La libertad
de los feos
Por Larizza
Arvizo
Que pena
me dan los guapos, esa gente
cuyos rostros agraciados, cuerpos perfectos, se contonean y
mueven sobre la tierra.
Pobres de ellos.
Son dignos
de lástima; sin esfuerzo lo obtienen todo. Los
empleos. La ropa. El sexo. La
escuela. El dinero. Todo es fácil para ellos.
Sus vidas no
conocen el esfuerzo ni la desdicha.
Hasta que su imagen se acaba.
Vivieron
dependiendo de ella, les daba alimento. Los mantenía en este mundo lleno de competencia,
rivales duros capaces de arrebatar lo que quieren.
Pero la
belleza no es eterna. Cuando la pierden,
al caer en desgracia; comienzan a vivir: es ahora cuando los
empleos se dificultan y entonces son ellos quienes nos envidian a los feos.
Añoran lo
que por vanidad se negaron antes.
Pensará
usted que lo digo por envidia, pues en la calle ni los barrenderos me miran. Pero se equivoca. Qué puedo envidiar a
alguien que sufre acosos diarios en la
oficina, en el metro, en la combi o en el Vivebús. Alguien que puede ser víctima de trata o de secuestro.
No. Es mejor
ser feo. Mañanas, tardes y noches puedo caminar con libertad por la calle sin
temer una violación, un mal momento por la rechifla de los albañiles. Puedo llegar a un lugar sin que el
encargado mire mi escote o me sonría como imbécil, me tartamudee. Caminar por la ciudad deportiva
sin que un conductor con cara de perro en celo me observe.
Puedo contar
con muchas amigas sin que ninguna se ponga celosa.
Si no fuera así,
tendría que tragarme mis penas sin tener a quien confiarle, sin contar con
alguien que no piense solo en llevarme a la cama, cosas que los bonitos no tienen.
A ellos les
falta amistad sincera.
Y por si les
quedara duda de por qué envidiar a los feos, en una invasión marciana créanme
que lo guapo sale sobrando.
Así que por las mañanas, cuando se vea usted en el espejo y vea
lo feo que es. Siéntase orgulloso de la libertad que tiene.
En este relato Larizza cuenta peripecias de los bonitos en el metro y en el Vivebús, donde a todo mundo se le ocurre mirar con insistencia escotes y paquetes.
ResponderEliminar