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Viajo de noche a casa
Por Luis Fernando Rangel
Viajo de noche a casa
y el cielo abierto es más oscuro
que el cielo que veo por la ventana de mi habitación.
Un hombre desconocido conduce
y me cuenta que su esposa ya no lo quiere:
desde hace quién sabe cuántos años
pero la costumbre es más grande.
Ignora los motivos de la noche
y no sabe que ya no volveré a la casa en dónde me
recogió.
Me despedí de una mujer por última vez
y pienso en que Dios me arrojó al mundo
en una noche oscura como esta.
A ella le dejé un reloj puesto
para sentir que le dejaba un pedazo de mi vida
y le di un beso y lloró como lloran los bebés
que recién llegan al mundo.
Viajo a casa de noche, triste.
La poesía es un pretexto
y esto no es un poema de amor.
Esto es más cercano a una pena negra como la negra noche
y como el auto negro que conduce un desconocido.
Ambos compartimos el mismo sentimiento
No hay música en la radio
y después de un rato nadie habla.
Al llegar a casa le pago con un billete roto.
Así es la vida:
todos llevamos el corazón roto en la mano
y un billete roto en la cartera.
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