miércoles, 12 de febrero de 2025

La nueva inteligencia

 

Gráfica. Diseño de Marco Benavides

La nueva inteligencia

 

Por Marco Benavides

 

Vivimos en una era donde la inteligencia artificial ha dejado de ser una simple herramienta para convertirse en un fenómeno que transforma la naturaleza misma del pensamiento humano. Lo que en un principio se concibió como un medio para mejorar la productividad y el acceso a la información, ahora redefine la manera en que interactuamos, aprendemos y decidimos.

En un mundo interconectado, la IA ha irrumpido en los dispositivos de millones de personas, ofreciendo respuestas instantáneas y ejecutando tareas con una facilidad sin precedentes. Esta inteligencia sin rostro ni identidad corporativa definida ha comenzado a moldear el pensamiento colectivo, al punto de que cada vez más individuos confían en sus respuestas sin cuestionarlas. Su capacidad para sostener conversaciones de manera fluida la hace indistinguible, en muchos casos, de una interacción con otro ser humano.

Este fenómeno ha cambiado la forma en que procesamos la información. Antes, la construcción del conocimiento requería esfuerzo y criterio; ahora, la inmediatez ha desplazado el análisis crítico, generando una creciente dependencia de la IA. Esto plantea la duda de si la humanidad está evolucionando hacia una inteligencia ampliada por la tecnología o si, por el contrario, está cediendo su autonomía intelectual a los algoritmos.

La accesibilidad y el bajo costo de estos modelos han democratizado el acceso a la información, permitiendo que cualquier persona los utilice sin restricciones. Sin embargo, esta popularidad ha suscitado preocupaciones. Investigaciones han demostrado que, si bien estos sistemas pueden ofrecer respuestas precisas, en muchas ocasiones fallan de manera alarmante. La validación de datos y el pensamiento crítico han quedado relegados a un segundo plano, pues la confianza en estas inteligencias ha llevado a que sus respuestas se asuman como verdades absolutas.

Más preocupante aún es la posible influencia de la programación en la construcción de narrativas. Algunos análisis han detectado patrones que reflejan ciertos sesgos, sugiriendo que la IA no solo responde, sino que también puede influir en la percepción del mundo. Esto representa un dilema ético crucial: ¿hasta qué punto el contenido generado por la IA está moldeando opiniones, creencias y comportamientos? ¿Está reemplazando las guías morales tradicionales y hasta la capacidad de discernimiento propia de cada individuo?

Si cualquier duda se puede resolver con un dispositivo en la bolsa del pantalón, ¿acaso sigue siendo necesario el conocimiento? La facilidad de obtener respuestas con un solo clic disminuye la motivación para aprender, investigar y reflexionar. La curiosidad humana, que históricamente ha impulsado el avance de la civilización, podría verse afectada al volverse innecesaria la dedicación al estudio. ¿Nos estamos volviendo dependientes de la IA al punto de olvidar cómo confiar en nuestra propia capacidad de razonamiento? ¿Disminuye nuestro esfuerzo por comprender el mundo por nosotros mismos?

El impacto de esta evolución no se limita al ámbito individual; ha generado un efecto dominó en la industria tecnológica y en la sociedad. Empresas de software y fabricantes de chips han tenido que replantear sus estrategias ante el auge de modelos cada vez más avanzados. La competencia ha acelerado el desarrollo de nuevas inteligencias, impulsando innovaciones que, a su vez, refuerzan la transformación del comportamiento humano. Millones de personas buscan, como en una nueva fiebre del oro, la máquina que lo sabe todo y que nos exime del trabajo más fundamental: pensar.

Los usuarios enfrentan un dilema constante. ¿Le preguntamos a las inteligencias artificiales solo hechos y datos, o hemos llegado al punto de pedirles opiniones sobre dilemas complejos, delegando nuestra capacidad de opinar? No podemos ignorar que, aunque estas herramientas son convenientes y eficientes, también tienen limitaciones. La falta de precisión y la posibilidad de sesgos plantean una encrucijada: ¿hasta qué punto es prudente depender de una inteligencia artificial que puede no ser del todo objetiva?

La expansión de la IA redefine lo que significa pensar. Ya no se trata solo de acumular conocimientos, sino de cómo se accede a ellos y se confía en su veracidad. ¿Importa el origen de la información? ¿Quién la produce y con qué intención? En este nuevo paradigma, la inteligencia humana se fusiona con la tecnología, creando una simbiosis que puede potenciar nuestras capacidades o amenazar nuestra independencia cognitiva. Dejar en manos de una máquina el discernimiento entre verdad e ilusión podría ser el mayor riesgo de esta involución intelectual.

A medida que avanzamos en esta dirección, surge una pregunta fundamental: ¿estamos usando una inteligencia artificial que nos complementa o nos estamos convirtiendo en una inteligencia colectiva gobernada por algoritmos? La respuesta definirá el futuro de nuestra relación con la tecnología y el papel que desempeñamos en este mundo automatizado. Al final, el verdadero desafío será el ser capaces de darnos cuenta de que hemos apagado la luz natural del pensamiento, para seguir los “sabios” consejos de las máquinas. Solo el tiempo lo dirá.

 

11 febrero 2025

 

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drbenavides@medmultilingua.com

 


Marco Vinicio Benavides Sánchez es médico cirujano y partero por la Universidad Autónoma de Chihuahua; título en cirugía general por la Universidad Autónoma de Coahuila; entrenamiento clínico en servicio en trasplante de órganos y tejidos en la Universität Innsbruck, el Hospital Universitario en Austria, y en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Ha trabajado en el Instituto Mexicano del Seguro Social como médico general, cirujano general y cirujano de trasplante, y también fue jefe del Departamento de Cirugía General, coordinador clínico y subdirector médico. Actualmente jubilado por años de servicio. Autor y coautor de artículos médicos en trasplante renal e inmunosupresión. Experiencia académica como profesor de cirugía en la Universidad Autónoma de Chihuahua; profesor de anatomía y fisiología en la Universidad de Durango. Actualmente, investiga sobre inteligencia artificial en medicina. Es autor y editor de la revista web Med Multilingua.

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