La columna de Bety
Ese pequeño cristal que
suelen tener ciertas cajas de madera
Por Beatriz Aldana
No cabe duda de que las
relaciones sentimentales deben de tener un sujetador. ¿A qué me refiero con
este término? Básicamente al compromiso moral y espiritual, mucho más allá del
físico, porque es bien sabido que la pasión, o el estado de enamoramiento, tiene
una permanencia máxima de seis meses. Después de ese tiempo, lo ideal es ir
fomentando la solidaridad, la comprensión, el acompañamiento, la confianza,
todo esto junto lleva a una relación con lazos fuertes, como las amarras de los
barcos cuando atracan en algún punto.
De no existir o de no
fomentar estos valores, una relación tiende a ser poco placentera, sobre todo
con ese sentimiento de intranquilidad interna de saber y sentir que la relación
tiene visos invisibles de irse perdiendo poco a poco.
De unos años a la fecha he
ido observando las relaciones sentimentales de varias parejas de amistades
mías, y otras virtuales, y con tristeza observo que todas, sin excepción, han
durado entre los seis meses y el año. Y no más allá. Lo sorprendente es que las
damas de esas relaciones son hermosas, talentosas, productivas; muchas veces he
pensado que dada la facilidad para establecer otras relaciones que brinda este
nuevo método de comunicación digital, permite a cada momento ver nuevas caras y,
¿por qué no decirlo?, el dar el click del like es el preámbulo para establecer
comunicación con nuevas caras.
En fin, hablo a título
personal, por las diferentes circunstancias en las que me he visto envuelta a
últimas fechas, predominando un deterioro en mi salud, que incide totalmente en
todos los aspectos afectivos. Permanente agradezco al Universo y al
Todopoderoso la bendición de que casi al final de mi existencia tuve la fortuna
de haber disfrutado de una relación que ha enriquecido mi caminar por este
sendero, pero también seré agradecida cuando se toque el punto final, porque
considero que jamás se debe sostener con hilos endebles una relación que no
cuenta con esa sujeción mencionada renglones antes. Porque sostenerla a
sabiendas de eso, lo único que genera es una inestabilidad física y emocional
de proporciones incalculables.
Puedo preciarme de que a lo
largo de mi vida, y al haber experimentado al 100 por 100 todo lo expuesto
arriba, me queda la dicha y la satisfacción de que, al haber caducado cada
relación mantenida, se quedó por fortuna un gratísimo recuerdo y una amistad
que perdura y perdurara sin duda alguna hasta el final de mi camino. Segura
estoy de que les veré a través de ese pequeño cristal que suelen tener ciertas
cajas de madera muy bellamente adornadas.
Beatriz Aldana es contadora y siempre ha trabajado en la industria y en corporativos comerciales. Gran lectora, escribe y produce crónicas de video en sus dos blogs de Facebook, además de La columna de Bety en Estilo Mápula.
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