La columna de Bety
En la vitrina
Por Beatriz Aldana
Bueno... aquí voy. Hace unos
pocos días hice un video donde comenté que esta ciudad era pequeña, pero no me
refería a los metros cuadrados, sino a que cohabitamos personas que nos
conocemos ya sea desde que éramos niños, adolescentes, jóvenes, e incluso ahora
como adultos. Muy bien, lo comento porque muchísimas personas me habían
manifestado días y meses atrás su alegría por contemplar un cambio muy
favorable tanto en lo físico como en lo espiritual, que se ha notado a todas
luces en mi persona.
Meses después, también por
ahí, otros me manifestaron recientemente un dejo de disgusto (personitas que sé
totalmente de su estimación) por algo que miraron y que percibieron que no
sería muy grato para mí.
A decir verdad, a mí también
casualmente me tocó estar en ese lugar, pero, lejos de ser molesto, resultó
todo lo contrario, fue como un pequeño rozón en mi brazo, como cuando se nos
dice: ¡pon atención!
Hay cosas en la vida que si
no se cuidan como es debido, si se pierden, corren el riesgo de no recuperarse
jamás.
Agradezco infinito a todas
esas personitas, ya que hoy más que nunca me percato y aprecio profundamente
que en lo más mínimo paso desapercibida en los caminos de esta preciosísima ciudad.
Beatriz Aldana es contadora y siempre ha trabajado en la industria y en corporativos comerciales. Gran lectora, escribe y produce crónicas de video en sus dos blogs de Facebook, además de La columna de Bety en Estilo Mápula.
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