los martes
Dar de
qué hablar: Una casa con silencio y patio
Por Andrés
Espinosa
1. Los poetazos
Recibo
la invitación de Rafael Cárdenas, a través de Jesús Chavez Marín, para preparar
un trabajo con las características necesarias para el formato de Los poetazos; al margen de mis
publicaciones en Estilo Mápula tenía
precisamente una serie de trabajos que me estaban gustando y me di cuenta de
que ese era su momento para aparecer en el digno marco de las publicaciones de Los poetazos. De manera que el trabajo
fue continuarlo y darle un cierre adecuado, justo con la extensión que el
formato permitía. El formato de Poetazos y la brevedad temática del texto se unieron. De manera que
para mí ha sido un divertimento (sin i final, como la composición
musical) trabajar para Chávez y Cárdenas Una
casa con silencio y patio.
2. Una
casa con silencio y patio
Tengo
la consideración de que mi casa tiene como parte estructural importante, vital,
piedra angular, el silencio. De la manera en que Alejo Carpentier se refiere al
espacio comprendido bajo los arcos de una bóveda como elemento armónico, junto
con la bóveda y las columnas. El silencio en casa no lo veo como algo monacal. Está
visto que el silencio es materia musical; prodiga una armonía espacial,
temporal y motívica; además, en casa siempre está sonando la música, en las más
de las ocasiones, música sinfónica o jazz, y ambas músicas tiene al silencio
como factor determinante en sus desarrollos. Luego entonces, mi casa no es una
casa silenciosa, en el sentido sónico, está llena de alegría y de sonidos
construidos a base de silencio; un silencio espiritual, meditativo, acompasado
con música elaborada con dosis necesarias de silencio. Algunas veces me
descubro en el inicio del día disfrutando del silencio del amanecer, que es uno
de los momentos maravillosos del día, y resulta que repentinamente descubro que
tengo rato escuchando cantos de pájaros, dado que es el momento durante el cual
se escuchan; nuevamente: el silencio lleno de sonidos justos para adecuarse a
su condición sónica. No sé yo si en física exista el sonido puro o absoluto,
pudiera ser posible. Pero de lo que hablo es de la naturaleza del silencio que
me gusta y contemplo, que me hace concebirlo como un elemento que me armoniza y
me lleva de la mano a los momentos de creación o de simple contemplación. Esa
es la atmosfera que prevalece al construir mis textos, en general, y los que formaron a Una casa con silencio y patio, en particular.
3. De
cómo veo mi escritura
Trato
de ser lo más sencillo que pueda. Dentro de una postura honesta, ser lo más
sencillo posible para lograr la mejor expresividad, el mayor sentido de
contenido al momento de usar las palabras (existe por ahí un trabajo que habla
de cómo menciono las palabras). Nunca me entrometo con métricas o rimas, me
interesa ver a dónde me llevan los sonido y el sentido de las palabras. Creo
firmemente en una postura de observación, con una perspectiva distinta a lo
cotidiano, para ver el mundo de una manera más respirable o que me haga más
respirable la vida, lo cual, esa postura, no siempre te lleva a momentos
festivos ni gratos, sino que también te lleva a la seriedad o a la firme
desazón, pero nunca a la desesperanza. Tal vez en algún momento mantuve una
visión un tanto gris, sin embargo prefiero el punto de vista que da un canto de
la vida lleno de luz; otra cosa es que se tenga la firmeza de ver al mundo en
su naturaleza ambivalente. Armónico, pero lleno de caos; gozoso y festivo,
aunque también lleno de drama y final. La vida y la muerte, en fin.
4. Tradición
artística. Difusión cultural
Creo
firmemente que Los poetazos tiene
escrita su historia dentro del ámbito cultural del norte del país. Una
estrategia novedosa que inicia como una seria postura de creación literaria
cultural y que por ser sólida se ha mantenido con notable nivel de calidad,
innovación en sus argumentos publicitarios y con buenos contenidos. El trabajo
de Rafael Cárdenas como difusor cultural, como promotor de la lectura, también como
pequeño empresario cultural, es un producto consolidado que alcanzará todavía
más generaciones de jóvenes escritores y de artistas plásticos. Es un motivo de
orgullo y de agradecimiento pertenecer al estantero de Los poetazos.
Por
otro lado, la participación de Jesús Chávez Marín es determinante en el
ambiente cultural literario de Chihuahua. No es posible dejar de considerar su
trabajo. Ha recabado un magnífico archivo, agrupado un buen número de talleres
y es editor de una serie larga de escritores y escritoras. Su trabajo de
difusión actual tiene una activa cotidianeidad,
y eso tiene un gran mérito: estar en el espacio abierto de redes
sociales con una cantidad de frases, ideas, cuentos, versos, poesías; noticias,
documentos históricos, escritos o fotografías, exige un compromiso, una
sensibilidad y una idea clara del quehacer cultural. Además, todo ello con una
labor de difundir y cubrir personalmente cuanto evento cultural se presente,
incluidos también los musicales; Estilo
Mápula es un espacio de calidad que generosamente recibe a todo aquel
comprometido con el ejercicio escritural, lejano a los grandes reflectores
oficiales.
Andrés
Espinoza Becerra, Córdoba, Veracruz 1958, hizo estudios de literatura hispanoamericana.
Tiene dos libros de poesía publicados: Quinteto
para un pretérito (1996), en coautoría con otros autores, y Los días que no duermen (2004). En
1996 gana el premio Cuauhtémoc de poesía con Domingo Siboney. Tiene algunos proyectos en espera de aparecer,
como El ramalazo de los recuerdos y El árbol de los ciruelos.
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