viernes, 28 de enero de 2022

Fragmentación. Jaime Chavira Ornelas

Foto Pedro Chacón

Fragmentación

 

 

Por Jaime Chavira Ornelas

 

 

Es intrigante lo que ocurre afuera, son las tres am y veo por la ventana cómo dos siluetas se mueven a un ritmo extraño, parecen dos pájaros gigantes danzando con movimientos quiebra huesos. Ellos no saben que los observo, pues tengo la luz apagada del cuarto. Uno de ellos es de color purpura y el otro rojo marrón.

La calle está bien iluminada, envuelta en la típica sensación de la madrugada, esa que emana de los cuerpos dormidos y soñando. Se puede percibir el mundo inverosímil de los sueños. Ellos se hablan con signos no gramaticales que salen rítmicamente de las bocas, los ojos cruzan miradas con luces de color azul tenue, se abrazan, se miman como enseñando amor fraterno, como diciendo una y mil cosas en sus actos. De pronto caen al suelo enredados en un abrazo de compasión y tristeza. Puedo percibir la melancolía y al mismo tiempo el gozo. Son como todo el pueblo en ellos dos, la humanidad irradiando perdón y aceptación. Estando en el suelo aparece un tercero de gran tamaño, de color doradas y blanco, el cual los envuelve y desaparecen en el cielo oscuro.

Me quedo mirando por la ventana sin saber qué hacer o pensar. Lentamente me pongo de pie, temblando de pies a cabeza. Siento cada cabello, cada hueso, cada poro. Respiro y puedo sentir el oxígeno en la sangre. Mis latidos son los mismos latidos de la tierra, las siluetas aún están dentro de mi danzando y hablando ese extraño lenguaje, sus manos salen de mis manos y puedo sentir sus intensos colores dentro de mí.

Pierdo la noción del tiempo, ya no sé si es de día o de noche pues todo lo veo y lo siento aluzado, la ventana se ve pequeña y la calle muy primitiva con sus casitas y arbolitos. Salgo al jardín y todo tiene vida propia, desde las piedras hasta la reja.

Me vi vestido de harapos y con hambre, soy un migrante pidiendo asilo, soy todas las mujeres maltratadas y asesinadas, los soldados abatidos entre el fango, los empleados explotados, las parejas gritándose e insultándose, los huérfanos, los ancianos abandonados, soy todas las razas y los credos, soy el conocimiento y la ignorancia, soy el último de los últimos y el primero de nadie, el universo en su pequeño espacio y tiempo. Me veo caer entre la yerba y el árbol de naranjo se ve majestuoso desde aquí abajo, me quedo descansando bajo su espléndida presencia.

Soy una hoja de naranjo y estoy a punto de volar, el viento sopla y me desprendo de la rama. En el suelo está el anciano que vive en la casa y azorado está viendo no sé qué, en el cielo. El viento me lleva y aterrizo entre la yerba y me cobija, me siento libre y lista para integrarme en la fragmentación, el viejo sigue tirado en la yerba y observa detenidamente a un par de pajarillos que se abrazan tiernamente en una rama del naranjo. Hoy será un día raro.

       

                                   



Jaime Chavira Ornelas es un sobreviviente de la desintegración familiar; estudió comunicación y manejo de negocios en el Colegio Comunitario de Maricopa en Phx. Az USA; tiene diplomados en exportación, importación y manejo de aranceles por Bancomext, también varios cursos de inteligencia emocional y lingüística. Trabajo para empresas a nivel gerencial. Actualmente es pensionado por el IMSS. Escribe cuentos cortos y poemas ácidos.

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