Némesis
Por María
Elena Cárdenas Méndez
Buenas noches
a todas y a todos. Quiero iniciar agradeciendo al autor de Némesis,
Jorge Villalobos, por invitarme a formar parte de esta mesa; estoy segura de que
esa decisión fue más por la amistad que nos une, que por creer que mis
comentarios sobre su obra tuvieran alguna relevancia literaria.
De igual
manera, quiero agradecer la presencia de cada una y uno de ustedes, porque ‒sin duda‒
su participación contribuye a uno de los propósitos que tuvo el autor para
escribir esta obra, fomentar la lectura y hacer una aportación a la difusión de
la cultura.
La obra que
hoy nos congrega es la primera novela de Jorge Villalobos, un periodista,
diseñador y escritor chihuahuense, gran conocedor de música y un excelente
conversador.
Némesis es una novela corta. Salvo por algunas referencias que invitan a
relacionar cierta época, yo diría que está escrita sin una ubicación temporal
específica, pero es posible decir que se trata de una historia contemporánea, y
que además se desarrolla en cualquier lugar, que también podría ser nuestra
propia ciudad.
Víctor, el
protagonista, es un joven cuya vida queda marcada desde el momento mismo de su
nacimiento. Esto, como pueden advertir, también puede ‒y
de hecho‒ le sucede a prácticamente todo el mundo. Incluso se tiene un
dicho popular al respecto: “Infancia es destino”.
La
particularidad de nuestro protagonista es que, por alguna razón, una diosa
griega que observa su nacimiento decide cobijarlo bajo su manto, estar
pendiente de su vida e incluso influenciar sus decisiones para trazar en algún
momento su proyecto de vida. Al mismo tiempo, nace otro bebé y sus condiciones
llaman la atención de otra diosa, quien decide hacer lo propio, ahora con él.
Esta escena
da origen a las dos tramas que se narran en la novela: la primera tiene que ver
con la vida del protagonista y la segunda ‒pero paralela‒
respecto a la interacción de algunas deidades griegas entre sí, y en relación
con las personas humanas.
En estos
relatos paralelos se describen vidas cotidianas, todas aderezadas por las
pasiones, los anhelos, las confusiones y las certezas que acompañan a cualquier
adolescente o joven durante su vida; también se hace referencia a lo que
hipotéticamente podría caracterizar el quehacer de algunos personajes de la
mitología griega.
Némesis,
antigua diosa griega de la justicia retributiva y Tiké, diosa de la fortuna, de
la suerte, son deidades cuyos afanes y propósitos son narrados en la novela;
las acompañan Láquesis, Átropos, Niké, Cloto, Aracne, el viejo oráculo Tiresias
y demás compañía divina del Olympo.
No sé si lo
relatado en la novela sobre la interacción de las deidades sea posible, pero si
existieron o existen sus equivalentes, esta manera de comportarse con toda
seguridad está cerca de ser factible.
Acompañan a
Víctor en el camino su madre y su padre, sus dos hermanas, Raimundo ‒el
amigo que más le conoce y con quien comparte su secreto‒,
y Lilit, Alicia, Leticia, mujeres que ocupan un lugar en su vida y en su mente,
todas importantes, todas presentes, pero cada quién en un lugar distinto de su
corazón.
¿Acaso esto
no suena a lo más frecuente y cotidiano posible?
En mi
opinión, la médula de la narración y lo que invita a terminar la novela en el
momento mismo en que uno inicia su lectura, es advertir que tenemos cada una de
nosotras y de nosotros algo que ver con esas historias, tanto la que se
desarrolla en el terreno humano, como la que pudiera estar sucediendo en el
terreno de lo desconocido, sea divino o no.
¿Nos hemos
puesto a pensar qué peso tiene el amor en nuestras vidas?
¿Nos hemos
detenido a pensar si la fortuna, si la suerte, influye los rumbos que han
tomado nuestras existencias?
¿Quién es
capaz de decir que ha tenido, tiene y tendrá absoluto control de las decisiones
que ha tomado en la vida? Que el camino que ha andado es producto total y
absoluto de su voluntad, que el azar, la suerte, no han jugado ningún papel.
No sé quién,
pero confieso que yo no podría garantizar nada de ello.
En la novela,
el protagonista Víctor actúa y toma decisiones sin darse cuenta qué peso de
ellas corresponde realmente a su voluntad y qué peso en realidad debería
atribuirse a la fortuna con la que nació. Intermitentemente invoca y reniega de
la suerte; a veces concluye que la mala suerte lo ha perseguido durante toda su
vida; piensa que aquello de lo que carece es producto de la mala fortuna. Lo
paradójico es que nunca se detiene a pensar en lo contrario: que lo que tiene y
ha tenido también han sido producto justamente de la suerte que lo acompaña
desde que la diosa Tiké se fijó en él.
¿Qué es de
Némesis en la novela?
¿A quién
decidió amadrinar, por qué lo hizo y qué relación tiene esa decisión con la
elección de Tiké? Justo de eso trata la novela.
Jorge, a mi
parecer, logró escribir una novela sencilla, que atrapa; escrita en un lenguaje
amable y con un recurso metodológico formidable que le permitió tejer esos
relatos paralelos.
Este autor, además,
es un curioso de la palabra escrita, le apuesta al libro objeto y eso, en estos
tiempos de la digitalización, se agradece.
Les invito a
que lean Némesis, sé que los va a atrapar como me atrapó a mi; sé que
también les puede invitar a pensar en sus propias vidas: ¿acaso el amor y la
fortuna ocupan lugares en mi vida que no había advertido? Eso se lo podrán
preguntar mientras avanzan en la lectura.
Felicidades
al autor. Felicidades, Jorge, y a ustedes muchas gracias por su atención.
Villalobos, Jorge: Némesis. Aldea Global Editores, México, 2021
María Elena Cárdenas Méndez es licenciada en derecho por la Universidad Autónoma de Chihuahua y maestra en derecho constitucional y administrativo por la Universidad Nacional Autónoma de México. Trabajó en la Dirección General de Estudios de Legislación Universitaria y en el Instituto de Investigaciones Jurídicas –ambas instituciones de la UNAM–, así como en la Secretaría de Investigación del Instituto de la Judicatura Federal. Es autora de artículos y reseñas que se han publicado en revistas especializadas en derecho. Ha impartido clases en universidades públicas y privadas de Chihuahua, Chiapas y la Ciudad de México. Actualmente es profesora en la Facultad de Derecho de la UACH.
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