los martes
Cuarto para la luna,
de FICF
Por Andrés Espinosa Becerra
Al inicio el bello título de un libro. Se trata, para mí, del primer libro
que leo de Flora Isela Chacón Flores. Es un encuentro muy grato, la experiencia
de leer un libro, en este caso, un buen libro.
Su primera invitación es discernir acerca de la impresión y el juego que
ofrece el título. Elaboré varias, aunque también invito a los lectores a que
propongan las suyas, todas serán válidas.
Cuarto para la luna nos ubica en un espacio,
un momento incierto, iluminado con una luz leve, tan leve, iluminada e incierta
como lo es caminar en la noche al cuarto para la luna. Prodigio de escritura,
declarada desde el título, antes de la primera página.
Instalado en esa primera página, me asomo, y veo: poderosa escritura,
formal, educada, pero no excedida. Libre. Cuarto para la luna declara su
libertad desde un primer momento. Inicia un caminar por las calles que la luna
inventa.
En esas calles aparecen las estratagemas inmediatamente. Son lo sorpresivo,
el descubrimiento vuelto palabra, el peso de los sentimientos tradicionales, el
amor y el desamor. Estamos en ruta al Cuarto
para la luna.
Rápidamente aparecen una a una esas estratagemas, una de las primeras, en
donde se juntan la palabra y la imagen creada: “le aventó unas palabras en
inglés”, (p. 17), y llega aún temprano a una de sus primeras joyas: “Miedo” que
reúne varias intenciones estéticas y hasta indica un tempo musical.
Y digo, yo les llamaría cuentos, no me importa su extensión, por tal como
son tienen ficción, movimiento, derroche de imaginación y tempo musical.
Abruptamente, como debe ser, aparece un dramatismo refinado, muy lejano de
la Vargas Dulché.
En momentos iniciales había descubierto el libro, como cuando se descubre
una familia de conejitos bajar por la colina. Lo vi, me percaté de su andar en una
resolución formidable, ya no tan solo sorpresiva. Finales en donde pueden darse
dos golpes emocionales a la vez.
Emocionante. Pero a esas horas, descubro algo lamentable. No es mi
costumbre vituperar. Pero la lectura gozosa la impide un mal empastado, la
imprenta o el editor o sabrá quién, permitió que saliera así. No es justo
Como siempre, eso debe quedar de lado, es mejor continuar comentando acerca
de esos finales de cuento donde siempre está la sorpresa, y esta puede ser
irónica, meditativa, dramática, incluso trágica. Tales son los vuelos hacia al
Cuarto para la luna.
Por supuesto que vive en este libro la habilidad para describir escenas
eróticas, también con finales llenos de esa alegre ironía. Y ese erotismo no solo
es sutil, sino lleno de ese misterio que trasciende, dicho en palabras llanas.
No puedo pasar por alto algo que no son solo preferencias, sino mi gusto
por lo estético. En el libro hay ejemplos, muchos. Menciono “Inspiración” (p. 49),
el cual está cabroncísimo, y resulta que hay que cerrar el libro para pensar en
lo leído.
Para el lector que le disguste el tema del desamor, pierde con esta autora,
ya que lo maneja con destreza, tal vez con experiencia de vida, por supuesto,
pero aquí hay un espejo para contemplar y pensar con deleite. Para ello está
“Acupuntura” (p. 99).
Además, digo yo, a libre albedrío, me parece que Cuarto para la luna es cuasi poesía, tiene una estrecha intimidad
con esa región sagrada.
Me encanta que en esta lectura permanece la sabia ironía, la postura
femenina ante el supuesto amor, el final de cuento inesperado, y la revelación
de la mujer ya no literaria, sino real, humana.
No acostumbro auxiliarme con citas, pero esta es necesaria, por
contundente:
Siempre hay alguien hablando (p. 119).
“…muchas veces me sorprendo contestando preguntas que al instante parecen
historias de otra gente como parte de una película cuyo guion no termina de
escribirse, porque cuando tomo consciencia, el momento se ha ido.
Siempre hay alguien hablando en mi cabeza, pero nunca logro descifrar si es
el futuro o ahí viene alguien más…”
Cuarto para la luna es poesía.
Chacón
Flores, Flora Isela: Cuarto para la luna. Editores Uach, México, 2019.
Andrés Espinosa Becerra. Enero 2022
Andrés Espinosa Becerra, Córdoba, Veracruz. Sus libros son: Quinteto para un pretérito, en coautoría con otros autores, Los días que no duermen, Una casa con silencio y patio, El silencio del gato. Actualmente textos suyos aparecen en la revista electrónica Estilo Mápula.
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