el poema del domingo
Enigma
Por
Alma Rosa Estrada
Yo era una
chiquita y era una mujer. Tenía muchas
alas
alas
y con ellas
volaba siempre alrededor de un sol:
Él.
Él.
¡Cómo
irradiaba luz ese gran sol!
Mi cándida
mirada se extasiaba
y en la
medida en que yo crecía
él también
se estiraba… se agrandaba.
Yo ya no
era una chiquita, era una mujer.
Seguía
siempre atraída por la luz de ese sol. Con
mis alas crecidas continuaba
volando siempre alrededor de él.
mis alas crecidas continuaba
volando siempre alrededor de él.
Yo era su
satélite, él mi eje. Yo, una abeja, y mi flor,
él, mi luz irresistible,
él, mi luz irresistible,
el fin de
mi camino: Él, él, él.
Y cada vez
más cerca le volaba,
ilusionada,
ciega, ansiosa, fiel.
De pronto,
caí en su luz y vi, espantada,
que me había ardido y estaba destrozada.
que me había ardido y estaba destrozada.
Desde la
tierra, inmóvil, amargada, sigo mirando
siempre un sol
siempre un sol
que me
atrae con su luz como un abismo; Es él, él,
él.
él.
Alma Rosa Estrada Comadurán (1929 – 2000) nació en
Guerrero, Chihuahua, y vivió gran parte de su vida en Ciudad Cuauhtémoc.
Estudió curso comercial en el Instituto América de la ciudad de Chihuahua. En
1993 la UACH publicó su primer libro de poemas titulado Una mujer. En el año 2000 se publicó su segundo libro, llamado Tan cerca de la vida. En 2018 se publicó
el tercero: Una mujer tan cerca de la
vida. En Cuauhtémoc durante algún tiempo escribió y publicó crónicas periodísticas en el semanario La voz de Cuauhtémoc. También fue una
magnífica violinista y compositora de canciones.
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