Constelación de cuentos
Por Daniel Salinas Basave
En la parte más alta del librero central he
puesto a convivir volúmenes de cuentos completos de autores diversos. Ahí, en
amasijos de 500 o hasta de mil páginas, yacen todos los relatos creados (o
publicados) en una vida. Pienso entonces en los arcos de los periodos
creativos. Creo que entre los periodos creativos más extensos están el de Juan
Carlos Onetti y el de Rubem Fonseca. Onetti debutó en 1933 con Avenida de Mayo ‒Diagonal Norte‒ Avenida de Mayo, y se despide 60 años
después con El último viernes, publicado de manera póstuma en 1994.
Fonseca debutó en 1963 con Los prisioneros y se despidió en 2019 con Carne
cruda a los 95 años, y en plena forma. Envidio su condición física
escritural.
El arco creativo de Borges es de casi medio
siglo. Podemos marcar el comienzo con las ucronías de Historia universal de
la infamia de 1935 y el cierre con La memoria de Shakespeare de
1983.
Clarice Lispector debutó con El triunfo
publicado en mayo de 1940 y se despidió con La bella y la bestia o La
herida demasiado grande y Un día menos, publicados incompletos de
manera póstuma en 1977.
En el caso de Gabo, su primer cuento
publicado es La tercera resignación de 1947 y el último es El avión
de la bella durmiente de 1982 (publicado doce años después en los Doce
cuentos peregrinos), aunque habrá quien diga que es En agosto nos vemos,
vendido como novela corta y publicado contra su voluntad por sus herederos.
Me llama la atención el caso de Poe, sobre
todo por la brevedad de su periodo creativo, que fue de unos cinco años, aunque
sus mejores cuentos fueron escritos entre 1843 y 1845. Menos de un lustro para
una obra descomunal. En sus últimos
cuatro años de vida ya casi no publicó. El periodo creativo coincide de manera
casi exacta con el periodo más fértil de Gógol que escribió El capote, Avenida
Nevsky y La nariz en esos mismos años (siempre me han llamado la
atención las vidas paralelas de Gógol y Poe, nacidos ambos en 1809, con
erupciones creativas a principios de los 40 y muertos inmersos en delirios con
tres años de diferencia en medio, pero esa es otra historia).
El caso de Rulfo es similar. Los cuentos de El
llano en llamas (que para el caso son sus cuentos completos) fueron
escritos entre 1945 y 1952.
Los periodos de fertilidad creativa son un
misterio. Yo mismo no puedo explicarlos. Perdón por inmiscuirme en la
conversación y meter mi cuchara de manera tan burda. Yo publiqué cuatro libros
de cuentos entre 2013 y 2018. Salvo por algunos relatos de Daxdalia, que
fueron escritos en la adolescencia y recuperados, el resto de los cuentos
fueron escritos todos en la segunda década de los dos miles, siendo el periodo
más fértil el que va del 14 al 17. En el 20, recién iniciada la pandemia, tuve
una breve erupción creativa que derivó en algunos cuentos pandémicos nunca
publicados y después me limité a garabatear sueños en mis cuadernos, y así
hasta la fecha. No me pregunten por qué, pues carezco de respuesta.
Posdata. Si tuviera que elegir un único libro
para llevarme a esa mentada isla desierta a donde algún día seré exiliado, sin
duda elegiría una compilación, ya sea La antología de la literatura
fantástica, El cuento hispanoamericano o Los cuentos de una vida
de Pitol. Pero si tuviera que elegir la obra de un solo cuentista, creo que
elegiría Borges o Poe.
Daniel Salinas Basave es licenciado en derecho, periodista y escritor. Ha colaborado en Esquire, Gatopardo, Milenio y Replicante, entre otras publicaciones. Trabajó como reportero en El Norte de Monterrey y en Frontera, de Tijuana. Actualmente tiene espacios editoriales semanales en Semanario InfoBaja, Suplemento Cultural Palabra, Síntesis tv y San Diego Red. Es Premio Estatal de Literatura Baja California 2010 por Réquiem por Gutenberg. Premio Bellas Artes de Ensayo Literario Malcolm Lowry 2014 por Cartografías de Nostromo. Relatos de espías, embajadores y embusteros. Premio Gilberto Owen de Literatura 2015, en la categoría de cuento, por Días de whisky malo. Premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas 2015 por El lobo en su hora. La frontera narrativa de Federico Campbell. Ganador del Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2015, en el género de ensayo, por el trabajo titulado Bajo la luz de una estrella muerta.
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