esmero. Está en los gestos simples, esos que no requieren precio ni envoltorios.

Es un abrazo que sana viejas heridas. Es el pan compartido con quien no tiene. Es una risa que irrumpe como un milagro en un corazón roto. Es la oración sincera, no por uno mismo, sino por el bien de otros, incluso de quienes no conocemos. Es el niño que despierta en cada uno recordándonos que la inocencia y la bondad no necesitan ser aprendidas; solo necesitan ser recordadas.

La Navidad en su más puro significado trasciende la fe y las culturas. Para algunos es la celebración del nacimiento de Cristo, un momento para contemplar la grandeza de un Dios que se hizo pequeño para abrazar al mundo con misericordia. Este misterio, tan sencillo y a la vez tan sublime, nos invita a mirar más allá de los pesebres y las figuras de porcelana, para descubrir en cada rostro humano la presencia de ese niño divino que vino al mundo para traer esperanza.

El Evangelio relata que aquella noche en Belén fue testigo de un acto de amor sin parangón. El Rey de Reyes no nació en un palacio, sino en la humildad de un establo. Los ángeles no anunciaron su llegada a los poderosos, sino a los pastores, hombres sencillos. Este detalle nos recuerda que el mensaje de la Navidad no está reservado a unos pocos elegidos, sino que es un regalo para toda la humanidad.

Cristo vino al mundo para enseñarnos que la verdadera grandeza está en la humildad y que la verdadera riqueza radica en el amor. En su fragilidad como recién nacido, mostró que incluso en nuestras propias debilidades podemos encontrar la fuerza para amar y transformar nuestras vidas y las de quienes nos rodean.

Para otros, la Navidad es un homenaje a tradiciones antiguas, a la naturaleza que duerme bajo el manto del invierno y a la esperanza del renacer con la luz de un nuevo año. Pero en el fondo, para todos, la Navidad es un instante universal donde el alma humana se permite creer.

En esos días breves de diciembre, cuando la noche parece devorar al día, una llama arde más brillante en los corazones. Es el deseo, quizás ingenuo, quizás utópico, de que al menos una vez al año todos sean felices. Que nadie duerma con hambre. Que las lágrimas de dolor se transformen en ríos de consuelo. Que las diferencias se desvanezcan y los extraños se conviertan en amigos, aunque sea por un breve respiro.

En la espiritualidad de la Navidad, también encontramos un llamado al cambio interior. Es una invitación a contemplar la vida y a preguntarnos: ¿Qué puedo hacer para ser un instrumento de paz y amor? En un mundo que con frecuencia parece roto y dividido, la Navidad recuerda que, como dijo San Francisco de Asís, “Es dando como se recibe”. Cada pequeño acto de bondad, cada palabra amable y cada gesto generoso tienen el poder de encender luces en las tinieblas.

El verdadero significado de la Navidad no está en las cosas que acumulamos, sino en lo que liberamos: el egoísmo, el rencor, la indiferencia. Es abrir el corazón como se abre una ventana en una noche fría, permitiendo que entre el aire fresco de la compasión y la calidez de la gratitud. Es un recordatorio de que todos somos parte de una misma historia, un hilo en la gran trama de la humanidad.

El niño Jesús, cuyo nacimiento celebramos, es también un símbolo de renovación. Una nueva oportunidad para crecer en amor y fe. Nos enseña que el perdón es posible, que la reconciliación es un camino y que el amor, en su forma más pura, es el mayor regalo que podemos ofrecer y recibir.

Y así, mientras el mundo se viste de luces y melodías, mientras los copos de nieve caen silenciosos sobre los tejados, el verdadero milagro de la Navidad ocurre en los corazones. Es un susurro, una promesa: "Hoy, al menos hoy, el amor será suficiente para todos."

La Navidad nos llama a mirar más allá de nuestras propias necesidades y preocupaciones. A tender la mano al caído. Compartir nuestro pan con el hambriento. Ofrecer una sonrisa al desconocido. Es un tiempo para recordar que no estamos solos, que formamos parte de una comunidad global donde cada uno tiene el poder de marcar la diferencia.

En el corazón de la Navidad también está la esperanza. Esperanza de que las heridas puedan sanar, de que los corazones endurecidos puedan ablandarse y de que los lazos rotos puedan restaurarse. Es una esperanza que no depende de las circunstancias externas, sino de una certeza interior de que el amor siempre encuentra un camino.

El verdadero significado de la Navidad es un recordatorio de que la felicidad no se encuentra en las cosas materiales, sino en los lazos que tejemos con los demás. Es un llamado a vivir con gratitud, a dar sin esperar nada a cambio y a abrir nuestros corazones a la maravilla de la vida.

En este día sagrado, cuando el mundo entero parece detenerse por un instante, que nuestras almas encuentren reposo en la promesa de la Navidad. Aunque las noches sean largas y frías, siempre habrá una luz que brilla en la oscuridad, una luz que nos guía hacia la paz, el amor y la esperanza.

 

23 diciembre 2024

 

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drbenavides@medmultilingua.com

 



Marco Vinicio Benavides Sánchez es médico cirujano y partero por la Universidad Autónoma de Chihuahua; título en cirugía general por la Universidad Autónoma de Coahuila; entrenamiento clínico en servicio en trasplante de órganos y tejidos en la Universität Innsbruck, el Hospital Universitario en Austria, y en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Ha trabajado en el Instituto Mexicano del Seguro Social como médico general, cirujano general y cirujano de trasplante, y también fue jefe del Departamento de Cirugía General, coordinador clínico y subdirector médico. Actualmente jubilado por años de servicio. Autor y coautor de artículos médicos en trasplante renal e inmunosupresión. Experiencia académica como profesor de cirugía en la Universidad Autónoma de Chihuahua; profesor de anatomía y fisiología en la Universidad de Durango. Actualmente, investiga sobre inteligencia artificial en medicina. Es autor y editor de la revista web Med Multilingua.