miércoles, 21 de febrero de 2024

El Premio Nacional de Poesía Alicia Acosta 2024. Federico Corral Vallejo

El Premio Nacional de Poesía Alicia Acosta 2024

 

 

Por Federico Corral Vallejo

 

 

El Premio Nacional de Poesía Alicia Acosta surge por dos motivos: El primero y más importante es para rendirle un homenaje póstumo a la poeta chihuahuense Alicia Acosta, quien nació en Parral, Chihuahua, en 1927 y murió en Ciudad de México 2019. Nos legó 13 títulos: 10 de poesía y 3 de narrativa.

En Poesía destacan: Desde el Fondo de mi alma, Alforjas del tiempo, Ventana de infinito, Madrugada sin rostro, A la orilla del milenio, Calendario poético, Vértigo de sombras, El llanto de la luna. Memoria del silencio, En el aliento del aire y Resonancia cósmica del verbo.

En Cuento: La suerte luminosa, Correspondencia y El cajero automático.

Fue la mayor de 4 hermanos, descubrió su amor por la escritura desde joven, a lo que decidió dedicarse la mayor parte de su vida. Con su poemario Alforjas del tiempo obtuvo el Premio del 2° Concurso de Poesía Filipino Hispanoamericano, convocado por el Patronato Cultural Hispanoamericano, A.C. En 1989, con Ventana de infinito, obtuvo el Premio Único de Poesía del 2° Concurso Literario, convocado por los Escritores Oaxaqueños, A.C. en 1990. Publicó su obra desde 1981 hasta 2011. Y fue antologada en México, Grecia, España, Canadá, Argentina y Estados Unidos.

2). El segundo motivo por el que se crea este Premio Nacional de Poesía Alicia Acosta (Para primer libro de poesía) nace por la necesidad de apoyar a los autores inéditos (sin importar su edad) para que publiquen su primer libro de poesía, con el fin de difundir directamente su obra y darle seguimiento a su quehacer literario. La maestra Alicia Acosta fue formadora de varias generaciones de poetas, además de ser mecenas de algunos de sus alumnos, como fue mi caso allá por 1992. Gracias a ella pude ver mi primer poemario publicado, Disfrazado de dolor, arropado con un breve pero profundo prólogo de su autoría, hace ya más de 30 años. Además de ser una autora de gran valía, fue un gran ser humano (de esos de los que están en peligro de extinción). Cabe acotar que la obra de Alicia siempre es referente en mis talleres literarios.

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Sylvia Teresa Manríquez Ochoa, fue la primera galardonada con esta distinción. Su obra El tiempo esperado es un poemario con una madurez retórica que avala cada letra, cada verso, cada estrofa y cada poema con los que el lector se enfrenta. Es como una sonata nocturna que va in crescendo conforme uno se va topado con la lectura de los mismos. Es la lectura la que nos permite notar la musicalidad y la cadencia de la obra de Silvia Teresa, pues más allá del reconocimiento que se la ha otorgado a su obra, la emoción y el sentimiento son quienes le dan fondo y forma, armonía y estética al poemario entero. En cada página se devela la máxima de Madame Staël que dice: «La primera condición para escribir es una forma de sentir viva y fuerte». He ahí la catarsis a la que nos enfrenta esta poeta sonorense.

            La catarsis que se revela en El tiempo esperado es la ausencia de un padre amoroso y cómplice de las andanzas de esta poeta, que se enfrenta a la orfandad utilizando un campo semántico árido y desértico como su lugar de nacimiento. No cabe duda que los versos siempre traicionan al poeta y le sacan además de la lengua, sus trapitos al sol.

            De pronto como si juagara a las escondidas se asoma una que otra lágrima que van limpiando los recovecos del alma de Manríquez, como dijera John Vance Cheney: “El alma no tendría arco iris, si los ojos no tuvieran lágrimas”. Es por ello que las páginas de El tiempo esperado van dejando rastros en nuestra memoria para regresar una y otra vez a su lectura cuando la nostalgia nos abraza, así como en Hansel y Gretel, que regresan a casa gracias al camino de piedras luminosas. Sirva este símil para regresar a la lectura de la obra de Silvia Teresa, quien nos ha dejado camino sembrado de letras.

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Mariana Estolano Rubio es nuestra segunda poeta laureada con su obra La eternidad en un segundo cuyo registro poético es un soplo infinito en forma de clepsidra. Su tono literario posee una gran fuerza con la que abraza a la palabra y la estrecha con milésimas de segundos agigantando así el fondo de cada poema de los que conforman el libro. En alguna página de Alforjas del tiempo, de Alicia Acosta, nos encontraremos el verso que dice “El alma no necesita muletas para caminar” característica que poseen los poemas de La eternidad en un segundo, donde cada palabra carga en su significado el peso de la imagen y la metáfora.

Platón solía decir que “todo el mundo es poeta si está enamorado, que la poesía es una locura divina que nos nubla la vida con los latidos del amor”… y efectivamente, el tono amoroso se vislumbra en los versos de Mariana, quien nos hace sentir que para ella le escritura es una necesidad fisiológica, como comer o dormir.

En el plano retórico, podemos apreciar que su trabajo literario paso a paso se va alejando del palabrerío imberbe para convertirse en metáfora fluida que habrá de germinar en el corazón del posible lector.

La eternidad en un segundo nos convida de un sonido silencioso que va envolviendo el alma con ese tipo de silencios que nos hace desandar lo andado y permite observar y comprender que una poeta como Mariana es como cualquier mujer que trabaja el poema con el sudor de su frente y que tiene hambre y sueño como cualquier otra. Tengamos presente que la poesía es una trampa ornamental del lenguaje, pero al mismo tiempo es la esencia de la vida, respiramos poesía, comemos poesía, pues la verdadera poesía no se escribe, se huele, se palpa, se ve… está dentro de nosotros, aunque no lo percibamos. La eternidad en un segundo es la sombra de nuestro espíritu y llama de nuestra alma.

 

 

 

Federico Corral Vallejo. Nació en Parral, Chihuahua. Escribe poesía, ensayo, novela, crítica y canciones. Tiene publicados más de 40 libros, entre las más destacados: En poesía: Vomitar mi muerte. En ensayo: Carlos Montemayor: Finisterra será mi voz para siempre. En cuento: Mujer de humo. En canciones: A capella 440 y en novela: El otro Federico, más allá de la ficción. Posee: Premio Nacional Carlos Pellicer para obra publicada 2002. Premio Programa de Publicaciones 2004 del Instituto Chihuahuense de la Cultura con el libro de ensayo Principios de sensibilidad; Premio AFEMIL-Brasil-hispanoamericano de literatura 2006, por su novela Cartografía de una casa, Minas Gerais de Belo Horizonte, Brasil. Premio Nacional de Poesía XXXIX Juegos Florales de San Juan del Río, Querétaro, 2009 por su obra: Los verdaderos ángeles no tienen alas. Dirige Tintanueva Ediciones desde 1997 a la fecha. Su trabajo poético ha sido traducido al inglés, francés y portugués. Publicado en EUA, Canadá, Brasil, Argentina, Perú, Cuba, España, Puerto Rico, Bolivia y México.

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