viernes, 14 de noviembre de 2025

Donde la luz es tan intensa

 



Donde la luz es tan intensa

 

Por Sergio Torres

 

En aquellos días la muerte era joven, caminaba en el universo tocando de vez en cuando alguna estrella, una flor, una ballena, una joven de catorce años, un bebé aún no nacido, una anciana cuya mente la había abandonado, un árbol milenario que se suspendía, de pie, esperando el final.

Con el florecimiento del hombre, la muerte expandió sus operaciones. En un año había hambruna; al siguiente, peste, maremotos, guerra. Como si la vida, siempre abundante, valiera lo mismo que un predio, la cura de una fiebre, las palabras impresas en un libro.

A mi casa la muerte ha llegado cuando tiene que hacerlo. Para fortuna suya y nuestra, somos muchos.

Un poco antes de que yo naciera, atropellaron a mi tata Pancho, de quien mi hermano Fran heredó el nombre. A partir de ahí fueron dejándose abrazar por la Niña Blanca mi tata Higinio, nana Toña, mi tío Chuy, mi tío Poncho, mi nana Nati, mi tía Chayo, mi tía Mona, doña Chuyita mi mamá, mi tío Yako, don Nacho mi papá, mi segunda madre La Cande... y hasta ahí vamos.

He perdido a otros primos y tíos, pero no tengo muy claro el orden: Mi tío Ramón y mi tía Socorro y mis primas hijas de ellos y algunos de sus nietos. Del lado de mi prima Adriana, una sobrina. De mi sobrina Mónica, un sobrino.

La Muerte sigue llevarse todo a una dimensión donde la luz divina es tan intensa que no podemos ver a nuestros amados, ni a los no tan amados ni a los totalmente desapercibidos.

En la foto doña Chuyita en sus 20, año 1962.

 


Sergio Torres. Licenciado en Artes, músico desde la infancia, dibujante y compositor de canciones. Maestro de música por vocación.

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