Breve tratado de los bosques
Por Guadalupe Ángeles
I
Laberíntico incendio en la conciencia
frente a mí la arboleda
su férrea tenacidad
no hay temor en mi deseo de ser tierra
Madre tibia de raíces.
II
Anhelo el vértigo de las ramas rumbo al sol
la sencillez del nido ajeno
a la
inmensidad del vuelo
el frenesí de la danza arbórea en la tormenta
dulce verdor enamorado del rocío que bosteza
desprendiéndose de elfos
nocturnos.
III
El de mi infancia no fue un jardín japonés
lírico y dulce como
niebla
despojado de abrumadores
fantasmas
fue más bien una especie de selva
en cuyo corazón pude
haber muerto
aguas mansas no corrían bajo ese verde seductor
y en arenas movedizas
quiso hacer de mí su alimento.
No sabía que todo bosque
no es sino un símbolo
lleno de Dioses
necesitaba uno
¿era malo
entonces alimentarlo?
IV
De niños soñamos con un vuelo
Acaso vértigo de
Insectos entre árboles
Y no era un deseo de ser tierra
sino el terror concreto de millares de patas de hormigas
descendiendo de mi cuello hasta los pies
¿el cálido abrazo de las raíces habría de salvarme?
¿el murmullo que de ellas emana haría de canción de cuna?
Como rama invernal temo la próxima tormenta
las canciones que se escancian en mi pecho al tacto del frío
¿Estaré de vuelta cuando dance el sol con la lluvia?,
¿se transformará el desasosiego en asombro ante el arco iris?
No de rocas y árboles inmensos fue el bosque de mi infancia
Fue como cuchilla de hielo ese viaje inesperado:
dialogo de piernas con pantano
mediodías de fascinación oscura:
Mi cabello entre ramas
¿ese tirón al tratar de correr era real?
Diluí el espanto en historias de amor
entre hojas y flores aéreas
Pues tenderme y ser cubierta de musgo
despojaría mis sentidos de argumentos
aunque en el corazón del vértigo ninguno es necesario.
¿Quería ser liquen, lodo tras la lluvia,
caracol entre tierra húmeda
techo coruscante, iridiscente lecho de hojas?
Deseaba olvidar el vértigo
El arañazo de la nada.
Guadalupe Ángeles nació en Pachuca, Hidalgo. Fue directora de la revista Soberbia. Entre sus obras se encuentran Souvenirs (1993), Sobre objetos de madera (1994), Suite de la duda (1995), Devastación (2000), La elección de los fantasmas (2002), Las virtudes esenciales (2005), Raptos (2009) y No es luz, mas enceguece (2023). Ha colaborado en Ágora, El Financiero, El Informador, El Occidental, La Jornada Semanal; en las revistas electrónicas nacionales Al margen y Argos y en las españolas: Babab y Espéculo. Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos 1999 por Devastación. Actualmente radica en Guadalajara.
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