Se fue la luz
Por Larizza Arvizo
Escuchar del tonto al que le ocurre todo, es cotidiano e incluso divertido,
pero de eso a ser ese tonto hay un
puente de mala suerte con una distancia de desgracia y poca fe; una
noche como cualquiera me volví una de esas tontas, desafortunada de mí, todo
era una tragedia griega.
Todos en un abrir y cerrar de ojos me habían dado la espalda, me había quedado
sin esa nada que era mi todo, me hallaba sola, sin empleo, con un gato
hambriento, la enorme cantidad de diecisiete pesos con cincuenta centavos en mi
bolsillo y una tarjeta del vivebús cargada con cien pesos, la moral por los
suelos, mucha hambre y suficiente orgullo. Me lamentaba amargamente no a haber
invertido correctamente mi aguinaldo, haberlo despilfarrado dándole regalos a
quienes dijeron amarme, apreciarme e idolatrarme y que cuando el dinero se me
acabó me dejaron hasta de saludar.
Gastar en la comida de mi pobre gato quince pesos sería lo más coherente,
él era el único que no me había dejado nunca, así que me dispuse a salir a la
calle comprarle su alimento. Pero al volver, mi cambio de dos pesos con
cincuenta centavos había salido volando de mi bolsa sin piedad alguna, casi
puedo imaginar las monedas sacando sus patitas y a correr. Era lo único que me
quedaba, lo tenia para unas solicitudes de empleo. Sentí ganas de llorar amargamente
pero ya había sido mucho, llegue a la casa y decidí dejar que las cosas pasaran,
no saldría en todo el día para evitar más desgracias, es que cuando uno trae
las vibras tan negativas más vale ni ir a trabajar.
Esto de no salir y no hacer nada
no evitó que siguiera la mala racha. Mientras veía el televisor, zas un apagón,
espere unos minutos creyendo que volvería la luz pero no fue así, me habían
robado, y en mi propia cara. Se llevaron el medidor, ya no sabía si lo correcto
sería reír, llorar o simplemente no hacer nada. Lo que más me dolía es que mi
novela favorita se había quedado tan intensa, acababan de atacar a Luciano,
esta si era una desgracia.
Culpaba al karma, a las brujas, a los políticos y a la policía, será que
no quise aceptar mi parte, y darme cuenta de que poner una reja en el medidor
les dificultaría robarme, o quizá coser la re chingada bolsa de mi pantalón
para que mi única fortuna no se saliera de ella, o debí acaso dejar de beber en
las posadas, y mejor ahorrar mi dinero, y tal vez ayudaría no drogarme, o de
plano reformarme y no haberle robado a mi jefe en la oficina, tantas cosas que
hacer y pensar, lo bueno es que no estoy embarazada, o sí;
eso ya no importa, en un mes se sabrá, ahora lo que importa es averiguar si en
el oxxo aceptan la tarjeta del vive bus para comprarme unas Maruchan y ya de lo
otro Dios dirá.
Larizza Arvizo nació en Matachic en 1988. A los cuatro años
se trasladó a la ciudad de Chihuahua, donde realiza todos sus estudios. Es
egresada de la licenciatura en teatro por la Facultad de Artes de la UACH. Ha
actuado en 25 montajes y es ganadora del premio a mejor actriz, y actriz revelación,
en la Muestra Municipal de Teatro 2009.
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