Monólogo de
alguien que escribirá una pieza no se sabe si de teatro o una canción
Por Larizza Arvizo
Había
tenido el corazón más tibio y flojo del mundo, en un parpadeo se me torno en
roca, bastaron solo las ganas de quemarlo y comerlo, me habían mordido el
corazón más una vez, y no solo las mordidas sino que también un soplido con un
poco de veneno me hacían mojar los ojos, derramaba lagunas de ellos, y sentía
cómo el alma se me hacía nada, ahora que esta tan de moda eso del bullyng,
definitivamente sería mí coronación como la víctima favorita; un dos tres por
mí que estoy tras la puerta con un paño
húmedo en las manos y los mocos hasta el piso, si se dieran medallas me habrían
re tapizado el cuarto con un sinnúmero de ellas, hasta puedo imaginarlo,
“vengan, pasen, no deje de verlo, no se lo pierda, la coronación de la víctima”
o mejor dicho: la lastimera; hasta
oigo al merolico: “no llora lágrimas de sangre, pero sí le llena un vaso” y los
charlatanes, esos no faltarán: “venga, venga y lleve un vaso de agua salada,
como la que probaron los tigres del norte” nunca me he ganado nada pero si
fuese concurso yo ganaba, es más, que me den un premio, tantos años de
esforzarme poniendo la otra mejilla como para no recibir nada, solo golpes de
la vida, he pensado que tal vez pueda recibir la canonización, me he enrojecido
últimamente de recordarlo, pero es que la vida es así, o se es víctima o se es
victimario, nunca llegamos a un equilibrio, no sé si será algún problema mental
con el que arrastra la humanidad, una especie de trauma, pero no somos capaces
de estabilizar nuestras emociones, como si no tuviéramos los suficientes medios
en nuestras manos, y es que si no controlamos nuestros sentimientos y
emociones, pues ni cómo controlar cualquier otro aspecto de nuestras vidas menos
la vida de nuestras parejas, es increíble que en lugar de evolucionar estamos involucionando.
De cualquier modo yo ya decidí, y de ser víctima a victimario pues me voy por
el segundo, es como del pendejo al carbón, pues ya saben, ahora cada que oiga
cualquier insulto, pienso responderlo, sin importar las consecuencias, sea o no
necesario pienso responder como Julio Cesar, aunque me cueste un diente, total
tengo 32, uno menos me ahorrara muchas
amalgamas, pienso defenderme a como dé lugar; aquí frente al espejo voy a
jurarme no dejar de reñir, y si me ven feo pos los veo feo, y si me empujan les doy dos empujones, y si me
escupen pos le doy en la madre, y si me pitan les tiro dedo, y si se me
atraviesan en el trafico pues los choco me vale madre total traigo seguro, ¿qué?...
Pos ¿qué? De ¿qué? O ¿qué chingaos te traes? Ora, éntrale. Ese guey me vio feo,
lo voy a chingar, aquí con mi navaja voy a sacarle las tripas, no que me van a
meter a la cárcel si aquí ni hay ley. Si me meten, me vale, me vale total unas
vacaciones pagadas con comida y toda la cosa; siempre hay que ver el lado bueno
de la vida, porque si me ponga a pensar que en una pelea quizá pierda la vida,
pues no hago nada, ¿me explico? Es que el que no arriesga no gana, y yo he
decidido, pos total y si mí me matan, pues uno menos, menos contaminación por monóxido
de carbono, hay que pensar en el planeta, dejar el egoísmo a un lado, ya somos
muchos; ahora que si bien me pongo a pensar qué sería de mi madrecita sin mí,
pues ahí sí que me duele, y es que la jefa duele, cala y a veces chinga, pero
la jefa es la jefa y yo pues tengo que pensar en ella, y es que cuando uno se
muere pues se lo comen los gusanos, y yo le tengo fobia a los gusanos, el solo hecho de imaginar mi
podredumbre y mi hermosa y compacta
figura inflada como globo aerostático, pues no, no me agrada, pero es
que la gente me llena, me inunda, con una ganas de mandarlos a la chingada.
Cómo tiran y cómo tragan, basura y comida, y apenas se tragan un chicle y órale
el papel al suelo, como si el chingado papelito pesara mucho y no quieren cargarlo
hasta un bote de basura, eso no es de
Dios, luego el chicle, pues pal suelo, y es que en mi experiencia he visto
changos con mejores costumbres, no sé qué es lo que nos separa más, si los
pelos del chango o la inconciencia del humano, luego como que no controlamos
los esfínteres y me refiero a los que nos brotan de las acciones y del pensamiento;
para muestra un botoncito, fíjese usted,
es cuestión de salir a la esquina y verlos haciendo un agujero en el pavimento
para robarle el agua a los vecinos, luego en otra esquina, un vendedor ambulante
tapando la cochera a algún ciudadano; la lista es larga, así ni cómo, luego que
si el marido se bebió la quincena, pues ha de ser culpa de este chingado
gobierno bueno para nada, ¿o no?, ¿no funciona esto así? No es que sea uno un
chingado santo, pero hay que guardar la distancia, tratar de convivir,
apoyarnos, tomar lo que nos corresponde, esperar sentados que nos llegue todos,
pues no funciona, hay que mirar la vida de frente, y ser mejores, cambiando para
poder convivir, así que, pensándolo bien, mejor ni victima ni victimario, pos
simplemente ciudadano, porque la felicidad es cosa de actitud, la vida es cosa
de actitud, yo soy la actitud, he decidió en definitiva no seguir participando
en el juego, la antagonista y el protagonista de este mi gran melodrama, a
partir del año que entra me escribo una pieza.
Larizza
Arvizo nació en Matachic en 1988. A los cuatro años se trasladó a la ciudad de
Chihuahua, donde realizó sus estudios. Es egresada de la licenciatura en teatro
por la Facultad de Artes de la UACH. Ha actuado en 25 montajes y es ganadora del
premio a mejor actriz, y actriz revelación, en la Muestra Municipal de Teatro
2009.