martes, 16 de abril de 2019

Federico Corral Vallejo. La minificción como periplo de referencia


Tintanueva
ESCAPE EN TRES TIEMPOS
La minificción como periplo de referencia


Por Federico Corral Vallejo


Escape en tres tiempos, de Sylvia Manríquez, pareciera ser su ópera prima; sin embargo, antecede a esta obra un minilibro llamado Mujer en piezas con dos ediciones hasta el momento, editado por el maestro Esteban Domínguez en la editorial Minilibros de Sonora, obra que sin duda respalda y da pie a un nuevo soplo narrativo titulado Escape en tres tiempos, en el cual la autora sonorense nos demuestra que ha crecido, que el alimento diario de la lectura le ha dado una nueva estatura intelectual y literaria, asimismo la formación adquirida en los talleres literarios de este su mapamundi literario.
         Si partimos de que todos los seres humanos podemos ser narradores, –pues créanme, todos, absolutamente todos, tenemos la capacidad de contar o narrar historias de cómo nos fue en la escuela o en el trabajo– es entonces aplaudible que, a través del tiempo, la constancia y el tesón, Sylvia Teresa nos dé una muestra fehaciente de su quehacer literario.
         Por medio del género de la minificción, Sylvia aborda sus textos breves, cuyas lanzas están más que afiladas y disparan directo al corazón, cuya flecha certera nos hace relampaguear por un momento mayormente lúdico, irónico o en su defecto metaficcional o híbrido, pues más allá de la técnica, la emoción de la autora salvaguarda el resultado final de sus creaciones; la mayoría con ese dejo de final sorpresa y en su concreción casi perfecta.
Solo como dato histórico, según aborda Lauro Zavala en su obra La ficción ultracorta y Literatura posmoderna: “La minificción surgió a principios del siglo XX y sus raíces se encuentran en las vanguardias. Fue hasta las dos últimas décadas del mismo siglo, gracias a los estudios introductorios sobre el tema, que se le valoró como género autónomo y posmoderno”. Y como dicta el adagio: “Si lo breve bueno, dos veces bueno”. Es aquí donde hay que estacionar la pluma de la crítica y “…darle al César lo que es del César”. Por lo tanto, hay que resurgir de la tinta y externar que estamos ante un cúmulo de minificciones de muy buena manufactura, que todo cuanto se lea páginas adentro va más allá de una reflexión teórica, pues la realidad vívida se antepone a la retórica, ya en cada minificción puedes estar tú, él, ella, yo, nosotros y ustedes. Es por ello que Escape en tres tiempos cobra vida e importancia, gracias a la contundencia de su brevedad.
Aún y cuando la minificción desde hace años no es novedad, seguro estoy de que los alcances de su lectura rebasarán los espacios estipulados. Pues hoy por hoy, este género es el más apetecible dentro de los campos trashumantes de la casi nula lectura en México. La magia que los rodea es parecida a la del haikú. La síntesis, la emoción y la magia de despertar la capacidad de asombro en el lector es indudable.
Alfonso Reyes Dice en su Tomo XIV: De la experiencia literaria que: “De tanto leer se termina por escribir”, y este es el caso. Recuerdo a Sylvia Teresa Manríquez allá por el 2007 en el Encuentro Bajo el asedio de los signos, en Ciudad Obregón, donde perspicaz, sigilosa y con temor, se acercaba a los autores participantes, a los cuales además de entrevistar, siempre los cuestionaba entre líneas como queriendo aprender a navegar en el mar de las letras y vaya que logró… paso a paso de manera lenta, pero firme. Al menos es así como la visualizo hoy que nos entrega en este libro 22 universos paralelos, que en la brevedad de los mismos se agigantan en la profundidad y en la noción narrativa, donde la tensión de cada historia nos sorprende al término de cada una de ellas.
Debo acotar que la intensidad de un cuento es un ejercicio obligado dentro del canon estilístico del género, amén de la fuerza interior con que el suceso se reproduce ante los cinco sentidos. Pareciera entonces que Manríquez escribiera historias cotidianas, dentro de los umbrales que nos propicia la vida per se, pues su enjambre de vocablos desde que inicia, hasta que termina –insisto–nos despierta la capacidad de asombro. Con su lenguaje coloquial, tiende un puente para que la lectura y la comprensión de cada historia sea de un solo tirón.
Horacio de Quiroga afirmaba que: “Quien nace cuentista, nace con la obligación de poner su don al servicio y que su única posibilidad es la creación desde la seriedad de forma natural y constante, pues escribir es una tarea seria y además de hermosa, comprometida…” a lo que sumo que la narrativa es un arte difícil que tiene como premio, en sí, su propia realización.
Sea entonces bienvenido al difícil mundo de la literatura mexicana este nuevo hijo de papel y tinta Escape en tres tiempos de Sylvia Teresa Manríquez, no sin olvidar las siguientes palabras de Juan Boch quien acota en su ensayo Apuntes sobre el arte de escribir cuentos: “Cuento quiere decir llevar la cuenta de un suceso”. Sentencia que la autora aludida tiene completamente aprendida y lo demuestra a lo largo y ancho de este volumen en cuentos como: Dolores, El globo, El ciempiés, Silencio, El plan B, Seducción y La fosa, entre otros.
Enhorabuena, querida Sylvia Teresa Manríquez, por este sueño hecho realidad; por lo tanto, su compromiso con la literatura es un hecho contundente en el cual no habrá que reparar en sufrimiento que este conlleva sino en las satisfacciones que se dan por añadidura. Felicidades.

Mtro. Federico Corral Vallejo
Ciudad de México, 7 de abril de 2019.

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