José
Alberto. Su homilía del Monte Tabor
Por
José Alberto Nava Aguirre
Estimados
hermanos:
Tabor es el nombre que la tradición asignó a ese
monte alto que nos describe Marcos en su Evangelio. Sitio de la
transfiguración, lugar de luces y sombras, de silencios y palabras elocuentes,
reúne en sí, dos montes: el monte de la gloria, del encuentro con Dios, y el
Gólgota, lugar del silencio de Dios, pero también de la gloria. En los dos, de
igual modo, la fe se ve fortalecida. ¡A subir los dos montes, en esta Cuaresma!
Oración:
Te alabo, Padre Dios,
porque en Cristo nos das el
modelo a seguir:
+ en la oración
+ en la toma de decisiones
+ en la pasión por tu Reino de
amor
¡Bendito seas, oh Padre!
Yo también quiero,
en esta Cuaresma,
ser dócil al Espíritu
como lo fue Jesús en el
desierto.
Y cumplir en todo tu voluntad.
Amén.
Con afecto,
fr Pepe op
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II Domingo de
Cuaresma
Domingo 1 de marzo de
2015
Del santo
Evangelio según san Marcos (9,2-10)
En aquel
tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos a un
monte alto y se transfiguró en su presencia. Sus vestiduras se pusieron
esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie puede lograr sobre la
tierra. Después se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces
Pedro le dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué a gusto estamos aquí! Hagamos tres
tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. En realidad no sabía
lo que decía, porque estaban asustados.
Se formó
entonces una nube, que los cubrió con su sombra, y de esa nube salió una voz
que decía: “Éste es mi Hijo amado; escúchenlo”. En ese momento miraron
alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús, que estaba solo con ellos.
Cuando
bajaban de la montaña, Jesús les mandó que no contaran a nadie lo que habían
visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos
guardaron esto en secreto, pero discutían entre sí querría decir eso de
“resucitar de entre los muertos”.
El Monte Tabor. Bello relato en la tradición literaria universal. Y en una Tradición de Fe. Tema de la homilía, hoy domingo 1 marzo 2015, de Fray José Alberto.
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