Los
viernes, Elko
Fabiola
Por
Elko Omar Vázquez Erosa
Mi
amigo Isidro Portillo me invitó a un rancho con sus hermanos y una amiga
de su familia, Fabiola, una muchacha rubia, de ojos azules, delgada y que usaba
el pelo corto.
Estábamos
en la Universidad, yo acababa de romper con mi novia Mónica, quien también era
rubia, pero esa es otra historia. Lo cierto es que yo no me sentía con muchas
ganas de andar de paseo, pero Isidro insistió:
—Compadre,
ya quítese esa tristeza, Fabiola es güerita como le gustan, y
bien dicen que un clavo saca a otro clavo —me insistió Isidro.
Durante
el camino al rancho Fabiola, quien viajaba con las hermanas de Isidro a bordo
de una camioneta que iba por delante de nosotros me coqueteaba, se reía, se
tapaba la cara: era maravilloso.
Una
vez en el rancho todos nos metimos a bañar a una acequia o arroyo artificial,
en una tinaja o lagunilla que se formaba a la sombra de varios álamos, donde
estuvimos nadando y jugando muy animados.
Muy
sonrientes Fabiola y yo nos agarramos de las manos y estuvimos
platicando de nuestras vidas, así que quedamos en salir juntos una vez que
regresáramos a la ciudad de Chihuahua.
Días
después fui a visitarla y le dejé una carta, que me agradeció muy efusivamente
pues decía que era la más bonita que le habían escrito nunca.
Por
fin llegó el anhelado día de nuestra primera cita y se me ocurrió llevarla a un
café esotérico al aire libre, que se ubicaba en un mirador desde el que se veía
toda la ciudad. El café estaba decorado con unos monigotes vestidos de oropel,
con máscaras venecianas, además de que unos brujos te leían las cartas, los
caracoles, las runas o la mano.
Para
mi mala suerte se soltó mucho aire y uno de los monigotes fue a dar contra
nuestra mesa; Fabiola, que seguramente era supersticiosa, lo habrá considerado
de mal augurio y gritó que ya se quería ir. La llevé a casa de Isidro, donde se
hospedaba.
Días
después los Portillo me invitaron a una fiesta donde me encontré a Fabiola,
quien muy alegremente me anunció que ya tenía novio.
El
noviete vestía de vaquero mientras que yo era rocker; Isidro me llamó
aparte y estuvimos tomando cerveza un buen rato.
De
pronto mi genio malo, un demonio con trompa de marrano, se me apareció mientras
en una mano sostenía un cerveza, en la otra un cigarrillo y con la cola una
máscara de carnaval veneciano:
—Elko,
muchacho, ¿vas a dejar que el ranchero ése te baje a la chica por culpa del
monigote con la máscara de carnaval?
—Bueno,
pues Fabiola ya hizo su elección.
—¡Naaah!
¡Te está dando celos, menso! ¡Éste es el mejor momento para demostrar de
qué están hechos los rockers! ¿De qué te sirve esa chamarra de piel? ¿Qué diría
Lemmy Kilmister si te viera?
Sus
razones me parecieron excelentes así que me acerqué al novio de Fabiola y
le dije, refiriéndome a su sombrero cowboy:
—¿Y
ese gorro? ¿En qué bote de basura te lo encontraste?
El
tipo se molestó, me quiso enfrentar, pero sus amigos lo agarraron mientras le
aconsejaban:
—¡Dile
que lo compraste! ¡Dile que lo compraste!
—¡Gorrudo!
¡Chero monta perros! ¡Ni rancho tienes! ¡Eres puro farol!
Una
muchacha medio chinita me sacó de la fiesta tomándome del brazo y una
vez afuera, en unas bancas, me dijo que me calmara, que Fabiola era así y que
no había que tomársela muy en serio.
Me
acarició el cabello y comenzamos a besarnos, pero luego de unos minutos se
levantó y salió corriendo.
Consideré
prudente irme de la fiesta porque ya había armado un follón de esos que
pertenecen a los tiempos heroicos, como decir a la Edad Media de mi vida. Hoy
por hoy Ratón es un tipo moderno y se porta bonito.
Al
día siguiente me habló Isidro:
—Oye,
¿por qué andas besando a mi prima de 15 años?
—¿De
quince años, dices! ¡Uf!, ya estábamos enfiestados y ella andaba muy
maquillada, no sabía ni que tuviera 15 años ni que fuera tu prima, lo siento.
—Bueno
—dijo Isidro, muy conforme— “pos” de noche todos los gatos son pardos.
—¿Verdad
que sí, compadre?
—No,
“pos” sí.
Elko Omar Vázquez Erosa nació en 1974. Estudió ciencias de la información en la Universidad Autónoma de Chihuahua. Fue reportero en El Heraldo de Chihuahua y en Televisa. Ha publicado novelas y libros de poemas, entre ellos El refugio y Signos de agua. En una entrevista, le dijo a una hermosa periodista: “No he hecho nada importante con mi vida. Solo escribir poemas”. Es el director fundador de la revista Voluptuosidad es la palabra | Blog de literatura, humor y poesía
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