Cine
Lasc. Humanidad y globos de papel
Por
Esteban Lascano
Humanidad y globos de papel, 1937. Trata de una vecindad
en el Japón del siglo XVIII. Un samurái se suicida, ahorcándose. Llega la
policía a investigar y bloquea la salida, regaña al casero por admitir
inquilinos sin referencias. Unos comentan que era una deshonra haberse
suicidado así, que debió hacerse el harakiri. Entonces a Shinza, un peluquero,
se le ocurre hacer un velatorio al samurái, y lo comenta con el casero.
Pide
al restaurante numerosas botellas de sake y pescado. En el velatorio uno se
pone a bailar al son de instrumentos de percusión y cuerdas, hacen toda una
timba en vez de un velatorio. Al día siguiente, el alcalde, Yatagoro, y sus hombres,
se enteran de lo ocurrido y van a buscar a Shinza para darle una paliza. Pero
este se esconde en la casa del señor Unno, un samurái sin maestría, pobre, y su
esposa. Ambos hacían globos de papel.
Había
un ciego a quien Gen, un vecino, siempre le robaba cosas, como su pipa o comida,
pero el ciego era inteligente y no se dejaba engañar. Siempre hallaba la forma
de recuperar sus cosas.
El
señor Unno busca al samurái Mori, porque el padre de Unno había sido amigo suyo
y le ayudo a llegar a ser lo que era a Mori. Lo encuentra: le pide que le lea
una carta que su padre le había dejado. Él le dice que es un hombre ocupado y
que lo espere. Unno decide esperar en la residencia de Mori, mientras este atiende
a otro samurái y a su hijo.
El
padre quería casar al hijo con la hermana de Chuschi, el dueño de una casa de
empeños, la señorita Okoma. Ambos eran hijos de Mori. Mori al principio como
que no estaba del todo convencido. Mori manda a que echen de su casa a Unno, y
lo echan y le dan una paliza los hombres de Yatagoro. En eso se topan con
Shinza, a quien también dan una paliza, y lo llevan ante Yatagoro, quien lo
regaña duramente.
Pero
Shinza no aprende la lección; al día siguiente organiza un juego de apuestas
con los vecinos, y los hombres de Yatagoro lo vuelven a llevar ante él. Esta
vez no le dan una paliza, porque dicen que no valía la pena.
Unno
a la mañana siguiente va a la casa de Mori, quien no lo recibe a través de su
guardia, le cierran la puerta, pero al regresar él le dice a su esposa que le
fue bien. Shinza va a la casa de empeños de Chuschi, el hermano de Okoma, para
empeñar sus bienes de peluquería, pero él no los acepta, diciendo que no tenían
valor.
Después
hay un festival a donde va todo mundo, que dura poco porque una inicia una
fuerte lluvia. Entonces la señorita Okoma espera bajo un techo a su hermano,
que va por un paraguas, y en ese tiempo Shinza, secuestra a la señorita Okoma y
la esconde en la casa de Unno. Alli ambos conviven un tiempo solos, porque su
esposa había ido a visitar a su hermana.
Entonces
Yatagoro va con Shinza, y le ofrece cinco ryos para que la devuelva, pues ya se
había comprometido con el hijo del samurái, pero Shinza dice que solo devolverá
a Okoma si su padre va y se lo suplica. Entonces Yatagoro le da 50 ryos al
casero, y este le dice que devuelva a Okoma, y accede. Sacan a Okoma de la casa
del señor Unno, y la devuelven a su hermano.
Para
celebrar que se había restablecido la paz, Shinza ofrece que vayan todos al
restaurante a tomar sake, e invitan incluso a Unno, que no tomaba.
Por
la humillación que había sufrido, Yatagoro, a través de otro hombre, lo obliga
a pelear contra el en un puente. Shinza se ve obligado a ir y empiezan a
pelear.
A
la mañana siguiente, no se revela quien ganó la pelea, pero la señorita Okoma,
al creer que iba a casarse con el hijo de un samurái, o con Shinza, y habiendo
convivido con Unno, se suicida con un cuchillo Unno, al saber que no volveria a
ver a la señorita Okoma, se suicida también.
Esteban Lascano estudia preparatoria en el Centro Educativo
Patria; desde 2015 es un gran aficionado al cine y en Estilo Mápula es autor de la columna Cine Lasc.
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