Columna de Acuña
El Epitafio
Por Leoncio Acuña Herrera
Se dice que antes de morir uno debe haber realizado al menos tres cosas: tener un hijo, escribir un libro, plantar un árbol.
A estas alturas del partido he cumplido con dos, pero me sigue atosigando el reto del libro.
Será porque, antes de lanzarme como escritor, he puesto como pretexto que me faltaría leer muchísimo más para escribir algo relativamente bueno. Y sinceramente abundan los malos escritores, no tendría caso aumentar la fila.
¿Podría ser acaso “fue un gran lector”? Para nada, porque es muchísimo más lo que me falta por leer que lo leído.
Luego tampoco podría decir que viajé mucho, porque me falta brincar el charco.
He estado pensando que una posible virtud es que a lo largo de mi vida escolar fui un estudiante bastante aplicado, primeros lugares de primaria a universidad, boletas llenos de dieces. Incluso ahora que me metí a la Maestría.
Pero, veamos con sinceridad: en el Bachilleres 2, en tercer grado, reprobé Cálculo, porque tuve la fatal idea de querer ser ingeniero, solo por una noviecita que quería que me quedara en Chihuahua. No se me dan los números.
Descartado entonces también lo del buen estudiante.
¿Muy inteligente? Pues tengo mis dudas. Mi abuela paterna estudio hasta cuarto de primaria y su inteligencia era clarividente, te veía el alma. Por cierto, Juan José Arreola fue autodidacta. Octavio Paz solo terminó la Prepa.
¿Periodista? No, no muy bueno. En primer lugar porque interrumpí el ejercicio por ingresar al servicio público. Pero para nada destacaría como esos reporteros intrépidos que entrevistan hasta al diablo. Dicen que dijo Julio Scherer que él prefería perder a un amigo que perder una nota. Nunca sería eso en mi caso, preferiría encubrir a un amigo, aunque “perdiera” la nota.
Decir “fue un buen hombre” o “fue maligno”, tampoco, porque he sido de todo un poco, ya se sabe que los blancos y negros no existen, solo la variedad de grises. ¿Fue leal? ¿Fue simpático? ¿Fue feliz? ¿Sufrió demasiado?… Nada, ninguno de esos me aplica por que más bien he sido “pecador estándar”, más común y corriente, más corriente que común.
“Fue de izquierda”, a veces, “de derecha”, también, sí. “De centro”, jamás. Entonces no aplica. ¿Religioso? Para nada, ¿Ateo? No siempre.
En definitiva sonaría mejor “No hizo nada” a “Fue un mediocre”. Sin embargo la primera suena muy nihilista ‒sartreana o de heideggeriana‒ y la segunda exagerada, después de todo tuve una hija que es arquitecta y que es mi gran orgullo. Y sobre todo que aún no llego a los 80 ‒ahora ando casi en los 62‒ y en una de esas escribo el libro.
Por lo pronto concluyo que la mejor opción sería: “Batalló mucho por su Epitafio”, pues a la fecha lo sigo buscando.
P.D. Hay una canción de los Beatles, aunque en realidad es de Lennon, Nowhere man, hombre de ninguna parte. Habla de un hombre que se la pasa pensando mucho sin ir a ninguna parte. “¿No es un poco como tú y yo”? Pues sí.
2 febrero 2024
Leoncio Acuña Herrera, periodista y escritor, es licenciado en ciencias de la comunicación. Ha sido reportero en Novedades de Chihuahua, subdirector editorial de Norte de Chihuahua y jefe de información de El Heraldo de Chihuahua. Actualmente cursa la maestría en periodismo en la UACH.
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