lunes, 21 de junio de 2021

Heriberto Ramírez Luján. La caja de cerillos

 

La caja de cerillos

 

 

Por Heriberto Ramírez Luján

 

 

El eclipse de sol cerca del zenit ya oscurecía el cielo. Las gallinas empezaban a reunieres en sus gallineros. Todos en El Tecolote, la pequeña ranchería donde vivíamos, estaban a la expectativa. Las embarazadas se metieron en los roperos de sus casas. El desconcierto se removía entre mi curiosidad de niño y la tajante prohibición de ver directamente al astro rey. Mi padre me dice –ven, lo veremos de este modo. Sus toscas manos de campesino levantaron la tapa de una caja de cerrillo, esos de La Central, luego le hizo un pequeño orificio en el centro, y con un lápiz rayoneó la base por su parte interior. Luego, hizo pasar la luz por el agujero y ¡oh sorpresa! la imagen del eclipse se proyectó sobre la mancha negra hecha con el lápiz.

Tardé mucho tiempo en darme cuenta de que mi padre me había elaborado en cosa de dos o tres minutos una cámara oscura. Hasta ahora me sigue intrigando saber cómo lo aprendió. Nunca se lo pregunté.

 






Heriberto Ramírez Luján, filósofo mexicano, redacta la lógica con precisión de cirujano. En sus ensayos y libros de filosofía y también en sus textos literarios. Sobrio y elegante profesor, el estoicismo es divisa de su estética. Y de su gran estilo.

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