El violín
Por Martha Estela
Torres Torres
A
mí siempre me ha gustado la música de violín y tengo discos que colecciono para
escucharlos cuando la tristeza me deja sin aliento en tardes de otoño.
Un
día conocí a un violinista de country. Era como los hombres de mi tierra,
fuerte, decidido y valiente, a la vez tan sencillo y natural como los
ocotillos. Altos, delgados, señoriales en el paraje desértico y desolado de la
vida.
Al
mes nos volvimos a encontrar casualmente, él me miró y reconocí su sonrisa y la
luz de sus ojos marrón. Se acercó pausadamente y besó mi mano. Me quedé
impactada al verlo inclinarse ante mí como si yo fuera una reina.
Hasta
entonces recapacité en el haber de mi vida: no tenía súbditos ni tiranos a mi
alrededor, solo quedaba el mal recuerdo de aquel viejo insensato que me
traicionó cuando le brindaba las mil flores de mi cuerpo, mi corazón apasionado
y las letras perenes de mi inspiración.
Cuando
vi al vaquero comprendí que las estaciones de la vida a veces llegan antes de
tiempo. Se altera el ciclo natural para brindarnos sus mejores frutos.
Tres
días después de aquel encuentro fortuito que cimbró mi entendimiento cuando aún
pensaba dolorosamente en el daño y el maltrato del filibustero, aprendí esta
lección: ¿Cómo no captar que hay tantos de vaqueros en el mundo que son francos,
genuinos y leales?
***
Ahora
al atardecer escucho acompañada la mejor música de violín interpretada por el
hombre que cambió mi vida por este paraje vegetal donde las raíces de los árboles
son robustas y firmes. También ya tengo todos sus discos.
Martha Estela Torres Torres tiene licenciatura en letras españolas y
maestría en humanidades. Entre sus libros publicados están: Hojas de magnolia, La ciudad de los siete
puentes, Arrecifes de sal, Cinco damas y un alfil, Pasión literaria y Árboles en
mi memoria. Actualmente es profesora de literatura en la Facultad de
Filosofía y Letras y editora en la Universidad Autónoma de Chihuahua.
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