miércoles, 12 de noviembre de 2025

El Nobel


 

El Nobel

 

Por Marco Benavides

 

Desde hace 120 años, el Premio Nobel representa la distinción más prestigiosa del mundo en campos fundamentales para el desarrollo de la humanidad. Lo que comenzó como el deseo testamentario de un inventor sueco se ha convertido en un reconocimiento global para sus laureados en la cima de la historia.

Todo inició con una paradoja histórica. Alfred Nobel, inventor de la dinamita, decidió que su fortuna se destinara a premiar a quienes "durante el año precedente hayan conferido el mayor beneficio a la humanidad". Su testamento, redactado en 1895, estableció que los intereses de su capital se repartieran anualmente en cinco categorías: Física, Química, Fisiología o Medicina, Literatura y Paz.

El 10 de diciembre de 1901, en Estocolmo y Oslo, se entregaron los primeros galardones. Aquel día marcó el nacimiento de una institución que trascendería generaciones. Décadas más tarde, en 1969, el banco central sueco añadiría un sexto premio: el Sveriges Riksbank en Ciencias Económicas, aunque este no formaba parte del testamento original de Nobel.

La credibilidad del Premio Nobel descansa en su meticuloso proceso de nominación y selección. Miles de personalidades del ámbito académico y científico son invitadas anualmente a proponer candidatos. Los comités especializados examinan exhaustivamente cada propuesta, y las deliberaciones permanecen confidenciales durante 50 años, protegiendo así la integridad del proceso.

Este rigor ha permitido que el Premio mantenga su prestigio, incluso cuando algunas decisiones han generado controversia. La opacidad del proceso, lejos de restarle valor, refuerza la percepción de imparcialidad.

Más de un siglo después de su creación, el Premio Nobel sigue cumpliendo la visión de Alfred Nobel: Reconocer aquellos esfuerzos que benefician a la humanidad. Desde los avances en medicina que salvan millones de vidas hasta las obras literarias que nos ayudan a comprender nuestra condición humana, pasando por los tratados de paz que evitan guerras, el Nobel continúa siendo el reconocimiento supremo a la excelencia.

En una era dominada por la inteligencia artificial y la biotecnología, donde los descubrimientos médicos avanzan a velocidad vertiginosa, el Premio Nobel mantiene su relevancia como árbitro de lo trascendente. El nombre de cada laureado nos recuerda que detrás de cada medalla hay historias de perseverancia, genialidad y, sobre todo, el deseo humano de hacer del mundo un lugar mejor.

 

Dr. Marco Benavides, 5 noviembre 2025.

 


Marco Vinicio Benavides Sánchez es médico cirujano y partero por la Universidad Autónoma de Chihuahua; título en cirugía general por la Universidad Autónoma de Coahuila; entrenamiento clínico en servicio en trasplante de órganos y tejidos en la Universität Innsbruck, el Hospital Universitario en Austria, y en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Ha trabajado en el Instituto Mexicano del Seguro Social como médico general, cirujano general y cirujano de trasplante, y también fue jefe del Departamento de Cirugía General, coordinador clínico y subdirector médico. Actualmente jubilado por años de servicio. Autor y coautor de artículos médicos en trasplante renal e inmunosupresión. Experiencia académica como profesor de cirugía en la Universidad Autónoma de Chihuahua; profesor de anatomía y fisiología en la Universidad de Durango. Actualmente, investiga sobre inteligencia artificial en medicina. Es autor y editor de la revista web Med Multilingua.

lunes, 10 de noviembre de 2025

A toda

 


La columna de Bety

A toda

 

Por Beatriz Aldana

 

Recuerdo aquella revista de mis años jóvenes de Yolanda Vargas Dulché. En alguna de sus tantas historietas hubo esta frase que decía así: Manque no haiga amor, que haiga deseo. Y ciertamente.

Hace no mucho tiempo conversaba con una de mis amigas, por supuesto a la que más confianza le tengo. Le manifestaba cómo iba cambiando paulatinamente mi relación sentimental: Al principio la idealice, le di un profundo toque romántico, una admiración en grado superlativo, pero, a medida que esta se fue haciendo costumbrista y cotidiana, nunca por mi parte sino por la otra parte, comprendí en toda su dimensión que mi dedicación y esfuerzo por mantener esa magia maravillosa era totalmente en vano.

Por supuesto que asimilarlo y entenderlo tuvo su dosis de tristeza y duelo, pero soy de esas personas consentidas del fracaso en las relaciones sentimentales, dada mi escasa tolerancia a ciertas cuestiones de pareja, que son tan variadas que sería ocioso mencionar cada una de ellas.

Pues bien, retomo mi plática con mi casi hermana, porque es mi gran gran amiga: Surgió la cita de Yolanda Vargas Dulché en la conversación a raíz de que ella notaba en mis publicaciones escritas cierta tristeza, dolor, y una pérdida de la ilusión, amén de las fotografías de mi persona, en las cuales a pesar de la sonrisa ella percibía ese dejo de melancolía en mi mirada.

Y sí, es cierto, tuve un buen tiempo de duelo al percibir claramente que mi relación estaba tomando un giro se puede decir de 180 grados pero en reversa, observando detalle tras detalle, hasta llegar a la conclusión de tomar como, se dice coloquialmente, agarrando al toro por los cuernos.

Porque antes de esto yo solía dar espacios de tiempo para oxigenar la relación, supuestamente para recomenzar Pero no. Estoo es cosa de dos, no es unilateral, como yo acostumbraba hacerlo, siempre con ese deseo interno de darle magia o devolverle magia a lo que poco a poco se fue perdiendo. Fueron acumulándose todos esos detalles que veladamente sugerían o querían decir:

―Mira, Beatriz, para mí esta relación es como todas las anteriores, no le veo nada especial. Yo no idealizo. Tomo las cosas de esta manera: Es lo que hay. Y tú, Beatriz, eres una mujer muy intensa, todo lo haces con absoluta pasión y ciertamente todo lo haces bien tú, ser muy buena es tu virtud, tal como lo cuenta la canción de Juan Gabriel.

Bueno. Para continuar con lo de la plática con mi amiga, le revelé lo siguiente:

―Mire Oli, mi gran rival es un aparatito con teclado y pantalla, o sea, un teléfono móvil. También un aparatote con teclado y pantalla o sea, una computadora. Y el más grande rival, como dijese mi propio hijo: Es que él es un escritor, mami.

Y efectivamente: Me cayó el veinte.

Sin juzgar, y sin el afán de crítica, es muy difícil establecer una comunicación espiritual, interna, de corazón, de almas, con alguien que su primordial interés son las letras, tanto las que están en su cerebro como las que captan sus ojos en pantalla o en papel.

Pero hay algo adicional, hay un gusto por ir ensanchando el círculo, o más bien dicho, un gusto por conocer gente nueva. Y por supuesto que esto conlleva riesgos. ¿Cuáles? Pues los normales, sin tener que enumerarlos, y dada mi aguda percepción los voy detectando.

Por fortuna, y gracias a mi continua autocrítica de un día y el otro también, me veo en una novedosa situación de relación que nunca antes había tenido, porque siempre fui pareja de algún caballero, pero casi de 24/7, o sea constante, sin intervalos, y mucho menos con la libertad que tengo ahora con esta llamada relación, que en mi yo interno la llamo más bien como una entrañable amistad, dada la extrema cordialidad, excelente convivencia, acuerdos que se respetan, espacios que también se respetan, y sobre todo la libertad de hacer cada cual lo que más le gusta sin siquiera solicitar un permiso, tan solo la atención y educación de avisar. Mira, tal día tengo este compromiso, tal día tengo esta reunión, tal día tengo esta fiesta, tal día me gusta ir a tal lugar, pero yo sola, sin ti.

Así que, analizando todo esto plasmado en letras, se llega a la siguiente conclusión: Ya la magia se extinguió, y decir magia es una conjunción de muchísimas cosas bellas en una relación romántica. Pero en una relación que se fue haciendo amistosa y libre solo queda un calificativo: Qatm.

Quien sepa traducir por las iniciales sabe muy bien a qué me estoy refiriendo.

 


Beatriz Aldana es contadora y siempre ha trabajado en la industria y en corporativos comerciales. Gran lectora, escribe y produce crónicas de video en sus dos blogs de Facebook, además de La columna de Bety en Estilo Mápula.

Celorio, Premio Cervantes 2025

 


Celorio, Premio Cervantes 2025

 

Por Daniel Salinas Basave

 

El siete es número cabalístico y Gonzalo Celorio es el séptimo mexicano en ganar el Premio Cervantes. El último había sido Fernando del Paso hace diez años. Dos años antes lo ganó Poniatowska. José Emilio Pacheco y Sergio Pitol lo ganaron en 2009 y 2005 respectivamente. En el Siglo XX solo lo ganaron Octavio Paz y Carlos Fuentes.

Celorio es, creo yo, el más discreto de los siete. Es también al que menos he leído, aunque siempre me ha causado buena impresión y me ha inspirado respeto. Sin conocerlo personalmente, me da la sensación de ser alguien serio, trabajador, honesto, ajeno a poses y grandilocuencias. Me gusta cómo escribe sobre sus libros y autores favoritos y reparo en que su formación como lector se parece mucho a la mía.

Vaya, ya casi nadie menciona Demian de Hesse como uno de los libros de su vida.

El Cervantes lo han ganado unos cuantos monstruos sagrados. Digamos que compartir palmarés con Borges, Bioy, Carpentier, Sabato, Onetti y Vargas Llosa no son enchiladas. Tal vez Gonzalo Celorio no sea el escritor mexicano más mediático y leído, pero su carrera es sólida y constante.

Ojalá en un futuro no lejano lo ganaran Juan Villoro y Enrique Serna, que son a mi juicio los dos compatriotas que más lo merecen.

 


Daniel Salinas Basave es licenciado en derecho, periodista y escritor. Ha colaborado en EsquireGatopardoMilenio Replicante, entre otras publicaciones. Trabajó como reportero en El Norte de Monterrey y en Frontera, de Tijuana. Actualmente tiene espacios editoriales semanales en Semanario InfoBajaSuplemento Cultural PalabraSíntesis tv y San Diego Red. Es Premio Estatal de Literatura Baja California 2010 por Réquiem por Gutenberg. Premio Bellas Artes de Ensayo Literario Malcolm Lowry 2014 por Cartografías de Nostromo. Relatos de espías, embajadores y embusteros. Premio Gilberto Owen de Literatura 2015, en la categoría de cuento, por Días de whisky malo. Premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas 2015 por El lobo en su horaLa frontera narrativa de Federico Campbell. Ganador del Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2015, en el género de ensayo, por el trabajo titulado Bajo la luz de una estrella muerta.

domingo, 9 de noviembre de 2025

Otro laberinto

 


Otro laberinto

 

Por Raúl Romero

 

A veces no es uno

sino el laberinto

quien no sabe salir.

 

Y ahí se queda

ramificando huellas

donde no existe camino.

 

Saciado de sed

marchita en sombra

su destino.

 

Raúl Romero 13/11/09 Argentina Derechos Reservados



Raúl Romero, poeta argentino. Estudió en M.M. de Guemes. Se graduó en 1984. Trabajó como Management en Hospital Borda.

viernes, 7 de noviembre de 2025

Ponencia


 

Ponencia

 

Por Guadalupe Ángeles

 

Abrir y cerrar la puerta del pasado. Como si se pudiera. Como si llenarse de vergüenza fuera imposible. No lo es. Creí que sí. Me causaba gracia hacerme la chistosa. Mi amiga profesora seguramente no me creyó capaz de tanto. No quiero ni saber qué habrá comentado con sus colegas, supongo que mi estilo en el vestir, entre esos comentarios, no fue el más importante, aunque yo qué culpa tengo de ser de naturaleza jocosa y jipi, lo siento, lo traigo en la sangre.

Escribo desde la Secundaria, fue allá, en esas aulas, donde cientos de niños ingresábamos a una extraña madurez sin mucho sentido, atorados entre la más franca irresponsabilidad y una pulsión cada vez más intensa de convertirnos en personas independientes.

Fue allá, donde el futbol era de verdad impresionante, contemplado por las chicas que fuimos, admiradas de esa necesidad de establecer cada equipo su fuerza ante nuestras miradas que se detenían en el ensortijado cabello de ese niño que lo único que tenía de especial era su sonrisa, cuando quizá él deseaba ser visto por su desempeño en el deporte.

En fin, fue allá, en aquellas aulas donde mi querida maestra de Español me quitó un pequeño espejo de mano en el que observaba con una atención casi científica cómo cambiaba el color de mis ojos al contacto con la luz del sol.

No supo que al llevarme al conocimiento de la escritura también encontré ahí una manera de verme; así que tratar de saber de mí a través de lo escrito, me ha funcionado bien, al menos eso creo. Tengo muy poco temor de ser franca, mucho menos que otras personas que conozco, no sé si debérselo a la literatura o a un rasgo de mi carácter.

He pensado siempre que todos creemos ser modelos de comportamiento, así lo imaginamos, firmemente. Que nadie nos venga a decir que no somos los mejores en lo que hacemos. Acaso una mirada que duda, pero nunca la nuestra sobre nuestros propios haceres. ¿Autocrítica? Eso, supongo, es igual que un caballo con alas o con un cuerno en la frente.

En fin, esa certeza, de lo buen personaje que puedo ser de mi propia historia, me llevó al atrevimiento de presentar un texto en primera persona al Congreso en el que se rendía homenaje a una de las dos grandes escritoras de mi Patria. Aunque, claro, tuve a bien aderezarlo con los conocimientos recientemente adquiridos en mi paso por aquella dependencia del gobierno en la que era pan de cada día toparnos con delitos de reciente cuño, entre otros: violencia familiar, violencia vicaria, delitos contra la dignidad de las personas, violación a la intimidad sexual, y un cúmulo de otras yerbas que me dieron, según yo, nuevas luces para entender el fenómeno que llevó a la escritora homenajeada a vivir en el exilio durante muchos muchos años.

De modo que me lancé a comunicar ese novísimo punto de vista en un breve escrito salpicado también con un guiño un tanto ridículo y banal, de no ser porque resultó una catástrofe, un pensamiento –según yo chusco—hecho realidad.

Ningún hombre en el poder –o sus subalternos– tiene sentido del humor. Lo comprobé y desde acá (¿podría llamarse exilio también esta larga “vacación” en el jacal maloliente desde el que pergeño esta especie de crónica sin sentido?)

Pero vamos por partes. Viajé a aquella ciudad del sur muy quitada de la pena y muy contenta con mi par de cuartillas en las que sugería que la historia vivida entre la escritora de marras y el más egregio de los literatos de aquella época no fue un idilio, sino un caso en el que las autoridades debieron haber procedido, solo que entonces aquellos delitos todavía no habían sido tipificados como tales, por lo que no hubo denuncia, aunque sí un escándalo de proporciones lo suficientemente elefantiásicas para que pudiera ser cierto el chiste final de mi “ponencia”, aunque ocurrió de forma no tan descarada.

Recuerdo haber terminado la lectura de mi intervención en aquel congreso tan serio (ni tanto, una ponente habló de los gatos de la escritora) con un chiste de lo más bobo. Los oyentes quedaron mudos, no sé si espantados o solo incrédulos ante semejante desfile de despropósitos.

Por la tarde me fui a comer sola (misteriosamente me hicieron el vacío mi amiga profesora y sus colegas), y al salir del centro comercial de aquella bella ciudad, mientras cruzaba el estacionamiento, sentí que me tomaban de un brazo con brusquedad, al tiempo de cubrirme (alguien, no sé quién) la cabeza con un trapo rasposo. Claro que grité, pero una mano puso sobre la tela que me cubría, a la altura de mi boca, un líquido de olor desagradable y perdí la conciencia.

Llevo en este jacal varios días, apenas un poco de agua me han dado. Recuperé la conciencia, nadie habló conmigo, un anciano sin decir palabra entra por la puerta de madera roñosa, deja un jarro de agua sin siquiera mirarme, ignora mis preguntas, ni las lágrimas verdaderas ni las súplicas falsas sirven para que al menos me vea de soslayo.

Hoy, entró una señora muy correcta y me dio pluma y papel, con voz suave y gran seriedad, dijo: “Veamos si escribes algo ahora que te saque de aquí. Ya habrás entendido que tu porquería esa, el bodrio que leíste en el congreso te trajo a este hotel de lujo”. 

 

No sé cuántas horas han pasado desde que terminé de escribir este apunte desvencijado. No sé si volverá la mujer correcta. La única certeza que tengo es la de no volver a contar ningún chiste en toda mi vida.

 


Guadalupe Ángeles nació en Pachuca, Hidalgo. Fue directora de la revista Soberbia. Entre sus obras se encuentran Souvenirs (1993), Sobre objetos de madera (1994), Suite de la duda (1995), Devastación (2000), La elección de los fantasmas (2002), Las virtudes esenciales (2005) y Raptos (2009). Ha colaborado en ÁgoraEl FinancieroEl InformadorEl OccidentalLa Jornada Semanal; en las revistas electrónicas nacionales Al margen y Argos y en las españolas: Babab y EspéculoPremio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos 1999 por Devastación.

jueves, 6 de noviembre de 2025

Mamdani

 


Mamdani

 

Por José Luis Muñoz

 

Nueva York, noviembre 2025. He visitado Nueva York una docena de veces desde 1977, y, ciertamente, nunca es la misma, aunque conserve su esencia de gran metrópoli vanguardista. Siempre que regreso a Manhattan, que es lo que realmente visito, tiene algo nuevo, renovado. Del resto de la gran urbe prácticamente me abstengo, como también me he abstenido de visitarla más allá de unas cuantas ocasiones y de paso por los aeropuertos.

Pero hoy, este día, verdaderamente parece otra.

La gente parece transitar con una sonrisa entre burlona y satisfecha, y como destilando un extraño gusto en su siempre apresurado caminar. Se respira un aire distinto, una mezcla de sensaciones y emociones que no me caben en una bocanada. Hay que aspirarlas una y otra vez para tratar de entenderlas.

Desde anoche parece que se ha liberado una combinación de euforia sorpresiva con sólida certeza. No es para menos. Por primera vez en la historia de esta que es considerada la capital histórica y mundial del capitalismo, ganó las elecciones para alcalde un socialista, que, por si fuera poco, es nacido en Uganda y musulmán, algo para muchos impensable en la ciudad que sufrió los ataques a las Torres Gémelas, el mayor atentado terrorista atribuido a musulmanes en la historia de los Estados Unidos.

También será el alcalde más joven en más de un siglo, con solo 34 años. Pero, ante todo, Zohran Mamdani es un abierto opositor a Donald Trump.

Euforia sorpresiva porque aquí se dio un claro diferendo entre clases sociales. Los más ricos de la ciudad votaron por el candidato republicano Curtis Sliwa, que en total alcanzó apenas un siete por ciento. Mamdani se alzó con el triunfo con cerca del 54 por ciento del total de los votos.

El Bronx fue uno de los bastiones decisivos para Mamdani. Allí logró una ventaja de doce puntos, en gran parte gracias al respaldo de los votantes afroamericanos y latinos. Muy significativo es también que la contienda enfrentó a dos demócratas, pues tanto Mamdani como Andrew Cuomo, quien quedó en segundo lugar con más de 30 por ciento de los sufragios, militan en ese partido.

Mamdani se impuso en las internas rebasando sorpresivamente a Cuomo, quien optó por postularse como candidato independiente. También, porque el resultado para los republicanos fue humillante, al ser desplazados hasta el fondo, con la menor votación de todos los tiempos en esta ciudad. 

Sólida certeza. El discurso de Mamdani reveló sincronía con un hartazgo social contra las políticas de Trump y la carestía que ha convertido a la metrópoli en una de las más caras del mundo, con precios verdaderamente obscenos. Por ejemplo, ayer pagamos 106 dólares por dos hamburguesas y cuatro cervezas en un restaurante X, y ni hablar del costo de los alquileres de apartamentos.

Mamdani propuso congelar las rentas, transporte público gratuito, la creación de 200 mil unidades de vivienda asequible, una sustancial mejora en los servicios públicos e impuestos más altos para los más ricos.

Además, Mamdani es un entusiasta defensor de las leyes de las Ciudades Santuario que acogen y protegen a inmigrantes indocumentados, que, como todos sabemos, han sido blanco predilecto de Trump.

Muy relevante que Mamdani se haya impuesto a Andrew Cuomo, gobernador de Nueva York de 2011 a 2021, de gran tradición y arraigo en el Partido Demócrata, que estuvo casado con Marry Kennedy, hija del senador Edward Kennedy, e hijo del también gobernador de Nueva York, Mario Cuomo.

Antes de los comicios, Trump expresó su apoyo al demócrata Cuomo y amenazó  con congelar los fondos federales a la ciudad de Nueva York si triunfaba Mamdani, algo desde todo ángulo absolutamente ilegal.

Zohran Mamdani logró  encarnar en un tiempo récord tanto la esperanza de un cambio en los Estados Unidos de Donald Trump, asi como la impugnación del poder establecido de su partido.

Barack Obama aplaudió y celebró el triunfo de Mamdani y expresó que cuándo los demócratas identifican las aspiraciones populares tienen asegurada la victoria. Obama y Mamdani hablaron por teléfono anoche, apenas cerraron los colegios electorales.

Trump, fiel a su estilo, atribuyó la victoria demócrata, que no fue solo en Nueva York sino también en el Estado de Virginia, donde la demócrata Abigail Spanberger arrebató la gubernatura a los republicanos, a que él no estuvo en la boleta.

Fue sin duda un vano intento de desligarse de la derrota, algo imposible porque su nombre y sus políticas estuvieron omnipresentes en el discurso de las campañas. La también demócrata Milkie  Sherril ganó el vecino estado de Nueva Jersey.

Abigail Spanberger, quien será la primera mujer en gobernar su estado, ganó con una campaña que enfatizó los temas económicos y capitalizó el cierre del gobierno, responsabilizando a Trump en un estado con miles y miles de empleados federales, una estrategia que podría servir como modelo para otros demócratas en las elecciones legislativas del próximo año, cuando intentarán romper el control republicano en Washington y ganar terreno en las legislaturas estatales.

El nuevo alcalde neoyorquino, primero con raíces familiares sudasiáticas de los 110 que ha tenido la ciudad, realizó una campaña fulgurante, apoyada en un dominio fuera de lo común del lenguaje de las redes sociales, que volvió a demostrar en el momento del triunfo.

Bastaron 45 minutos para que los principales medios estadounidenses, incluyendo a la agencia Associated Press, le dieran la victoria después de que los colegios electorales cerraran a las 21.00 horas, y entonces su cuenta en X lanzó un sencillo vídeo de 10 segundos. En él se ve el interior de uno esos inconfundibles vagones del metro de la ciudad y un cartel de la estación de City Hall. Una voz anuncia a los viajeros: “La próxima y última parada es el Ayuntamiento”.

Ya veremos si sus propuestas, que en lo particular confieso que me parecen de tinte populista, funcionan y sirven para erosionar y combatir al trumpismo y la profunda amenaza que significa para la democracia y la respetabilidad del mundo hoy  vivimos.

José Luis Muñoz, 5 noviembre 2025

 


José Luis Muñoz, escritor, reportero y editor, fue director de los periódicos El Heraldo de Chihuahua y El Fronterizo de Ciudad Juárez. Actualmente dirige su empresa de consultoría y agencia de noticias.

martes, 4 de noviembre de 2025

La Literatura de los años ochenta en el estado de Chihuahua

 


La Literatura de los años ochenta en el estado de Chihuahua

 

Por favor, los nombres que falten me los van diciendo.

 

1.        Micaela Solís

2.        Luly Uribe

3.        Lourdes Carrillo

4.        Guadalupe Guerrero

5.        Adriana Candia

6.        Guadalupe Salas

7.        Rosario Sanmiguel

8.        Ana Belinda Ames Russek

9.        Lety Santiesteban

10.      Margarita Muñoz

11.      Florencia Rodríguez

12.      Gabriela Borunda

13.      Alejandra Meza

14.      Dolores Guadarrama

15.      Dolores Dorantes

16.      Alejandra Hernández Figueroa

17.      Edna Ojeda

18.      Hortensia Cárdenas

19.      Enrique Servín

20.      Jorge Humberto Chávez

21.      Mario Lugo

22.      Miguel Ángel Díaz de León

23.      Rubén Mejía

24.      José Manuel García García

25.      Raúl Sánchez Trillo

26.      Juan Pablo Santana

27.      Héctor Jaramillo

28.      Héctor Contreras

29.      Carmen Julia Holguín

30.      Lilvia Soto

31.      Alma Rosa Estrada

32.      Raúl Manríquez

33.      Alfredo Espinosa

34.      Andrés Espinosa

35.      Juan Marcelino Ruiz

36.      José Luis Domínguez

37.      Margarita Etchechury

38.      Mario Arras

39.      Martha Estela Torres Torres

40.      Alejandro Carrejo Candia

41. Elvira Catalina

42. Reyna Armendáriz

43. Gonzalo García Terrazas

44. Pilo Galindo

45. Héctor Varela Unive

46. José Luis Muñoz

47. Carlos Gallegos

48. Daniel Torres Jáquez

49. Jaime García Chávez

50. Heriberto Ramírez

51. César Santiesteban

52. Jesús Ramírez

53. Erbey Mendoza

53. Iram Evangelista

55. Enrique Macín

56. Ernesto Visconti

57. Sara Contreras

58. José Antonio García Pérez

58. Linda Flores

59. Luis Nava

60. Esteban Gasson

61. Gaspar Gumaro Orozco

62. José Fuentes Mares

63. Mario Arras

64. Alfredo Jacob

65. Lourdes Garza Quesada

66. Lulú Pérez Carreón

67. Alejandro Caro

67. Rogelio Treviño

68. Sally Ochoa

69. Ricardo Morales

70. Willivaldo Delgadillo

71. Lilly Blake

72. Víctor Bartoli

73. Ricardo Aguilar Molonzón

74. Remigio Córdova

75. Gabriel Ortiz

76. Jorge Benavides Lee

77. Josefina María Cendejas

78. Víctor Orozco

79. Jesús Vargas

80. Zacarías Márquez Terrazas

81. Rubén Beltrán Acosta

82. Alejandra Hernández Figueroa

83. JChM

84. María Celina del Rayo Nava Cano

85. Georgina Nava

86. Beatriz Aldana

87. Margarita Aguilar

88. Margarita Muñoz

89. Luis Urías

90. Rubén Nevárez

91. Ivette Royval

92. Guadalupe Salas

93. Gabriel Borunda

94. Lety Santiesteban

95. Federico Márquez

96. Eduardo Moye

97. Fernando Suárez Estrada

98. Alma Rosa Estrada

99. Escárcega

100. Fernando Chávez Amaya

101. Ana María Jiménez

102. Candelario Barrios

103. Rafael Ávila

104. Minerva Armendáriz

105. Ramón Olvera Cobos

105. Ramón Armendáriz

106. Ramón Antonio Armendáriz

107. Óscar Viramontes



Jesús Chávez Marín es editor de Estilo Mápula revista de literatura

Acudí al Cementerio el domingo 2 de noviembre, por ser Día de Muertos


La columna de Bety

Acudí al Cementerio el domingo 2 de noviembre, por ser Día de Muertos

 

Por Beatriz Aldana

 

Acudí al Cementerio el domingo 2 de noviembre, por ser Día de Muertos. Antes siempre lo hacía acompañada de mi hijo David, pero ya van 18 años en que lo hago sola, como en la canción de Marisela: Sola con mi soledad. Ya estando ahí dentro del Panteón de Dolores me percaté en toda su dimensión, de que en el fondo de mí, en lo más recóndito de mi ser, existe eso: Esa sensación de soledad, y recordé las palabras de mi vecino y amigo de la infancia, Pepe Bonilla, allá en la Colonia Obrera, quien me vio visitando a mi hermana que ahí vive.

De eso hace poco tiempo. Se acercó a saludarme. Después del beso y el abrazo, me dijo:

Creo que soy de las pocas personas que perciben esa tristeza y profunda soledad que se adivina en tu mirada; tus ojitos siempre están al borde de las lágrimas, así te recuerdo y así permaneces.

Y es verdad. Convivo con múltiples personas, estoy integrada a muchos ambientes de todo tipo; los más, de diversión, y otros culturales, así como religiosos. Me precio de tener amistades sinceras a las cuales estimo con todo mi corazón, tengo una persona a la que quiero. Pero. Extrañamente, aunque conviva con todos ellos, permanece en mí esa sensación de soledad, de estar con ellos y a la vez verme a mí misma sola.

Así como el número uno de alguien, pues no.

Cualquier persona que me mire expresaría esto: Pues no parece que estés sola, siempre se te mira alegre, sonriente. Pues sí, pero.

Alguna vez leí una publicación que decía: "Entre más sonrías y rías, más estás tratando de ocultar la tristeza".

Hay una personita, especial para mí, que tuvo a bien hace un corto tiempo decirme cinco rarezas de mi modo de ser. Haciendo un análisis y una introspeccion de ello, le concedí la razón, y hasta admiré su percepción tan aguda. Eso fue precisamente el detonante para dar en el clavo de por qué muy en mi yo interno siempre me siento totalmente sola, aunque esté rodeada de tres o de mil personas. Tal vez, y sin culpar al destino, que me privó de mi madre a una edad crucial para mí, sea esa la causa de esa triste sensación de soledad en compañía.

Un especialista, un psicólogo, me diría tal vez esto:

―No Bety, no es soledad. Es una enorme inseguridad y una gran desconfianza de entregar tus sentimientos y tu ser a cualquier otra persona. Y es por el hecho de haber perdido a tan temprana edad a quien te sujetaba de su mano y te abría sus brazos para darte seguridad. No es soledad, es un miedo profundo de volver a perder lo más querido de tu vida: tu señora madre.

Pues sí, más claro ni el agua.

 


Beatriz Aldana es contadora y siempre ha trabajado en la industria y en corporativos comerciales. Gran lectora, escribe y produce crónicas de video en sus dos blogs de Facebook, además de La columna de Bety en Estilo Mápula.