Desierto:
luz
Por Luis César
Santiesteban
El sol que
incendia los cuerpos
la luz que dispersa las mentes
es el desierto que envuelve
las cosas de orfandad prístina,
es la presencia pura de la ausencia.
El sol del desierto es una luz que ciega,
que aparta los objetos de nuestra vista
para dejar a su paso un hálito de ausencia.
La luna magnificente del desierto,
alternancia y contrapunto del sol
en su tenue titilar
nos devuelve los objetos sustraídos por la luz.
La tarde es el remanso del desierto,
el espacio se puebla jubiloso.
la luz que dispersa las mentes
es el desierto que envuelve
las cosas de orfandad prístina,
es la presencia pura de la ausencia.
El sol del desierto es una luz que ciega,
que aparta los objetos de nuestra vista
para dejar a su paso un hálito de ausencia.
La luna magnificente del desierto,
alternancia y contrapunto del sol
en su tenue titilar
nos devuelve los objetos sustraídos por la luz.
La tarde es el remanso del desierto,
el espacio se puebla jubiloso.
En los años ochentas del siglo pasado, el filósofo Luis César Santiesteban publicaba aforismos y traducciones del francés en la revista Azar. Nos prometió que en Estilo Mápula continuará sacando sus textos literarios.
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