El profe Camilo
Por Heriberto Ramírez
Al salir de la
dirección de la secundaria para dirigirse al salón de clases, siempre cruzaba
una cancha de concreto cargado de cajas, con algo parecido a juguetes en su
interior, usualmente escoltado por alumnos ansiosos en develar su contenido. Ya
en el salón desplegaba sus artilugios para dejarnos boquiabiertos con ese
asombro que la ciencia, en este caso la física, puede producir. Demostrar la
dilatación de los metales, el escape de la electricidad por las puntas, la
refracción de la luz, fueron experimentos luminosos. Para concluir el acto
mágico, lo enlazaba con una simple pero elocuente ecuación.
Así eran las clases
del profe Camilo, pasar del asombro visual a la contundencia matemática. Muchas
generaciones lo recordamos con veneración y agradecimiento, con él dimos
nuestros primeros pasos por los andamios de la ciencia.
Heriberto Ramírez Luján, filósofo mexicano, redacta la lógica
con precisión de cirujano. En sus ensayos y libros de filosofía y también en
sus textos literarios. Sobrio y elegante profesor, el estoicismo es divisa de
su estética. Y de su gran estilo.
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