domingo, 2 de noviembre de 2025

De lo único que estaba segura era de que aquello inexplicable, mágico y maravilloso, tenía que repetirse. Presentación del libro Damiana La pureza del placer

 


De lo único que estaba segura era de que aquello inexplicable, mágico y maravilloso, tenía que repetirse. Presentación del libro Damiana La pureza del placer

 

Por Jesús Chávez Marín

 

Es una gran lección de filosofía y de literatura para Ciudad Chihuahua la visita de la maestra Marcela Bodenstedt, por siete razones. En este artículo me concretaré a las razones literarias, novelísticas, poéticas.

Damiana. La pureza del placer, que Marcela escribió recientemente, la publicó, según me dijo en una grata conversación que tuvimos esta mañana por teléfono, para que pudieran leerla todo tipo de personas: sus amigos, sus amores, mujeres y hombres de toda índole: profesores, jóvenes, viejos, informados y desinformados, doncellas y mártires. Para que la disfruten y piensen.

Y sí. Este libro se lee con una facilidad milagrosa.

En esta novela los lectores hallan en cada página una sorpresa llena de asombro y de acción.

En sus páginas miramos cómo un mundo antiguo, digamos tipo siglo 20, se transfigura ante nuestros ojos hacia la vida plena de siglo 21: regiones y tiempo donde, en la llamada vida real, la mayoría de los jóvenes de hoy son gozosos protagonistas, como si la alegría y el placer fueran tan naturales como respirar.

Ya con eso tendrían los lectores para adorar esta novela. Además, en la riqueza de su valor artístico hay todavía un plus: la destreza literaria de esta autora.

Por principio de cuentas, el primer párrafo del libro contiene lo que Vicente Leñero, gran maestro del discurso narrativo, indica:

1.     Que atrape al lector de inmediato y no lo suelte hasta llegar a la hoja final.

2.     Que en ese breve texto, en no más de una página, redacte una síntesis completa del relato.

Vean si no. Aquí les transcribo el párrafo con el que inicia Damiana. La pureza del placer.

 

Pueblo de polvo y de comales, callado e inmóvil allá en la sierra. A esa hora de la tarde, después de la comida, todo estaba quieto y solo se respiraba silencio y aire caliente. Sentada en la tierra frente al jacal, Damiana desmenuzaba hierba seca para formar montoncitos, las piernas abiertas al azar. Tenía esa edad entre niña y mujer, donde comenzaba a despertar el interés de los hombres, quienes, al pasar por ahí, se revolvían inquietos al mirar lo que se ofrecía a la vista bajo el vestidito de manta. Ella, indiferente, continuaba con su juego sin percatarse de lo que provocaba. De facciones broncas, pero atractivas, boca generosa y ojos callados, poseía una sensualidad inusual en alguien tan joven.

 

Como rayitos de sol, con naturalidad serena, aparecen factores simbólicos del poema, o sea de la novela, definiendo aquí a la poesía en el sentido pleno, clásico, de lo que es un texto literario:

Ejemplo de elementos simbólicos:

1.     Pueblo de polvo y de comales, callado e inmóvil/ el mundo anterior, el viejo espacio, sociología estancada, por ese rumbo apunta la metáfora.

2.     Todo estaba quieto y solo se respiraba silencio/ mundo estancado, tiempo contenido, o cualquiera otra imagen que el lector halle en tal sentido.

3.     Y aire caliente/ anuncio del río que se anuncia, la lluvia que viene. Bueno, esto es lo que un lector cualquiera podrá entender cuando conozca la historia completa que se cuenta. Otros podrán hallar significados distintos, o no ver nada en esa descripción: todas las posibilidades en la experiencia literaria.

4.     Frases narrativas: Las que construyen la intriga, o sea, el punto de vista y el hilo en el que se trama el relato:

después de la comida

Sentada en la tierra frente al jacal

las piernas abiertas al azar

Y otras más.

Los puntos 5, 6, 7, 8 y 9 no los voy a poner, porque este es, necesariamente en una presentación de libro, un artículo breve.

En segundo lugar: La pureza. Esta es una lección de mi maestro Abraham Ocenansky: Me dijo que si un poema, un cuento, o una novela alcanzaran a ser verdaderamente revolucionarios, entendiendo aquí la palabra revolución no en su sentido político sino en su pleno sentido, tendría que edificarse desde un punto de vista, desde un narrador o desde un personaje que fueran virtuosos; de nuevo, sin que la palabra virtuoso tenga que ver con la moral, ni con religión, sino con la ética y la plenitud de la vida. Y Damiana, personaje de esta novela de Marcela, es el ejemplo exacto de esta premisa.

En tercer lugar: El tema. O para mejor decirlo: Los temas: La iniciación. La sensibilidad. El erotismo. Los habíamos antes leído desde el punto de vista de autores masculinos. Ejemplos:

1.     Ana Karenina, de León Tostói

2.     Lolita, de Vladimir Nabokov

3.     Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco

4.     Los años con Laura Díaz, de Carlos Fuentes

5.     La vida que se va, de Vicente Leñero

Y muchas otras.

En cantidad menor, también existen brillantes novelas de iniciación, erotismo y sensibilidad escritas por autoras. Ejemplos:

1.     Arráncame la vida, de Ángeles Mastretta

2.     Cumbres borrascosas, Emily Bronté

Y otras más.

En cuarto lugar: Marcela, con iluminada intuición, consiguió darle vida a un personaje literario inolvidable: Damiana. Así como existen Emma Bovary, Alonso Quijano, Lolita, Artemio Cruz; el nombre de Damiana quedará inscrito en el canon de la tradición literaria mexicana. Por la novedad de su encantadora personalidad. Por la diáfana vida y la natural libertad de su destino. Porque Marcela en su novela cuenta un racimo de historias desde el punto de vista de la pureza mental y física, desde la plena y tan sencilla libertad.

La autora se da el lujo de jugar con su propia biografía, de aparecer en la historia que cuenta, y con su mismo nombre: Marcela. Ella es la rubia y guapa agente de la Policía Judicial Federal que ayuda en un trance difícil a la protagonista.

Item más: Cuenta enterita, y con lujo de detalles, una historia de narcos y de gángsteres, sin escenas sangrientas ni aparatosos asaltos.

Como sin querer queriendo, también relata varias estampas de la vida conyugal antigua, de tipo siglo 20. Lean como botones de muestra estas frases de la novela:

 

Concha cruzó el humilde jacal en que vivía junto con toda la familia; sus cinco hijos, su Misael y su sobrina Damiana. Volteó hacia el petate junto a la estufa, donde esta dormía en completa calma.

 

Allá vas a tener todo: bonitos vestidos, comida, paseos, y serás mi señora.

 

Y un sentimiento de estar atrapada la embargaba.

 

Así vas a lavar y a planchar, me vas a servir la cena cuando yo llegue.

 

Sonó el teléfono de la habitación y le avisaron del inesperado arribo de su esposa. (Nota mía: Que por poquito lo agarra en la maroma).

Mi reina, ¿cómo estás? ―le preguntó, fingiendo sorpresa. La adoraba y jamás sería su intención hacerle daño. ¡Pero esa maldita calentura!

 

Bueno, ya. No puse aquí ningún rastro de espóileres, así que compren la novela. No se la pierdan.

Muchas gracias por su atención.

 

Noviembre 2025



Jesús Chávez Marín es editor de Estilo Mápula revista de literatura.

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